navidad en la cárcel de menores

Publicado el 2023-01-03 In Obras de la misericordia, Pastoral carcelaria

Navidad en la cárcel de menores

PARAGUAY, Cristy Santa Cruz •

El sábado 24 de diciembre, como en cada Nochebuena hace ocho años, llegamos hasta el Centro Educativo Itaugua, para compartir la cena de Navidad. —

La Navidad es un momento de nostalgia, de encuentro, de familia, y muchos de esos chicos, han descubierto el significado de esas palabras a lo largo de su estadía en los centros penitenciarios y con nuestras visitas sábado a sábado.

Un gran número de voluntarios de la Misiones Universitarias Católicas nos acompañan y otro tanto de los que desde hace tiempo acompañamos la pastoral carcelaria. 

No es una cena más

Podría decir que es un año más, una cena más, pero no es así… Cada año, cada cena, cada visita es diferente, siempre cargadas de anécdotas y de mucho amor, pero todas diferentes. Esta no iba a ser la excepción… de hecho, después de ocho años es la última cena (por un buen tiempo) que nos acompaña el P. Pedro, nuestro asesor y capellán.

Así también como cada año, nos acompañaron la música, la buena onda, los abrazos, los recuerdos… y alguna que otra lágrima por ahí. También tuvimos la presencia de una imagen Auxiliar de nuestra querida Mater, la que todos estos años nos ha cuidado y nunca nos ha abandonado. Los jóvenes saben quien es ella y ante su presencia, no faltaron quienes cayeron de rodillas para agradecer y para implorar sus gracias.

La Mater a lo largo de todo este tiempo nos ha convocado a ser sus instrumentos aptos en esta labor, que no es fácil, que no es tan atractiva como otros apostolados, pero como siempre digo, altamente gratificante.

La semilla está plantada

Después de un poco más de seis años que participo de la Pastoral carcelaria, miro atrás y veo que, aunque parezca poco, hemos hecho mucho y aun nos falta muchísimo por hacer, no solo para devolver la dignidad a esos niños y jóvenes que llegan hasta ahí, sino a todos quienes trabajan con ellos y para ellos: educadores, veladores, personal de administración, sicólogos y demás… Y nunca olvidar a sus familias; si ellos están bien, nuestros chicos estarán bien…

La labor que inició el P. Pedro, junto a un grupo de jóvenes hace ocho años ha ido dando sus frutos, capaz aún son pocos, pero sin duda la semilla está plantada.

Ahora nos toca a nosotros, los laicos

Ahora con su ausencia, nos toca a nosotros, los laicos, el gran desafío de seguir adelante, por estos niños y jóvenes que cada sábado nos esperan y por todos los “Pepitos” que llegarán más adelante.

Sin duda, la Mater cuidará de nosotros, como lo ha venido haciendo todo este tiempo, sabemos que ella no desampara a sus hijos más necesitados y sabemos que los jóvenes y adolescentes privados de libertad son desde hace tiempo su mayor ocupación.

Solo ella, con nuestra humilde ayuda es la que ha logrado que estos jóvenes descubran el “corazón de oro” que tienen. Solo ella y su hijo, así como en la Navidad logran que el mismo Jesús nazca y habite en sus corazones.

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1 Responses

  1. María Concepción Caballero González dice:

    Brillante artículo, la Mater ha de hacer crecer y dar mucho fruto la semilla plantada con tanto amor y dedicación del Padre Pedro.

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