Publicado el 2015-11-29 In Francisco - Mensaje, Iglesia - Francisco - Movimientos

El presidente de Kenia pide oración al Papa

EL PAPA FRANCISCO EN ÁFRICA, por Sarah-Leah Pimentel •

El papa Francisco aterrizó en Nairobi, Kenia, el 25 de noviembre en la primera escala de su viaje al África, visita pastoral que también incluirá Uganda y la República Centroafricana.

Poco después de llegar a Nairobi, el papa Francisco se reunió con el Presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta y otros líderes políticos.

Kenyatta: “Le pido sus oraciones”

El presidente de Kenia, que es católico, comenzó por pedirle al pontífice que orara por él en su objetivo por luchar contra la corrupción dentro de su propio gobierno. El periódico keniano, Daily Nation, informó que Kenyatta dijo: “En el corazón de cada keniano, sabemos que debemos ganar esta guerra y recae en mí la responsabilidad de conducirla y, Santo Padre, le pido sus oraciones mientras libramos esta guerra”.

El presidente de Kenia también elogió el papel que desempeñó la Iglesia Católica en cuanto a educación y atención sanitaria, diciendo que “a través de sus diócesis, en Kenia, la iglesia es el más grande proveedor no estatal de asistencia sanitaria con casi 500 unidades de atención de salud y más de 50 orfanatos y programas comunitarios para niños vulnerables.” También hay 5.000 escuelas católicas, cinco institutos y una Universidad en Kenia. El presidente dijo que él también había sido educado en una escuela católica.

El papa Francisco agradeció a Kenyatta por sus “amables palabras en nombre del pueblo keniano” y habló sobre cómo Kenia es una joven democracia llena de gente joven. Por lo tanto exhortó a las autoridades políticas a “protegerlos, invertir en ellos y tenderles una mano”, diciendo que esta “es la mejor manera que tenemos para garantizarles un futuro digno de la sabiduría y de los valores espirituales apreciados por sus mayores”.

Los valores de la naturaleza están “profundamente arraigados en el alma africana”

En su discurso a las autoridades de la sociedad civil, el papa también resaltó la belleza natural de Kenia y el importante papel que desempeñó el país en la preservación de la naturaleza. En referencia a la Laudato Si’, enfatizó la necesidad de una “responsabilidad conjunta de transmitir a las generaciones futuras la belleza de la naturaleza en su integridad, y la obligación de administrar adecuadamente los dones que hemos recibido,” diciendo que estos “valores están profundamente arraigados en el alma africana”.

No obstante, record a los líderes de Kenia que la protección de la naturaleza solo puede suceder si existe un “orden social justo y equitativo.” El papa Francisco manifestó que “un orden democrático sólido,” reconciliación, paz, sanación, perdón, integración, tolerancia, son los antídotos a la violencia, el conflicto y el terrorismo, que son el producto de la “desesperación nacida de la pobreza y la frustración”.

Plantando árboles de esperanza

El papa concluyó resaltando una tradición popular entre los alumnos africanos — plantar árboles para la posteridad. Francisco dijo que este es un “signo de esperanza en el futuro, la confianza en que Dios acompaña su crecimiento”, para sostenerlos “en sus esfuerzos por cultivar una sociedad solidaria, justa y pacífica, en este país y en todo el gran continente africano”.

Texto completo del discurso del papa Francisco a los líderes de la sociedad de Kenia

Señor Presidente,
Miembros del Gobierno y Autoridades civiles,
Distinguidos Miembros del Cuerpo Diplomático,
Hermanos Obispos,
Señoras y Señores:

Estoy muy agradecido por la afectuosa bienvenida que me han ofrecido en esta mi primera visita a África. Le agradezco, Señor Presidente, sus amables palabras en nombre del pueblo de Kenia. Deseaba mucho estar entre ustedes. Kenia es una nación joven y vibrante, una sociedad de gran diversidad, que desempeña un papel significativo en la región. En muchos aspectos, su experiencia de dar forma a una democracia es compartida por muchas otras naciones africanas. Al igual que Kenia, ellas también están trabajando para construir, sobre las bases sólidas del respeto mutuo, el diálogo y la cooperación, una sociedad multiétnica que sea verdaderamente armoniosa, justa e inclusiva.

La suya es también una nación de jóvenes. Espero encontrarme con muchos de ellos estos días, hablar con ellos y poder alentar sus esperanzas y aspiraciones para el futuro. Los jóvenes son la riqueza más valiosa de una nación. Protegerlos, invertir en ellos y tenderles una mano es la mejor manera que tenemos para garantizarles un futuro digno de la sabiduría y de los valores espirituales apreciados por sus mayores, valores que son el corazón y el alma de un pueblo.

Kenia ha sido bendecida no sólo con inmensa belleza, en sus montañas, en sus ríos y lagos, en sus bosques, sabanas y semidesiertos, sino también con la abundancia de recursos naturales. Los keniatas tienen gran aprecio por estos dones recibidos de Dios, y son conocidos por su cultura de la conservación, lo cual les honra. La grave crisis ambiental que afronta nuestro mundo exige cada vez más una mayor sensibilidad por la relación entre los seres humanos y la naturaleza. Tenemos la responsabilidad de transmitir a las generaciones futuras la belleza de la naturaleza en su integridad, y la obligación de administrar adecuadamente los dones que hemos recibido. Estos valores están profundamente arraigados en el alma africana. En un mundo que, en vez de proteger, sigue explotando nuestra casa común, estos valores deben inspirar los esfuerzos de los líderes nacionales para promover modelos responsables de desarrollo económico.

En efecto, existe una clara relación entre la protección de la naturaleza y la construcción de un orden social justo y equitativo. No puede haber una renovación de nuestra relación con la naturaleza, sin una renovación de la humanidad misma (cf. Laudato si’, 118). En la medida en que nuestras sociedades experimentan divisiones, ya sea étnicas, religiosas o económicas, todos los hombres y mujeres de buena voluntad están llamados a trabajar por la reconciliación y la paz, el perdón y la sanación. La tarea de construir un orden democrático sólido, de fortalecer la cohesión y la integración, la tolerancia y el respeto por los demás, está orientada primordialmente a la búsqueda del bien común. La experiencia demuestra que la violencia, los conflictos y el terrorismo que se alimenta del miedo, la desconfianza y la desesperación nacen de la pobreza y la frustración. En última instancia, la lucha contra estos enemigos de la paz y la prosperidad debe ser llevada a cabo por hombres y mujeres que creen en ella sin temor, y dan testimonio creíble de los grandes valores espirituales y políticos que inspiraron el nacimiento de la nación.

Señoras y señores, la promoción y preservación de estos grandes valores se confía de un modo especial a ustedes, dirigentes de la vida política, cultural y económica de su país. Esta es una gran responsabilidad, una verdadera vocación al servicio de todo el pueblo de Kenia. El Evangelio nos dice que aquellos a quienes mucho se les ha dado, mucho se le exigirá (cf. Lc 12,48). Con este espíritu, les animo a trabajar con integridad y transparencia por el bien común, y fomentar un espíritu de solidaridad en todos los ámbitos de la sociedad. Yo les exhorto, en particular, a preocuparse verdaderamente por las necesidades de los pobres, las aspiraciones de los jóvenes y una justa distribución de los recursos naturales y humanos con que el Creador ha bendecido a su país. Les aseguro el compromiso constante de la comunidad católica, a través de sus obras educativas y caritativas, por ofrecer su contribución específica en estas áreas.

Queridos amigos, me han dicho que aquí en Kenia es una tradición que los escolares jóvenes planten árboles para la posteridad. Que este signo elocuente de esperanza en el futuro y la confianza en que Dios acompaña su crecimiento, los sostenga en sus esfuerzos por cultivar una sociedad solidaria, justa y pacífica, en este país y en todo el gran continente africano. Les doy las gracias una vez más por su cálida bienvenida e invoco sobre ustedes y sus familias, y sobre todo el amado pueblo de Kenia, abundantes bendiciones del Señor.

Mungu abariki Kenya!

¡Que Dios bendiga Kenia!

Fuentes: www.vatican.va, www.nation.co.ke
Original: inglés. Traducción: Cecilia Mata, Buenos Aires, Argentina

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