Publicado el 2015-07-13 In Francisco - iniciativas y gestos, Francisco - Mensaje, Iglesia - Francisco - Movimientos

Seamos sencillos como estos niños

PARAGUAY, por María Fischer, de la redacción de Schoenstatt.org •

Fueron, como en tantas otras ocasiones, los momentos más emotivos de esta «maratón de amor» del Papa Francisco en Paraguay: los encuentros con sus predilectos: los niños, los pobres, los enfermos, los presos, los ancianos, los de la periferia.

Fue inmensa la expectativa en y frente al Hospital Pediátrico Acosta Ñu. En los alrededores, madrugaron desde las tres de la mañana para verle al Papa.

El Papa ha puesto de ejemplo la «confianza», la «alegría» y la «ternura» de los niños enfermos que ha visitado en el Hospital Pediátrico Acosta Ñu, en las afueras de Asunción, la capital de Paraguay.

«Eso es lo que quiere la Iglesia, que seamos sencillos como los niños», ha dicho durante la primera visita de su segundo día en Paraguay, en la que ha conversado con cuatro niñas que han sufrido una operación de trasplante de corazón y se ha reunido en privado con otros 90 niños que continúan hospitalizados.

Mientras habló con ellos, sus familiares y el personal médico (dejando de lado, una vez más, su texto preparado), se acercaron unos niños, lo abrazaron, y en un momento uno de ellos le regaló su credencial, susurrándole: «para que te acuerdes de mí»…

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«Viene a nosotros»

La visita al Hospital Pediátrico Acosta Ñu fue parte del programa; no lo fue la visita en la tarde del mismo día al Centro de la Fundación San Rafael en Asunción, visitando por sorpresa a pacientes con SIDA y terminales. Este Centro acoge gratuitamente a enfermos terminales de cáncer y sida, también a ancianos, que recogen de las calles, o que son rechazados por sus familiares o por las instituciones públicas. Lo hacen a fin de acompañarlos a morir dignamente, con todos los Sacramentos. Alberga además a niños enfermos y abandonados, huérfanos y en situación de riesgo. Brinda educación escolar básica y talleres profesionales a niños y jóvenes de muy escasos recursos.

Desde la mañana, la gente esperaba con esperanza y confianza… Indescriptible el júbilo cuando al final se anunció: El Papa viene a nosotros.

El Papa Francisco entró a la capilla del Centro, rezó ante una imagen de la Virgen y le dejó rosas blancas.

Luego se dirigió a un salón donde se encontraban unos 30 pacientes, incluyendo enfermos de SIDA y casos terminales.

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«Se adelantó a la guardia vaticana y en el centro de la sala empezó a bendecir a tres niños enfermos, dijo unas palabras a toda la gente, todos cantaban», relató emocionado el Padre Aldo Trento, Sacerdote de la Fraternidad San Carlos Borromeo perteneciente al Movimiento Comunión y Liberación, director de la Fundación. El Papa saludó afectuosamente a dos pacientes adultos, uno con SIDA y otro con espondilitis anquilosante, una enfermedad degenerativa que lo ha dejado casi ciego.

«Con una emoción desbordante de amor a Cristo presente en los pobres y enfermos hemos recibido al Papa Francisco en nuestra Clínica Divina Providencia. La alegría llega a nuestros corazones en lo más profundo. Gracias Padre Aldo Trento, porque al enseñarnos a amar a Cristo presente en los pobres y enfermos tuvimos esta experiencia única en nuestras vidas», se lee en el Twitter de la Fundación.

Las calles aledañas se llenaron de jóvenes que incluso se treparon a los árboles para ver al Papa «como en los tiempos de Jesús», comentaron en la TV de Paraguay.

«Se supo a último minuto que venía, no estaba en el programa oficial, saltó la agenda», explicó el Padre Aldo Trento. «Para mí ha sido un milagro, me ha dicho ‘adelante y gracias’. Me conmovió porque cuando hay obras grandes, el demonio pone la cola y el hecho de que el Papa me haya dicho esto, es un gran consuelo», indicó. «Necesitaba esto, es como si Jesús me hubiera dicho ánimo», agregó entre lágrimas.

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Un niño se acercó…

Am_SxuXVAJjIMVLfMKkd-4ey5JKXi4tN7wfiIfjQd0cTLos niños: desde su llegada al aeropuerto, el Papa dejó que los niños se acercaran…

Fue en uno de estos momentos cuando uno de ellos se acercó para regalarle al Santo Padre una estampita de Joao Pozzobon, iniciador de la Campaña de la Virgen Peregrina, prototipo del Schoenstatt en salida…

 

 

 

 

Texto de las palabras del Papa Francisco al salir del Hospital Pediátrico

Encontramos una escena en la que Jesús se enojó. Se enojó otras veces, pero hubo una en que se enojó mucho. Y se enojó con los que más quería, con los Apóstoles. Jesús se enojó una vez con los Apóstoles, ¿y saben por qué?: porque no dejaban que los chicos se acercaran. Para Jesús los chicos son muy importantes, hasta tal punto, que nos dice a todos los grandes, a todos ya los que somos grandes, nos dice: “Miren, si ustedes en su corazón no se hacen como los chicos no van a entrar al Reino de los Cielos”. ¡Qué lindo! O sea, ¿qué quiso decirnos Jesús con eso?: hacernos humildes como los chicos, espontáneos como los chicos (en referencia a un niño que se acercó) que no tuvo vergüenza de traerme acá esta tarta, ¡con toda espontaneidad!, sin doblés. Los chicos son simples, son alegres. Eso es lo que quiere Jesús, que nos hagamos como los chicos. Así que aprendamos de este enojo de Jesús para que no se enoje con nosotros como se enojó cuando los Apóstoles.

Y otra cosa. Este es un hospital donde muchos chicos sufren y yo quiero decirle a ustedes, mamás y papás, que rezo por ustedes, y rezo por sus hijos, para que la Virgen esté muy cerca de ustedes, para que Jesús les de la salud a sus hijos y para que ustedes tengan esa fuerza y esa constancia que solamente tienen las madres y los padres. ¡Gracias!

Así que… También quiero agradecer a todos los que trabajan acá en este hospital, al personal. ¡Trabajo tan sacrificado! Médicos, enfermeros, enfermeras, empleados, todos, ¿para qué?: para que un chico se cure. ¡Es tan importante un niño en la vida! Muchas gracias a todo el personal de este hospital. Y también al capellán le agradezco lo que hace para acompañar a cada familia, a cada chico.

Y ahora les voy a dar la bendición a todos, a los que están acá, a los que están más lejos y a los que están adentro.

(En referencia a otro niño que se le acercó) Me dice: “Te regalo mi credencial para que me recuerdes”. ¡Eso es lo que quiere Jesús de nosotros!  ¡Seamos sencillos como este niño!

Vamos a rezar a María, a la Virgen de Caacupé.

Y les pido que recen por mí.

 

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