Publicado el 2016-08-11 In Obras de la misericordia, Proyectos

Los refugiados les trajeron a las parroquias campos de acción social que hacía tiempo no tenían. ¿También a Schoenstatt?

ALEMANIA, Proyecto GOTTvertrauen, por Maria Fischer •

Preciosas y profundas experiencias quedan como recuerdo para el variado grupo que desde el domingo 31 de julio se puso en camino en Colonia con el tema y los anhelos: GOTTvertrauen: Lluvia: “por lo general no fue muy fuerte, aunque algunas veces sí que lo fue”; pies cansados, buenas conversaciones, muchas fotos, experiencias totalmente nuevas como los encuentros de agradecimiento a la noche, en los cuales los participantes dejaron hablar su corazón y pudieron relatar sus experiencias. Los encuentros con los anfitriones en las estaciones de la peregrinación, a pesar de ser un pequeño número de personas, fueron de gran intensidad. En una oportunidad llegaron familias adonde los peregrinos se encontraban alojados y participaron en el encuentro de la noche; en otra oportunidad dos personas de una parroquia decidieron espontáneamente peregrinar durante el día, como lo relató Petra Rasch. El poder llevar a la calle la alianza con Dios Padre, que el Padre Kentenich selló en Colonia hace 50 años y de esta forma poder celebrar este Año de la Misericordia con muchas otras personas, fue lo que motivó al equipo central de este grupo de peregrinos y a él se unieron muchos otros.

 

Fotos: Johannes Domberger

Andernach

En la noche del 4 de agosto, el encuentro con gente, parte esencial de la peregrinación, tuvo una calidad especial: “Esa vez no relatamos nosotros, sino las personas de la comunidad parroquial y junto al párroco, P. Stefan Dumont, nos contaron sobre su compromiso en el sentido de la misericordia”, dijo Lukas Schreiber, al que se le notó la alegría al anunciar ese momento.

Y de esta forma hubo un encuentro con los peregrinos y un pequeño grupo de personas de Andernach a las 18.30 para la celebración conjunta de la Santa Misa en la impresionante iglesia de Santa María de la Asunción, llamada con cariño por todos la “Catedral de María”, que se encuentra situada directamente junto a las viejas murallas de la ciudad. Concelebraron el P. Hans Schnocks del Instituto de los Sacerdotes Diocesanos de Schoenstatt y el párroco P. Stefan Dumont. En un banco de la iglesia estaban sentados musulmanes del Líbano que viven en Andernach, que seguían cuidadosamente la celebración.

Después de la misa, todos fueron invitados al salón parroquial donde se había preparado una exquisita cena para los peregrinos de GOTTvertrauen. Con rapidez se estableció el diálogo y los parroquianos relataron las actividades de su parroquia.

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Para personas en medio de una zona social difícil

La comunidad parroquial de Andernach St. Stefan fue fundada en una zona social difícil. Durante más de 45 años, el primer párroco de esta comunidad creó un “imperio social”, como lo dijo en broma y al mismo tiempo en tono de aprobación el P. Dumont, formando un hogar de ancianos, kindergarten y guardería infantil, sala de juegos y de estudios, servicio de visita a enfermos y a familias y un gran número de miembros de la parroquia se han comprometido socialmente como voluntarios. El Papa Francisco les dijo a los jóvenes durante la JMJ, como respuesta a la pregunta: ¿Dónde está Dios en todo el sufrimiento?: Mt 25, 35-36. Estuve enfermo, tuve hambre, fui forastero… Tocar a Jesús en las heridas de las personas con enfermedad, hambre, sin casa. Y ustedes… Y algo de la alegría de este contacto con Jesús brilla en los ojos de una mujer de Andernach que habló de la guardería infantil. Aquí no se vio nada del polémico rechazo de aquellos que ven en las guarderías la caída de la familia y del modelo de educación cristianas y probablemente nunca han conocido de cerca a una joven madre soltera que no es capaz de vivir ni quiere vivir del Hartz 4… (N.del T.: subsidio de desempleo en Alemania)

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Y entonces llegaron 300 refugiados

El proyecto favorito de las seis personas de Andernach presentes es el bazar: esto puede verse en el brillo de sus ojos al hablar de este tema. “Tengo 64 años, desde hace medio año que estoy jubilada y no puedo estar todo el día sin hacer nada”, dijo una de ellas. Y de este modo trabaja en conjunto para el bazar. A cambio de vales, que el diácono reparte de acuerdo con el tamaño de la familia y sus necesidades, los refugiados pueden comprar allí artículos para el hogar. Una mujer libanesa que ha vivido en Alemania durante muchos años ayuda como intérprete, ya que la mayoría de los refugiados hablan sólo árabe. “Pero aprenden rápidamente”, agregó un joven, también del Líbano. Hubo un montón de risas cuando los encargados del bazar contaron sobre las donaciones de vajilla: azul bávaro y color marfil con borde dorado. “¡Mi abuela también también tenía esa vajilla!”

El entusiasmo animó a los peregrinos, que estaban algo cansados después de un día de marcha, quienes se encaminaron hacia la casa parroquial donde se encontraba el bazar. Allí las donaciones se ordenan cuidadosamente, se prueban y se colocan en la sala de ventas. Por supuesto que hay ovejas negras en ambos lados: refugiados que seleccionan sólo lo mejor y luego lo venden en el próximo mercado de pulgas y donantes que traen tazas rotas y freidora en la que aún huele el aceite rancio… Pero estas son excepciones, aseguraron los colaboradores. Los niños reciben siempre un caramelo y pueden llevarse un juguete sin tener que pagarlo. Las familias van a buscar vajilla, cubiertos, ollas, sartenes… Durante la venta se producen conversaciones, se llegan a conocer unos a otros, se encuentran las miradas a la misma altura, se ve a la persona…

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Una bendición para nosotros

“Misericordia”, dijo el P. Stefan Dumont. “Esa es una gran palabra. Y luego se piensa que hay que tener un programa”.  Pero, así lo dijo él, misericordia no es un programa, sino una actitud de ver la necesidad y de ayudar en forma audaz, espontánea y personalmente. Tuve hambre… y me diste de comer.

Aquí han surgido muchas cosas a partir de pequeñas respuestas personales frente a una necesidad personal. Aquí se ve con claridad que el camino desde el Hogar junto al Rin, donde están alojados varios de los 300 refugiados, hasta la ciudad es bastante largo si se hace caminando. ¡Hay que conseguir bicicletas! Se donaron bicicletas, algunas de ellas se encontraban bastante dañadas. Fueron reparadas y de esta forma surgió “Die Pumpe” (N.del T. bomba de aire para  bicicleta), donde personas entusiastas arreglan bicicletas y se las entregan a los refugiados a cambio de una pequeña retribución. Propiedad. “Eso es importante. Así cuidan mejor sus bicicletas”. Y hay mucho más: cuarto de ropa, acompañamiento a las oficinas oficiales, traducciones…

“La ola de refugiados fue una bendición para nuestra parroquia”, dijo el P. Stefan Dumont a los sorprendidos peregrinos. ¿Crisis? No, bendición. “A través de ellos, hemos encontrado en la comunidad campos de acción social que antes no existían. Y eso le ha hecho indescriptiblemente bien a nuestra comunidad.”

“Jesús mismo eligió identificarse con estos hermanos y hermanas que sufren por el dolor y la angustia, aceptando recorrer la vía dolorosa que lleva al Calvario. Él, muriendo en la cruz, se entregó en las manos del Padre y con amor que se entrega, cargó consigo las heridas físicas, morales y espirituales de toda la humanidad. Abrazando el madero de la cruz, Jesús abrazó la desnudez y el hambre, la sed y la soledad, el dolor y la muerte de los hombres y mujeres de todos los tiempos. En esta tarde, Jesús —y nosotros junto a Él— abraza con especial amor a nuestros hermanos sirios que huyeron de la guerra. Los saludamos y acogemos con amor fraternal y simpatía…” Estas fueron las palabras del Papa Francisco durante la Jornada Mundial de la Juventud, el 29 de julio 2016. Aquí en Andernach se encontraron con el Señor en forma profunda, ya que ellos son misericordiosos como lo es Dios Padre, allá en el bazar…

Nuevamente Francisco. “Estamos llamados a servir a Jesús crucificado en toda persona marginada, a tocar su carne bendita en quien está excluido, tiene hambre o sed, está desnudo, preso, enfermo, desempleado, perseguido, refugiado, emigrante. Allí encontramos a nuestro Dios, allí tocamos al Señor”.

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Allí tocamos al Señor

En los ojos de las personas de Andernach hubo un brillo como el que vi en los ojos de los colaboradores de la Pastoral de la Cárcel de Schoenstatt en Paraguay, como también en aquellos que construyen casas para familias que viven bajo lonas de plástico… Los schoenstattianos se preguntan allí dónde está el Estado frente a tal miseria y porque no está, ellos están allí presentes. “Aquí uno se pregunta, ¿dónde no está el Estado? Todo está institucionalizado y donde no está el Estado, se encuentra Caritas…” En medio de la frase, el schoenstattiano para de hablar. “Y luego éstos de aquí nos cuentan que han encontrado campos, donde pueden actuar…”

No puede ser que Jesús no les de posibilidades a las personas y a los schoenstattianos en Alemania de tocarlo, de tocarlo en los hambrientos, en los sedientos, en los forasteros, en los enfermos…

El mensaje del P. Stefan Dumont, de que los refugiados han sido una bendición para la parroquia porque a través de ellos se han descubierto campos sociales, campos de la misericordia, a muchos de los peregrinos les ha tocado hondamente en el alma.

Y este mensaje conduce hacia el centro del GOTTvertrauen, a la confianza de que Dios también les regala a los cristianos en Alemania, y también a estos schoenstattianos, campos de acción misericordiosa en el sentido de Mateo 25. A través de los refugiados. Y, cuando se aprenda a ver, entonces no sólo junto a ellos.

La vela con el símbolo del proyecto GOTTvertrauen que el grupo le regaló en gratitud a la comunidad parroquial, se encuentra ahora en el bazar.

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Original: alemán. Traducción: Tita Andras, Viena, Austria. Revisión: mf/cm

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