Publicado el 2019-06-01 In Madrugadores

¿Madrugadores de Schoenstatt…?

CHILE, Octavio Galarce •

Hace poco recibí una invitación de una persona que trabaja en la Arquidiócesis de Santiago, Chile, para dar un testimonio sobre la experiencia de vida comunitaria que se vive en Los Madrugadores. El encuentro era de la Vicaría Oriente que congregaba a representantes de 25 parroquias de ese sector.—

Cuando recibí la invitación, pedí un par de días para pensarlo y ordenar algunos asuntos prácticos. Poco a poco me fui convenciendo de la importancia de esta posibilidad y poder hablar sobre nosotros, sobre lo que Dios nos ha regalado y de la riqueza de nuestros vínculos humanos y sobrenaturales que se dan con tanta espontaneidad y generosidad en nuestras comunidades. Nada evidente, menos entre hombres. El ¡qué bien estamos aquí, hagamos acá tres tiendas…! es una vivencia profunda y real de cada uno de nosotros.

Me pareció muy interesante que la invitación no fuese a hablar sobre los inicios de Los Madrugadores, sino más bien sobre uno de los aspectos centrales de nuestra espiritualidad, resumida en las tres M: Misa, Mesa, Mundo. Nuestra vivencia comunitaria, la forma de relacionarnos y de vincularnos parecer ser que es algo que a muchos les llama la atención y ven en esta “modalidad” una interrogante novedosa. Sin duda, alguna, un “tesoro” que debemos cuidar y seguir cultivando para que crezca cada día más y así logre iluminar también el camino de otros hermanos en la fe.

Argentina, Buenos Aires, Parroquia Nuestra Señora de La Rábida

Espiritualidad de la comunión

El Papa Juan Pablo II, en Novo Millenio Ineunte, 43, tiene un texto extraordinario en que habla sobre la “Espiritualidad de la Comunión”, y específica como es el cultivo y la conquista de una comunidad de corazones. Lo cito porque me parece importante y porque siento que en nuestras comunidades se vive con ardor e intensidad justamente lo que él resalta y considera como una “espiritualidad”, constituyéndose en el caso nuestro como un rasgo vital y fundante de esta corriente de vida; la experiencia comunitaria y el tiempo que le dedicamos al cultivo de los vínculos es parte importante de nuestra espiritualidad. ¡Cuántas veces hemos escuchado decir ¡“me quedé porque me sentí acogido”!

“Espiritualidad de la comunión significa ante todo una mirada del corazón sobre todo hacia el misterio de la Trinidad que habita en nosotros, y cuya luz ha de ser reconocida también en el rostro de los hermanos que están a nuestro lado.

Espiritualidad de la comunión significa, además, capacidad de sentir al hermano de fe en la unidad profunda del Cuerpo místico y, por tanto, como “uno que me pertenece”, para saber compartir sus alegrías y sus sufrimientos, para intuir sus deseos y atender a sus necesidades, para ofrecerle una verdadera y profunda amistad.

Espiritualidad de la comunión es también capacidad de ver ante todo lo que hay de positivo en el otro, para acogerlo y valorarlo como regalo de Dios: un “don para mí”, además de ser un don para el hermano que lo ha recibido directamente.

En fin, espiritualidad de la comunión es saber “dar espacio” al hermano, llevando mutuamente la carga de los otros (cf. Ga 6, 2) y rechazando las tentaciones egoístas que continuamente nos asechan y engendran competitividad, ganas de hacer carrera, desconfianza y envidias”.

Colombia, Bogotá

Dones son tareas

En el contexto de la celebración de los 30 años del inicio de las madrugadas, es un hecho extraordinario que se nos invite a compartir nuestra experiencia, en una actividad de la Iglesia. Veo en esta invitación una clara indicación de Dios del camino a recorrer junto a El en los tiempos venideros. Una vez más, y como ha sido en toda nuestra historia, el Dios de la vida, El Señor de la historia, nos muestra con claridad donde debemos poner especial atención y acción. Es Dios quien suscita y conduce la madrugada a través de instrumentos preclaros. La madrugada la sostiene y la conduce Dios. Somos portadores de un Don que nos Dios nos regala y que tiene que ver con la presencia del hombre en la Iglesia y en el mundo profano.

El crecimiento tan fecundo de las comunidades en el ámbito parroquial y diocesano –en todos los países– es claramente una voz de Dios que no podemos soslayar. La riqueza de las comunidades de base, su apego a la espiritualidad y devoción que le profesan al santo patrono o patrona de su parroquia, es admirable y fuente de un enriquecimiento de la vida comunitaria en la totalidad de esta corriente de vida.

Costa Rica

Los Madrugadores nacen en Schoenstatt, para la iglesia

Prácticamente, en todas las fundaciones, tanto en Chile como en el extranjero, las primeras comunidades de Madrugadores han sido con personas que participan activamente en el Movimiento de Schoenstatt. En el caso nuestro, la comunidad fundadora de Rancagua nace con puros schoenstattianos y coincide con la época en que se bendice el Santuario consagrado a la Mater, la Madre tres veces Admirable de Schoenstatt.

El hecho y hora fundacional de esta corriente de vida asociada al Movimiento de Schoenstatt no nos otorga privilegio alguno a los que somos madrugadores y schoenstattianos, sino que más bien nos hace garantes de lo que Dios suscita a partir del Santuario de la Mater como lugar de gracias y cuna de nuestro origen. Diría yo que nos hace especialmente portadores y responsanbles de su expansión y crecimiento. Los schoenstattianos tenemos que tener cuidado de no imponer nuestra espiritualidad a los otros y otras comunidades. Los que hemos sido de la comunidad primera o fundadora, en nuestra diócesis, ciudad o país, debemos respetar las originalidades y riquezas asociadas, como lo decía en párrafo anterior, a las distintas advocaciones de los santos patronos que son venerados en las parroquias o capillas.  Respecto de la comunidad fundadora no hay ninguna relación de dependencia jerárquica de las otras comunidades. No tenemos estructura, pero si nos damos en cada comunidad una organización orgánica y dinámica de acuerdo a nuestra originalidad.

Los schoenstattianos actúan por autoridad moral, por la riqueza y generosidad de su entrega y aportes más que por una autoridad juridica. Se sostiene en el principio de organización que tiene Schoenstattt y vale también para la Iglesia: libertad en cuanto sea posible, obligaciones jurídicas las mínimas y necesarias, y por sobre todo cultivo del espíritu y animación.

Los Madrugadores nacen en Schoenstatt y son una irrupción de gracias para la Iglesia, especialmente en este tiempo tan convulsionado que nos toca vivir. El lugar de origen, el Santuario, donde habita la Sma. Virgen –la Mater– y desde donde regala la gracia del cobijamiento, la transformación y el envío, le imprimen sello y carácter a nuestra espiritualidad. He podido constatar, que estas tres gracias que la Virgen regala en todo santuario de Schoenstatt, se viven intensamente y en plenitud en todas las comunidades, incluso en aquellas que no tienen un vínculo cercano y físico con algún santuario. La razón tiene que ver con el origen y el lugar fundacional de esta corriente de vida. Al igual que en Pentecostés, María está desde el inicio de las madrugadas muy en el centro acompañando a sus hijos espirituales.

Para la celebración de los 20 años de los Madrugadores, en octubre de 2009 en Chile, Juan Enrique Coeymans, madrugador en esa época de la comunidad de Santiago-Colina, expuso un tema en donde clarificó brillantemente muchos aspectos que en ese entonces eran motivo de discusión y que tienen que ver con nuestros orígenes, con los aspectos centrales y con la relación de esta corriente de vida con Schoenstatt. Cito a continuación un breve resumen de su exposición, porque tengo la certeza que a muchas comunidades de Chile y del extranjero les ayudará a entender mejor esta relación que no debe ser bajo ninguna circunstancia motivo de división o conflicto:

La historia nos muestra qué somos

Para saber que es un grupo humano, un país o un pueblo, hay que mirar siempre a su historia. Como surgió, cuales son las fuerzas motrices que hay por delante. Por eso es importante mirar la historia, no solo para saber curiosamente que pasó, sino para entender que somos.

Surgimos en torno a un Santuario de Schoenstatt

Dios quiso que surgiéramos en torno al Santuario de Schoenstatt de la ciudad de Santa Cruz de Triana de Rancagua, Chile. Nuestro origen no lo podemos negar. Es parte de nuestra herencia. En la forma de entender la fe y la vivencia de la fe que tiene Schoenstatt, están nuestras raíces.

Somos una fundación laical

Laicos son los fundadores, y eso el da un sello especial. Surge de laicos, crece sobre los hombros de laicos. Mejor dicho, surge del Espíritu Santo y laicos son los instrumentos, los cuales se hacen responsables de ella.

(…)

¿De qué deseos y anhelos surge esta fundación?

Surge de un deseo de tener un encuentro más personal con la Mater y Dios; darse la posibilidad de momentos de oración profunda, de paz con uno mismo. Esto en un horario, aunque sacrificado pero factible de cumplir con mínimas obligaciones; mínimos compromisos; con una participación individual (sin señora); con un cultivo de amistades; con eucaristías cuando las hay, concentradas y hondas. Es la sana búsqueda de un momento en que uno sea uno mismo, y se relacione con Dios en tanto cuanto varón. Hay un deseo de estar con el Señor y la Mater, de hacer guardia y compañía. De estar con ellos, cuando todos duermen.

Impronta mariana

Al surgir en torno a un Santuario de María, nace con una impronta mariana y Pentecostal. Varones con María implorando el Espíritu Santo. Hay una clara vocación cenacular en nuestra fundación.

Lo mariano no es accesorio ni accidental. Es la forma de vivir el cristianismo, un cristianismo orgánico e integral: que se hace entendible cuando contemplamos y asumimos al Cristo total: Dios y hombre, Hijo eterno del Padre, pero Hijo en el tiempo de María. La maternidad de María nos recuerda que es hombre, igual a nosotros en todo menos en el pecado. La paternidad de Dios en lo eterno nos recuerda que es Dios.

Lo mariano no es la guinda arriba de la torta, sino que es harina, parte medular del biscochuelo con el que se hace la torta.

Comienzos lentos, pero después un alud

La fundación como todas las cosas del reino es silenciosa, pasan nueve años y solo los de Rancagua madrugan, responsabilizándose porque haya oración y adoración en el Santuario. Luego vienen los de Curicó, luego San Fernando y después los de Bellavista en Santiago, y de ahí, como un alud incontenible, van apareciendo los Madrugadores en torno a los Santuarios de Schoenstatt, y luego en las Parroquias y finalmente en colegios católicos, y no sólo en Chile, sino que también en el extranjero.

Al comienzo son sólo schoenstattianos, pero luego llegan hombres de todas partes, diferentes Movimientos y sensibilidades, distintos grados de pertenencia a la Iglesia, diferentes situaciones familiares y de comunión con la Iglesia.

Así nos alcanza la celebración de estos 20 años. Con la sensación de ir en un barco, mejor en un avión, que cada día va más rápido, como todas las obras del Espíritu, como un torbellino de gracias que no se sabe donde terminará.

Los Madrugadores surgieron de la Familia de Schoenstatt

pero no son una Rama de la Familia de Schoenstatt

Llevamos la impronta de nuestro origen: lo mariano, el Dios de la vida, la impronta de un cristianismo orgánico para el siglo XXI. No podemos negarlo. Ese es nuestro origen y es un gran regalo de Dios.

Al igual que el Hogar de Cristo es una fundación que surgió entre los Jesuitas en Chile, más precisamente por san Alberto Hurtado, que lleva su sello, pero no es los Jesuitas, es de los católicos chilenos, así también nosotros, somos para toda la Iglesia.

No somos una Rama de Schoenstatt, porque nos hemos abierto a personas de otros Movimientos o simplemente a católicos y cristianos del ámbito parroquial, diocesano.

Nuestra tarea es estar al servicio de todos los hombres católicos que deseen participar, y en estricto rigor, para los que somos schoenstattianos esta es una forma original de realización del tercer fin de Schoenstatt que es luchar por la unidad de las fuerzas apostólicas de la Iglesia, por la así llamada Confederación Apostólica Universal (CAU).

El Señor nos dice: no pierdan jamás este carisma de unidad para la Iglesia y por eso tengan las puertas abiertas para todas las personas de buena voluntad de los Movimientos, parroquias, colegios y comunidades cristianas.

Chile, Quillota

Favorecer, en la vida de la Iglesia, la activa participación de los varones

Los Movimientos representan en la Iglesia universal una novedad, pero la mayor participación de los laicos, Pueblo de Dios, está en las Parroquias. Por lo tanto, debemos estar conscientes y reconocer en este hecho algo relevante y crucial hacia donde encaminar los esfuerzos en nuestra misión de hacer crecer las comunidades de Madrugadores. Lo hacemos en forma consciente y en fidelidad al encargo que Dios nos hace en la tarea de acercar a los hombres a una participación más activa en la Iglesia.

Los Madrugadores han asumido gradualmente y en forma pionera la invitación de la Iglesia expresada en el Documento de Aparecida: «Favorecer, en la vida de la Iglesia, la activa participación de los varones, generando y promoviendo espacios y servicios…” (Nº 463 f).  La no integración de mujeres en nuestras comunidades no tiene nada que ver con rasgos discriminatorios o machistas, tan presentes en nuestra cultua, especialmente latina, sino más bien con el encargo o don que Dios nos hace y que consiste en atraer a la mayor cantidad de hombres para ponerlos en su presencia y la de su madre, la Sma. Virgen. En consecuencia, reafirmo esta condición o rasgo fundante de todas nuestras comunidades: somos una opción sólo para hombres.

Chile, Temuco, Parroquia San Juan Bautista

¡Lo que yo regalo, ya no me pertenece!

Como lo recordamos en párrafos anteriores, casi siempre –puede haber excepciones– las primeras comunidades han surgido con miembros del Movimiento de Schoenstatt, pero luego viene un crecimiento fuerte en el ámbito parroquial, en donde puede haber algún schoenstattino o no. En el caso nuestro, en Chile, somos más de 130 comunidades, de las cuales el 80% son comunidades parroquiales. Si nos hubiesemos quedado sólo en el ámbito del Movimiento de Schoenstatt, no pasaríamos de ser a la fecha sólo 30 comunidades.

Esta realidad con distintas cifras, por el menor tiempo que llevan madrugando, se repite en Argentina, Perú, Costa Rica, Puerto Rico, sólo por citar algunos casos. Con certeza, me atrevo a asegurar, que se repetirá de la misma forma en todos los países en que poco a poco crecen las comunidades de Madrugadores.

Resumiendo, vuelvo al inicio, con la pregunta planteada en el título de esta reflexión: ¿Madrugadores de Schoenstatt…? Con la certeza del camino recorrido y la experiencia de vida que Dios nos ha regalado a través de una conducción privilegiada de su Providencia, me atrevo a afirmar que los Madrugadores no son propiedad o algo exclusivo de Schoenstatt. Reconocemos en el Movimiento nuestro orígen y cuna, lo que imprime sello y carácter a nuestra espiritualidad. Reconocemos esta iniciativa como un regalo de Schoenstatt a la Iglesia universal, Pueblo de Dios. ¡Lo que yo regalo, ya no me pertenece!

 

Octavio Galarce Barrera

1989 – A 30 años de nuestra hora fundacional – 2019

México – Chiapas

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1 Responses

  1. Excelente iniciativa del Espíritu Santo! Siempre suscita en los corazones una respuesta preclara a los signos del tiempo, a la problemática del tiempo. Y escoge los instrumentos para llevarla a cabo. Felicitaciones a los que escucharon el llamado y lo hicieron vida!

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