Ignis Mundi

Publicado el 2023-05-07 In Obras de la misericordia, Proyectos, Schoenstatt en salida

“El Amor es el fuego que ilumina el mundo”

COSTA RICA, Rosa Lobo y Eduardo Aymerich •

Somos la Familia Misionera Ignis Mundi, una comunidad de laicos schoenstattianos misioneros que hemos asumido la invitación del Señor de “Id por todo el mundo” anunciando la Buena Noticia, como una vocación de vida. Partimos desde el Santuario hacia una “periferia” física o espiritual en donde nos establecemos formando una pequeña “Comunidad en Misión”. En la fuerza de nuestra alianza de amor con María nos entregamos y servimos para que el fuego del amor de Dios llegue a todos, y en especial, a los pobres. —

La realidad de los laicos y familias misioneras es tan antigua como actual. Desplegamos nuestra vocación bajo el ideal de la Sagrada Familia en camino, la primera familia misionera, la cual vivió en tierras extranjeras y se mantuvo siempre en movimiento de la mano de la Providencia para cumplir la misión de regalar a Cristo al mundo.

Como misioneros, hemos puesto todos nuestros recursos y bienes al servicio de la misión, y hemos optado por un seguimiento radical a Cristo a través de una forma de vida totalmente diferente. Proyectamos nuestra comunidad con la mirada puesta en las primeras comunidades cristianas, las cuales eran “dinámicamente abiertas y misioneras”, y nos sumamos a la estrategia de Evangelización de Jesús de Nazaret desde nuestra espiritualidad schoenstattiana.

Ignis Mundi

1 – Convivimos y compartimos con las personas del lugar de misión

En primer lugar, convivimos y compartimos con las personas del lugar de misión, para irradiar el fuego del amor de Dios desde la cotidianidad. (Lc 9:4, Lc 9:4, Mt 9:10-11, Lc 19:5) Toda vivencia natural, sana en relación al amor, la familia y la comunidad, va creando condiciones propicias y favorables para la Evangelización. Estas vivencias se constituyen como “preámbulos de la fe”, porque sirven como antesala para un posterior encuentro con el Señor y su Iglesia, y son determinantes para que la Buena Noticia sea acogida por la totalidad de la persona. En este sentido, evangelizamos creando un ambiente y una atmósfera familiar en torno a nuestros hogares y a la comunidad, y también por medio de la belleza, como camino para llevar el corazón humano al encuentro con Dios. Por todo ello, nuestro corazón, como santuario vivo, nuestra casa, como iglesia doméstica, y la comunidad en misión, como una gran familia, es un hogar abierto, punto de encuentro que facilita, promueve y fortalece los vínculos entre diferentes personas del lugar de misión, en un entorno sano, alegre y familiar.

2 – El rostro del amor es el servicio

En segundo lugar, como el rostro del amor es el servicio, nos entregamos a los más pobres atendiendo sus necesidades materiales y espirituales (Lc 9:1, Mc 16:17-18, Gal 2:10). El anuncio de la Buena Noticia debe ir acompañado de una atención a los más vulnerables. “No se puede evangelizar sin más al que tiene hambre, al que tiene sed, al que está enfermo, al que no tiene acceso a la educación, sin afrontar estas necesidades”. Para que la transmisión de la fe sea fecunda y eficaz, le debe preceder y acompañar un trabajo orientado a sanar las heridas y abordar las carencias de las personas y comunidad del lugar de misión. Por esta razón, como laicos misioneros ponemos nuestra formación, talentos, conocimientos profesionales y apostolado, al servicio desinteresado de las necesidades que allí nos encontramos, coordinando, en colaboración con otros voluntarios, una misión orientada al desarrollo social y humano en la misma zona de evangelización. La Virgen María encarna a la perfección esta actitud de servicio y entrega. Con Ella buscamos integrar la dimensión social del anuncio del Evangelio.

3 – Recorremos calles, pueblos y ciudades para anunciar la Buena Noticia

En tercer lugar, encendidos por el fuego del Amor, recorremos calles, pueblos y ciudades para anunciar la Buena Noticia (Mc 16:15). Nuestra vocación cristiana nos invita a partir a las periferias, buscar al necesitado y compartir la alegría de sabernos profundamente amados. Como comunidad en misión no permanecemos estáticos, sino que salimos de nuestras casas para anunciar la Buena Noticia del amor del Padre Dios que se nos regala a través del encuentro personal con Cristo. Aquí reside lo más central de nuestra vocación misionera y el acontecimiento que ha cambiado nuestras vidas, y que queremos compartir y proclamar por el mundo. Recorremos esta misión de la mano de la Santísima Virgen, porque la Alianza de Amor con Ella nos ha conducido a su hijo Jesús, camino y reflejo perfecto del amor infinito del Padre Dios; y en el Espíritu Santo, el único capaz de hacer que este anuncio sea fecundo. En otras palabras, la proclamación del Amor del Padre lo realizamos “con María, por Cristo y en el Espíritu Santo”.

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Servir de puente

Comenzamos a evangelizar en familia, desde nuestros santuarios hogar, acogiendo y regalando hogar y luz a aquellos hermanos que más lo necesitan, especialmente a los que sufren, a los que están más solos, a los pobres y vulnerables, a los que viven en oscuridad y a los que no tienen fe. La comunidad en misión forma, a su vez, una familia extensa que con gran amor irradia, sirve y anuncia a todos la Buena Noticia, para que muchos conozcan a la Iglesia y al Señor a través de una vivencia familiar. De esta manera pretendemos, en última instancia, servir de puente para que éstos puedan vincularse a la vida parroquial, desde la experiencia de sentirse hijos amados por un Dios que es Padre, y por una Iglesia que es “familia de familias”, un “hogar entre los hogares”, una “casa de puertas abiertas”. Como instrumentos misioneros, queremos ayudar a construir una “Iglesia en salida” hacia las “periferias humanas”, o lo que es lo mismo, una iglesia familia que, a imagen de Nazaret, sea hogar entre los más necesitados y fuego para el mundo.  Por medio de esta misión, estaremos regalando de forma indirecta y como don desinteresado, una parte central del carisma de Schoenstatt a la Iglesia y al Mundo.

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Vigilia Pascual

En uno de los distritos más pobres de San José

Para poder desarrollar esta misión, con la aprobación del arzobispo, estamos construyendo nuestro primer Centro de Misión en uno de los distritos más pobres de San José, la capital de Costa Rica. Situado en la periferia sureste de la ciudad, allí viven alrededor de 30 mil habitantes en tan solo 3 km². En esta localidad se encuentran varios asentamientos vulnerables, incluidos algunos “precarios” o establecimientos informales. Predomina en todo el territorio una población de muy bajos ingresos económicos, que conduce a muchas familias a vivir en pobreza material. El hacinamiento, la lacra de la droga, una presencia significativa de población inmigrante en situación de vulnerabilidad, la desestructuración familiar, la violencia doméstica, la carencia en la educación de muchos niños y jóvenes, son algunos de los problemas sociales y humanos que nos encontramos, y que en muchos casos conducen una determinada mentalidad y forma de vida que impide salir a muchas personas de la pobreza. En el plano espiritual, el distrito cuenta con una sola parroquia y un único sacerdote para atender el territorio completo.

Actualmente estamos trabajando para que el Centro Ignis Mundi se convierta pronto en un enclave verde en una zona densamente poblada; en un área de recreación alegre y segura para jóvenes, niños y familias; en un punto de irradiación de belleza y esperanza; en un espacio de formación y servicio a las personas más necesitadas; en un lugar en donde se anuncia el Amor y se encuentra un hogar; en una comunidad misionera que acoge, sirve y se consume por el prójimo hasta el extremo. Ignis Mundi es fuego para el mundo.

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Fotos: Misiones Pascuales Ignis Mundi 2023

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1 Responses

  1. Barbara dice:

    Gracias Ignis Mundi porque desde la Alianza de Amor con María y desde el Santuario salen valientes a las periferias a entregar su amor y servicio a los más pobres. Que ese amor llegue a los hogares necesitados llevando el amor de Cristo y devolviendo la dignidad a toda persona humana a la que visitan.. Que Dios y la Mater bendigan esa comunidad incipiente regalalando el carisma de entrega misionera radical y apostólica de la que nos habla el Evangelio! Felicitaciones por hacer realidad una Iglesia en salida!

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