Devolver la dignidad a tantos hijos de Dios olvidados o descartados

PARAGUAY, Alexandra Garcete de Sánchez •

La Primera Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe se está llevando a cabo del 21 al 28 de noviembre de 2021 en la Ciudad de México, a los pies de Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de Latinoamérica. Se trata de un encuentro que reúne a todo el continente latinoamericano. El 4to día, 25 de noviembre de 2021, Alexandra Garcete, de la Federación de Familias de Paraguay, habló sobre la Pastoral Carcelaria y el Programa Casa Madre de Tupãrenda en el contexto del compromiso con los mas necesitados y marginalizados. Los lectores de schoenstatt.org la conocemos como autora de un testimonio sobre las Misiones Familiares en Malgarejo en el año 2015. —

Compartimos su testimonio:

Buenas tardes a todos los asambleístas, un gusto poder compartir con Uds. mi testimonio desde Paraguay – corazón de América. Pertenezco a la Federación Apostólica de Familias del Movimiento de Schoenstatt y estoy representando a la Coordinación Nacional de Laicos de mi país.

Cuando me pidieron mi testimonio me resonó uno de los desafíos que salieron en el compartir del grupo 5 y que también ya nos había iluminado el Papa Francisco: no olvidarnos de escuchar el clamor de los más necesitados, olvidados y desfavorecidos.

Por ello decidí compartir la experiencia que tenemos como familia de dar nuestro apoyo material y espiritual a la Pastoral Carcelaria y al Programa de Casa Madre de Tupãrenda, como una forma concreta de responder a este clamor de jóvenes convictos y exconvictos, mostrándoles una iglesia en salida, que se muestra cercana e interesada en ellos, que les lleva la Buena Nueva de Cristo, que les da esperanza y que también les devuelve la dignidad, dándoles nuevas oportunidades.

Casa Madre de Tupãrenda es un programa de inclusión socio-laboral y desarrollo personal que está destinado a jóvenes que, habiendo estado en conflicto con la ley penal y privados de libertad, han obtenido dicha libertad, ya sea definitiva o condicional y que tiene como objetivo la rehabilitación, el desarrollo personal y la inserción: laboral, familiar, educacional y social de los mismos, ofreciéndoles apoyo psicológico, legal, de trabajo social, tratamiento de adicciones y les da la posibilidad de aprender oficios como: la horticultura, la confección textil, la panadería y la confitería.

Las visitas a la cárcel de jóvenes

Surgió en abril de 2014 como un apostolado de la Rama de Hombres, acompañados por el P. Pedro Kühlcke, y luego se tornaron más frecuentes esas visitas de los sábados a la cárcel de Itauguá, donde se encuentran unos 100 a 140 jóvenes de 14 a 18 años, todos de las clases sociales más desfavorecidas, en su mayoría provenientes de familias disfuncionales, con problemas de adicción de estupefacientes, con historias muy difíciles de pobreza, abandono, vida de calle, y con los diversos delitos que muchos de ellos cometieron a causa de la pobreza o de la adicción.

Desde el comienzo los jóvenes se mostraron muy abiertos a la fe, con mucho interés en la oración, en los sacramentos, y en un cambio de vida sincero, esta Pastoral Carcelaria liderada por el P. Pedro y un equipo muy comprometido de laicos del movimiento de Schoenstatt fue tomando más fuerza y cada sábado se lleva una buena merienda para todos, canciones, compartir y se entregan elementos de higiene, ropa, calzado. Para los interesados se ofrece una breve catequesis de preparación para el bautismo, la primera comunión y la confirmación, con la exigencia de que los jóvenes participen regularmente por propia y libre iniciativa.

Con alegría en estos años se celebraron más de 200 bautismos, casi 200 primeras comuniones y unas 150 confirmaciones.

En todo Paraguay ni un programa de inserción sociolaboral postcarcelario

Pero el desafío más grande fue ver que cuando los jóvenes finalmente salían de la cárcel, no encontraba apoyo para emprender una vida diferente. Por eso la tasa de reincidencia era muy alta – se calcula que más del 60% regresan a la cárcel. No había en el Paraguay ningún programa de inserción sociolaboral postcarcelario. Por lo tanto, se decidió crear uno, para poder dar una respuesta efectiva a muchos jóvenes que pedían ayuda, trabajo, oportunidad para salir adelante y no recaer; de allí se crea la “Fundación para la promoción de valores y prevención de la violencia”, con miembros del movimiento de Schoenstatt para este fin.

Gracias a Dios y a muchos benefactores, y con el apoyo del gobierno, en el año 2016 se pudo habilitar una casa en el predio mismo del santuario de Schoenstatt de Tupãrenda, a pocos kilómetros de la cárcel.

El programa dura nueve meses, en estos años con satisfacción se lograron 43 egresados del programa. Muchos ya trabajan, la mayoría como panaderos profesionales. Algunos ya pudieron construir sus propias casas, y formar lindas familias, dejando totalmente atrás la pesadilla de vivir en la calle, entre el abandono, las drogas y los delitos.

Después del egreso, se les hace un seguimiento personal de un año entero. Hasta el momento, solamente 2 de 43 estaban nuevamente en la cárcel.

Les pido que recen por la Pastoral Carcelaria y por el Programa «Casa Madre de Tupãrenda”, y por cada uno de esos jóvenes que están luchando por salir adelante y poder tener una vida hermosa que Dios soñó para ellos.

Espero que este ejemplo sirva para suscitar en muchos laicos la valentía y el compromiso de asumir el reto de ser verdaderos Discípulos y Misioneros de Cristo que buscan además de evangelizar, devolver la dignidad a tantos hijos de Dios olvidados o descartados por nuestra sociedad, como nos dijo el Cardenal Marc en el panel de esta mañana: “compartir con todos desde la caridad la gracia de ser discípulos misioneros de Jesús, yendo a los más pobres, que son tan necesitados del pan de la esperanza, como del pan de cada día”.

 Muchas gracias.

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