ALEMANIA, Peter Hagmann •
En esta segunda velada de la trilogía del Taller de Hombres «Crisis vitales que condujeron a la fe», Milan relata su camino: Como croata en Bosnia, fue educado como cristiano, pero en su entorno la fe cristiana no tenía mucha importancia y esto le duró por mucho tiempo. —
Debido al mal ambiente, su vida se descarriló. Experimentó todo tipo de drogas que le llevaron directamente a la adicción: Desde el hachís a la heroína, pasando por las drogas sintéticas y el alcohol.
Una y otra vez intentó salir, se sometió a terapias, pero nada le ayudó. Su esposa y su madre también esperaban que su boda y su hija fueran puntos de cambio, pero Milan no pudo encontrar la salida a su problema. En un nuevo punto bajo, su esposa le informó de la separación y que quería evitar que su hija tuviera contacto con él. Eso empujó a Milan aún más abajo.
Aceptar una cruz
«No sabía que sin la Santa Misa eres presa fácil de las tinieblas», dijo, «sobre todo si eres propenso a la depresión, como era mi caso, porque desde que nací, sufrí mucho por la anomalía congénita en el pie. Dios quiso que no tuviera dedos en el pie izquierdo, y hace sólo tres años que estoy muy agradecido por ello, porque esa anomalía es mi cruz. Pero tardé 42 años en entenderlo, en darme cuenta de que es un don de Dios. Antes de eso, sufrí mucho por ello. No quería aceptarla, y si no quieres cargar con tu cruz, no puedes seguir a Jesús, y entonces estás cerrado a la gracia de Dios pero abierto al pecado. Y yo he pecado mucho».
Momento crucial
Tocó fondo y tras varios intentos de suicidio, invocó a Jesús, le rogó que le ayudara si es que él existía, pero al cabo de pocos días se convenció de que Dios no existía y de que Jesús también era una invención de los hombres. Así que volvió a entrar en contacto con las drogas, y en una de esas noches, en casa de un amigo, de repente sintió como si algo hubiese cambiado de repente en su cerebro, experimentó miedos, pero también la claridad de que debía arrepentirse y ponerse en camino con Jesús.
Esta experiencia le produjo un cambio radical en su vida. Quiso empezar de nuevo, encontró a un sacerdote, después de algunos desvíos, que le recomendó la confesión y la conversión. Aceptó la propuesta y se sintió aliviado y renovado tras la confesión. Asistiendo diariamente a misa y rezando el rosario que el sacerdote le indicó, pudo llegar a Jesús y a la fe, que se convirtió cada vez más en el tema más importante de su vida. Este punto de inflexión fue en el año 2018.
Camionero
En el año 2020, en la época de la crisis del Coronavirus, emprendió la antigua ruta de peregrinación española «Camino primitivo», que recorre 350 km a través de España hasta Santiago de Compostela. En este camino, le preguntó a Dios cómo debía continuar su vida profesionalmente. Conoció a un camionero que le impresionó tanto que se dijo: «Este es mi camino» e hizo el curso y sacó el carnet de conducir. No quería continuar en sus anteriores trabajos de mecánico y asistente social.
Hoy en día se siente en su camión como un ermitaño en su ermita, lleva una intensa vida de oración y se ocupa de temas religiosos que también le interesan mucho.
Eternamente agradecido por la fe
En la siguiente ronda de discusión, a petición de los casi 20 participantes, Milan contó el papel que juega su madre, que siempre lo acompaña con la oración y que ha sufrido mucho con él. Fue también ella la que le recomendó el lugar de Schoenstatt, donde ha tenido muchos encuentros interesantes que le han ayudado a seguir adelante…
Milan no quiere ser para siempre un camionero en la ermita de su camión, pero se deja llevar y confía en que Dios le mostrará el camino a seguir en el momento oportuno.
Los participantes quedaron profundamente impresionados por el camino de Milan, que lo llevó de la adicción a una fe impresionante, que lo acompaña en su vida cotidiana, le da fuerza y valor y por la que está infinitamente agradecido.
Camino de Compostela
Colaboración: Markus M. Amrein, Vallendar
Original: alemán 12/05/2023. Traducción: Tita Andras, Viena, Austria
