Publicado el 2016-05-20 In Obras de la misericordia, Proyectos

“Estuve en la cárcel y vinieron a verme»… sábado tras sábado y más allá…

PARAGUAY, por Maria Fischer •

«El artículo en schoenstatt.org sobre tu visita a la cárcel de menores me llevó a la Pastoral Carcelaria», me comenta la joven integrante de la Rama de Madres que hace tiempo ya sabe lo que hace los sábados por la tarde: Visitación de María, visita a los jóvenes en la Cárcel de Menores en Itauguá, la más grande de Paraguay con hasta 220 detenidos entre 14 y 18 años. «Lo de esta visita me movió tanto.»  «A mí también», pienso, aunque solo puedo visitar a estos jóvenes una vez por año, y este 7 de mayo por primera vez acompañando al P. Pedro Kühlcke y a unos integrantes de la Pastoral Carcelaria para la catequesis y merienda. Aquí, en este lugar del primer tereré de mi vida, de abrazos fuertes, un nudo en la garganta, la donación espontánea de todo el dinero en mi bolso (tan poco para tanta necesidad) y un dolor profundo mirando a las caras de los niños (sí, son niños) todos provenientes de la clase baja que nunca tuvieron una verdadera opción de vivir una vida como la mía y la de todos los niños de mi entorno.

Pasamos el control, entregamos pasaportes, anillos y relojes, entramos en la cárcel. Entre todos llevamos paquetes de galletas y leche chocolatada desde el auto hasta la puerta donde ya nos esperan unos jóvenes, listos para ayudar con el transporte de la comida esperada desde allí hasta la sala de usos múltiples, que funciona como capilla, y donde la Madre tres veces Admirable de Schoenstatt ha querido establecer su morada entre sus hijos más vulnerables y olvidados.

Con flores a María

«Venid y vamos todos con flores a porfía, con flores a María, que Madre nuestra es con flores a María, que Madre nuestra es…»

Cuando entro en la sala de usos múltiples, en la capilla, veo una estatua de la Virgen de Caacupé en el altar, en sus brazos un ramo de flores. Estoy sola con un joven de tal vez 15 años, algo tímido y que no me contesta cuando le digo: «Qué alegría debe de tener la Virgen con esta flor que le regalaron, tal como lo hace siempre el Papa Francisco antes de salir a sus viajes y al volver…» El joven me mira y mira a la Virgen, al ramo de flores, saca el ramo y corre hacia fuera… Sigo y veo el ramo de flores tirado en el suelo. ¿Por qué? ¿Dije algo malo?

Pasan unos 5 minutos, y el joven vuelve, en sus manos un ramo de flores. «Estaba seco el otro», dice. «Debe ser una flor linda.» Tímidamente, pone el ramo de flores a los pies de la Virgen. «Póngalo en sus manos,» digo, «ella tiene tanta alegría ahora con tu regalo. Los regalos se ponen en la mano…» El chico me mira con una mirada tan asombrada como emotiva… Juntos ponemos la flor en la mano de María y sonreímos. Es el mes de María, es mayo, vamos con flores a María… Son las «flores de mayo» las más hermosas que jamás regalé a la Mater.

Estamos de vuelta, vos y yo

«Aquí estamos de vuelta, vos y yo», me saluda un joven. Un abrazo fuerte. «Qué bueno que me visitas de nuevo, tía Maria.»Sí, nos conocemos, él estaba el año pasado, salió y está de vuelta hace un par de semanas. No sabía dónde quedarse, cómo sobrevivir sin robar. Aquí estamos de vuelta, él y yo.

Se acerca Alberto (nombre cambiado). «Tengo una foto de mi con vos», me dice. Alberto se acordaba muy bien de mi primera visita! Esta vez no podemos sacar fotos. Un abrazo, una sonrisa.
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Visita 2015

El P. Pedro saluda al primer grupo, me presenta, pregunta quiénes aún recuerdan la visita del año pasado. Son muchos, son más. En la mañana celebramos que la Casa Madre de Tupãrenda ya tiene techo. Pronto se cumplirá la obra, pronto dará un hogar a 20 jóvenes que salen a la tan anhelada libertad, con la única meta de que no vuelvan a esta cárcel…

Mientras que el P. Pedro se queda afuera para los que quieren confesarse o hablar (al final es lo mismo), leemos el Evangelio del día, hay una catequesis sencilla que destaca que Dios ama a cada uno, los ama a ellos, los perdona. Los que quieren anotarse para el bautismo, pueden hacerlo con un miembro de la Pastoral. Rezamos juntos el Padrenuestro, hay tiempo para los pedidos de los jóvenes: por la libertad, por sus familias, por el compañero que murió la semana pasada…

La anhelada merienda

Después se reparte, asistidos por dos jóvenes de la cárcel, la comida, y comienza la anhelada merienda para estos jóvenes que no sufren hambre, pero que siempre tienen hambre. «Hasta ahora nunca nos faltó nada para llevar algo a cada uno», comenta Ismelda Vázquez, «aunque a veces hasta último momento no tenemos el dinero para comprar algo para todos. A veces lo adelanto yo…», dice. Sé cuánto es, la merienda del próximo sábado es mi aporte a esta labor apostólica tan importante. Con unos 100 dólares se puede hacer una merienda para estos 180, 200, 220 jóvenes. «No podemos desilusionarlos… Solo nos tienen a nosotros.» Madre de Tupãrenda, Reina del pan, de las medialunas, chipas y gaseosas, muéstrate admirable…

Visita en la carcel, con celebración de cumpleaños del Padre Pedro

Visitas y más visitas

“Estuve en la cárcel y vinieron a verme». El Padre Pedro y unos de sus colaboradores no solo van a la cárcel, también van a visitar a aquellos que están en prisión domiciliaria, repartidos por los asentamientos y lugares entre la nada y la nada en las afueras de Luque, de Asunción, de Itaguá…

Visitan para dar cercanía, bendición, comida y zapatos, clavos para reforzar los techos de chapa y oraciones para fortalecer el nuevo camino de vida…

«¿Vuelves?», me pregunta. Vuelvo a verte, el año que viene, prometo a uno de mis amigos de la cárcel, aunque en verdad no quiero verlo todavía dentro de la cárcel, sino en libertad, tal vez aprendiendo una profesión en la Casa Madre de Tupãrenda…

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Visita

Quiero ayudar…

Una merienda – 100 Euro/US$. Para un joven: 0,60 Euro/US$. Puedes ser parte de la alegría…

Cuenta bancaria en Paraguay
Banco GNB
Cta Nro. 001-065259-003
Congregación Padres de Schoenstatt
Cuenta bancaria en Europa
Schönstatt-Patres International e. V.
IBAN DE91 4006 0265 0003 1616 26
BIC/SWIFT GENODEM1DKM
Uso previsto: P. Pedro Kühlcke – Pastoral Carcelaria

Donaciones via Paypal

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1 Responses

  1. Cecilia dice:

    Son chicos, entre 14 y 18 años. Conmueve. La pastoral carcelaria me conmueve. Dios se hace presente a través de sus instrumentos. Dios los ama así como son. Dios no los abandona. Dios los perdona una y otra vez.
    Ojalá que muchas personas se sientan movidas a colaborar para que estos chicos reciban su merienda y ¿por qué no?, aprender un oficio que les permita obtener el dinero que necesitan para vivir ellos y sus familias.
    Gracias por compartir este testimonio.

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