Cobijo bendice su cuarta casa de acogida

ESPAÑA, Soledad Menéndez y César Fernández-Quintanilla • 

Vivir hoy en Cuba se ha convertido en una auténtica pesadilla. Una lucha diaria por sobrevivir, sin expectativas de cambio y con una única salida: abandonar el país. Cada día miles de cubanos tratan de escapar de esa situación por diversas vías, algunas de ellas con alto riesgo para sus vidas. Muchos de ellos arriban a Madrid. Sin papeles, sin trabajo, sin dinero y, frecuentemente, con el alma rota. Aquí, por caminos muy diversos, llegan a ponerse en contacto con el Padre Bladimir. —

El P. Bladimir Navarro, sacerdote diocesano de Schoenstatt, vino de Cuba a estudiar un Master en Madrid hace tres años. Y se ha quedado, provisionalmente, trabajando en una parroquia en las afueras de la capital. Este sacerdote, junto con un excelente equipo de cubanos ya radicados en España, creó hace un año Cobijo, una asociación dedicada a acoger a estas personas desarraigadas. El proyecto disponía hasta la fecha de tres casas de acogida en localidades próximas a Madrid donde alojaba a 24 personas. Les aloja, pero también les alimenta, les ayuda a regularizar su situación, a encontrar trabajo y, cuando hace falta, les da apoyo sicológico. Durante un periodo de tres meses la vida de estas personas se va transformando bajo la mirada de la Mater, presente en todas las casas. Pasado este tiempo, y habitualmente ya con trabajo, dejan su lugar a otros que acaban de llegar. Pero siguen perteneciendo a la familia de Cobijo, ayudando a que otros puedan disfrutar de lo que ellos recibieron. De esta forma el acogimiento, la transformación y el envío se van haciendo realidad en la vida de muchos cubanos.

Bendición de una nueva casa

Hace poco más de un mes una persona generosa cedió al proyecto una preciosa casa con jardín, con capacidad para alojar a veinte personas. La vivienda había estado abandonada por años y, últimamente, “ocupada”. Dado su lamentable estado, fue necesaria su rehabilitación y limpieza, tarea en la que intervinieron los alojados en otras casas de Cobijo, “cobijeros” ya graduados, y numerosos voluntarios cubanos y españoles.

El 25 de marzo, día de la Anunciación a María, en un espléndido día de primavera madrileña, mas de 100 personas nos congregamos en la casa para su bendición. La misa celebrada en el jardín estuvo acompañada por los impactantes testimonios de varios de los acogidos por el proyecto que nos contaron su odisea particular para llegar aquí y lo que ha significado Cobijo para ellos.

Posteriormente se procedió a la bendición de la ermita de la Mater que preside el jardín y de toda la casa. La celebración posterior incluyó la degustación de una paella valenciana preparada por miembros de la Federación de Familias, de sabrosos mojitos y de una muestra del maravilloso ritmo de los bailes cubanos, a los que se unieron pronto muchos españoles (aunque con un claro dominio de la maestría de los caribeños).

Solo fiesta

“Venimos impresionados de la bendición de la ermita y la bendición de la casa para refugiados cubanos del padre Bladimir. Ha sido una gran fiesta”, comenta Paz Leiva. “Ha sido impresionante. Solo fiesta. No pedían dinero ni había donde donar, solo festejar y agradecer. Y hablar con el P. Bladimir contagia entusiasmo”.