Publicado el 2017-12-14 In Madrugadores, Proyectos

Mi experiencia de Madrugador

CHILE, Patricio Young M.

Hace un tiempo atrás escribí en Schoenstatt Vivo una columna denominada Los “Madrugadores nos Madrugaron”, en la cual explicaba cómo ellos hacían realidad hoy muchos anhelos de Schoenstatt. Todo ello lo descubrí conversando con Madrugadores, ya que no había participado de esta corriente hasta ahora.

Tuve el honor de ser invitado por los organizadores a vivir su XV Encuentro, que se realizó en Chillán entre el 20 y el 22 de octubre. Me decidí a vivirlo desde el primero al último día, ya que me interesaba conocer esta corriente más profundamente.

Un caleidoscopio de personalidades

Los cerca de 700 Madrugadores provenientes de alrededor de 100 comunidades de todo el país, desde Arica hasta Punta Arenas, me mostraron una Iglesia renovada, sencilla y comprometida. Los hay de todas las extracciones sociales, del campo y la ciudad, de la costa y de la cordillera, de las grandes ciudades y de los más lejanos rincones del país.

El P. Marcelo Aravena, que vivió también la experiencia, me comentó lo sorprendido que estaba y decía aquí se daba lo de “Organización, la mínima necesaria y el máximo cultivo del espíritu”.

En efecto, la comunidad organizadora pone todo su empeño por lograr un gran evento para tantas personas, las naturales dificultades se sortean con generosidad, sin queja, motivados por el deseo de experimentar las riquezas del encuentro en sus momentos de oración y reflexión.

Como en el Monte Tabor

Aquí pude experimentar el “Mira cómo se Aman” y también ¿por qué no armamos unas tiendas y nos quedamos aquí?  Para mí muy pocos eran conocidos, pero experimenté la sincera fraternidad de muchos que, con una gran disposición, te abrían el corazón y comunicaban sus sentimientos.

Es que no existe el deseo de aparentar, de llamar la atención, de buscar reconocimientos. Solo hay una disposición de entrega, de sacrificio y de profunda fe.

Con sinceridad, viví el Schoenstatt que nuestro Padre soñaba, una verdadera comunidad con sentido de misión. En mi reflexión final, me preguntaba por qué me había llegado tanto y me di cuenta de que me recordaba lo que había vivido hace 53 años en mis primeros momentos en el Movimiento. El gran amor a María, la fuerza, vitalidad, entrega y el radical compromiso por ser, gracias a ella, hombres nuevos, dispuestos a construir un Chile mejor.

Hoy, como un Madrugador más, debo agradecer al Señor y a nuestra Madre por haber tenido esta magnífica experiencia y con mayor conocimiento reitero que es hora de que en nuestra Familia reflexionemos por qué Los Madrugadores ya nos madrugaron.

Fuente: Vinculo, Revista del Movimiento de Schoenstatt de Chile

 

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1 Responses

  1. Juan Enrique Coeymans Avaria dice:

    Muy bueno tu comentario querido Pato. Nos recordaste algo que nos olvidamos en la Schoenstatt: lo que importa es la vida y las estructuras deben ser las mínimas para ayudar a la vida. A veces nos sentimos ahogados por las reglamentaciones y los Estatutos.
    Coincido contigo que los Madrugadores nos madrugaron en Schoenstatt, porque los Madrugadores aunque fundados por schoenstattianos, no son Schoenstatt, sino una típica iniciativa en el espíritu del tercer fin de Schoenstatt, la olvidada CAU. Dios quiera y la Mater no lo permita, que una iniciativa en el espíritu de la CAU no termine siendo absorbida por Schoenstatt y se convierta en » Los Madrugadores de Schoenstatt». Ese día se habrá traicionado el regalo del Espíritu que son loa Madrugadores, y habremos perdido una vez mas la posibilidad de ir construyendo la CAU que San Vicente Pallotti y nuestro fundador nos regalaran como tarea.

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