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Publicado el 2017-08-16 In Misiones

Una familia de familias: nuestra experiencia en las Misiones Familiares

MÉXICO, Florencia Gil •

Con un corazón agradecido y cargado de alegría y esperanza, regresamos de las Misiones Familiares de Schoenstatt que se llevaron a cabo del 22 al 29 de julio.

Siete matrimonios de la Rama de Familias de Monterrey acompañados de nuestros hijos, de jóvenes de la Juventud Femenina y Masculina y del Padre Stefano Daneri, pasamos una semana del verano misionando por segundo año con la comunidad de La Ascensión, N.L., mejor conocida como La Chona.

Cada día, durante las mañanas, hacíamos los visiteos correspondientes para conocer a las familias y sus costumbres, les ayudábamos en sus quehaceres, hacíamos alguna oración en familia y los invitábamos a pasar la tarde con nosotros en las actividades dentro y fuera de la parroquia. La Virgen Peregrina nos acompañaba en cada visita.

Familias fieles, firmes y alegres

El tema de nuestra misión era la familia, el cual fue de gran interés para todos.
Cada tarde contábamos con la participación de niños, jóvenes y adultos, a quienes a través de juegos, pláticas, manualidades, rosarios vivientes y misas, transmitimos el mensaje de la importancia de la familia para vivir en una sociedad con más armonía y paz. Compartimos herramientas para mejorar la convivencia en la propia familia y con la comunidad, y les hicimos ver que no hay mejor ejemplo que la Familia de Nazaret, a quien podemos imitar si nos esforzamos un poco cada día.

Y como uno no puede dar de lo que no tiene, también los misioneros teníamos actividades internas, como Hora Santa, impulso espiritual por parte del Padre Stefano y dinámicas de la noche para alimentar el alma y unirnos más como familia misionera.

Estos días en La Chona, logramos entre misioneros y misionados abrir nuestros corazones, formar una familia de familias y nos dimos cuenta que, uniendo fuerzas las distintas ramas del Movimiento, podemos llegar a ser luz de esperanza para que nuestras familias y las de otras comunidades lleguen a ser familias fieles, firmes y alegres.

Con sentimientos encontrados al terminar la misa de despedida, tanto nosotros los misioneros, como los habitantes de La Chona, expresábamos la alegría por todo lo vivido y el anhelo por reencontrarnos el próximo año.

¡Dios mediante, vamos por más! ¡Contigo siempre querida MTA!

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