CHILE, Verónica Morandé •
Por tercer año consecutivo pudimos celebrar la Navidad con nuestros amigos migrantes, como una fiesta dedicada especialmente a los niños. —
Al igual que el año anterior, lo primero fue instalar a la entrada del Campamento en la única calle pavimentada, los juegos inflables. Hay que hacer notar que en el campamento las calles son de tierra, piedras y aún no existe un área verde.
Payasos en el camino
Para alegrar a los niños
Un grupo de nuestros “Payasos en el Camino” se dieron el tiempo y el trabajo de recorrer todas las calles, a pleno sol, invitando a las familias, especialmente a los niños, a participar en la celebración.
Mientras los más pequeños corrían y saltaban en los juegos, gozando de ellos por varias horas, se entregaban a todos helados, jugos y bolsitas con golosinas. Más tarde los mismos payasos se dedicaron a inflar globos con figuras decorativas, que resultaban muy atrayentes y cautivaron a los más pequeños. Todos quisieron llevarse uno a su casa.
Caminando hacia Belén
Este año, al terminar la tarde de juegos, se fue caminando y cantando en grupos hasta la Capilla del Campamento, la que estaba adornada con un árbol de Navidad y, lo más importante, el pendón con la escena del Nacimiento.
En ella celebramos una Liturgia, junto al Diácono Manuel Vallejos, con cantos de Navidad en los que todos participaron con alegría.
La celebración finalizó con un rico chocolate caliente, preparado ahí mismo por una señora del Campamento.
Una iniciativa de la Fundación María en el Camino
