Publicado el 2020-06-14 In Alianza de Amor Solidaria en tiempos de Coronavirus, Proyectos

Una alianza educativa en tiempos de pandemia

URUGUAY, via Boletín del Centro Educativo Providencia •

Desde que comenzó la emergencia sanitaria, desde el centro educativo “Providencia” en Montevideo, nos planteamos dos objetivos fundamentales. Por un lado, buscamos seguir estando cerca de las familias y mantener el vínculo construido. Fue así que nos propusimos realizar un seguimiento semanal de las familias a través de llamadas y visitas que nos permitieran mantener el diálogo y pensar juntos cómo acompañar mejor el proceso educativo de los chiquilines en este contexto. —

Por otro lado, nos propusimos estar disponibles y atentos a los desafíos que se presentaban a la interna de las familias durante el encierro y el aislamiento. En este sentido, además del equipo psicosocial que siempre está realizando un seguimiento cercano, se involucró también a los docentes en general, para que diferentes referentes de la institución pudieran estar en contacto.

El esfuerzo de las familias, su disposición, apertura, la comunicación fluida y diaria entre educadores y referentes familiares ha sido una clave fundamental para lograr que los chiquilines desarrollen aprendizajes significativos en este tiempo. Sin el apoyo de las familias y el rol que fueron construyendo, con la orientación en lo educativo de los educadores, no hubiera sido posible llevar adelante la propuesta del Centro.

El rol de las familias

Estas comunicaciones proactivas y constantes, y con escucha atenta de ambas partes hizo que el vínculo entre el centro educativo y la familia se viera fortalecido. Laura Voituret, directora general de Providencia, dijo al respecto, “Este tiempo tuvo una riqueza muy grande en cuanto a la construcción y el fortalecimiento del vínculo, de la alianza educativa que venimos construyendo juntos, educadores y familias. Nos dio la posibilidad de valorarnos mutuamente, que los educadores pudieran valorar mucho el rol de las familias en acompañar lo educativo y las familias también el rol de los educadores y la propuesta educativa de los diferentes programas”.

Quedó en evidencia que el rol de la familia es clave en el proceso educativo de sus hijos, que tienen mucho para aportar en este rol y que realmente tienen las ganas y quieren hacerlo”, agregó Laura.

Desde Providencia establecemos una alianza educativa con las familias desde que los chiquilines ingresan al Centro. Mediante esta alianza nos proponemos que las familias participen directamente en la trayectoria educativa y del quehacer estudiantil de los chiquilines, siendo centrales en este proceso.

En este sentido, Elvira Sisnandez, referente de 1ro de Liceo señaló, “Partimos de la base de que somos un equipo con las familias y este es un concepto que se hizo muy visible en esta situación”.

Con la intención de conservar el vínculo como un punto central, junto con las familias pudimos encontrar nuevas maneras de estar cerca, comunicarnos y sentirnos un equipo, más allá de las dificultades. A través de la generación de grupos de WhatsApp con las familias y los chiquilines, las llamadas telefónicas y la metodología de trabajo dual (digital/papel) logramos encontrar nuevas alternativas y reinventarnos para lograr aprendizajes significativos en las diferentes áreas.

Esto habla del vínculo que queremos tener y habla de cómo construimos nuestra comunidad. En Providencia todos vivimos con mucha fuerza la construcción de la comunidad como la alianza de los chiquilines, familias y educadores”, afirmó Laura.

Fue posible darle continuidad a la propuesta educativa

En todo este proceso hubo un gran empoderamiento de las familias relacionado al apoyo en las tareas de los chiquilines, pero también en el motivarlos, alentarlos y acompañarlos.

Hubo un gran esfuerzo de las familias por encontrar distintas estrategias para facilitar el trabajo entre los chiquilines y los educadores, mucha apertura, disposición y esfuerzos reales que se traducen en encontrar los espacios de estudio, los momentos, horarios y rutinas para generar que esto se diera.

Estas estrategias también tienen que ver con asegurar los recursos y herramientas, encontrar un momento para que los chiquilines tengan un lugar tranquilo, ayudar a otras familias, ayudar a los chiquilines con las dudas que se van presentando, tratar de conseguir conectividad, pedir ayuda u orientación a los educadores, sentarse a hacer las tareas con los chiquilines, y mucho más.

Todo esto conlleva una estructuración que ayuda a llevar algo de la dinámica del encuadre escolar a la casa. Eso es un desafío gigante porque la casa no es la escuela y la escuela no es la casa”, señaló Fabián Roizen, director del Liceo.

Por otra parte, esta situación ha favorecido el desarrollo de autonomía e independencia de los chiquilines. En este sentido, Elvira manifestó, “Creo que fueron muy valientes los chiquilines en este proceso, con autonomía y mucha garra”.

Leticia Dubcovsky, coordinadora del Club de Niños, manifestó, “Cuando decimos que llegamos al 100% de los chiquilines es porque las familias estuvieron ahí para sostener. La familia ha sido un pilar muy importante. Nos fuimos adaptando día a día, encontrando una retroalimentación y generando un ida y vuelta constante”.

En este intercambio con las familias nos manifestaron que se han sentido acompañadas. Han valorado mucho la cercanía, el diálogo constante y con gran disposición de lo que se necesite frente a la vuelta a clases.

Para Providencia ha sido una gran satisfacción el haber podido cumplir con el doble objetivo de fortalecer el vínculo con las familias, y así, darle continuidad a la propuesta educativa y garantizar los aprendizajes de los estudiantes. “Es una gran alegría poder decir que en este barco estamos juntos, realmente juntos y que cada uno (chiquilines, familias y educadores) aportó desde su lugar para sostenernos, reconocernos y seguir profundizando los lazos”, agregó Laura.

 


El Centro Educativo Providencia está ubicado en el Cerro Oeste (Montevideo, Uruguay), surge en 1994 a raíz del trabajo conjunto de familias del barrio y miembros laicos del Movimiento Apostólico de Schoenstatt. Percibiendo la necesidad de un espacio educativo para los niños y adolescentes, voluntarios y vecinos comenzaron a desarrollar actividades educativas. El Centro Educativo ha ido creciendo y promoviendo la participación de más niños y jóvenes constituyéndose en un espacio socioeducativo de referencia en la comunidad.
Actualmente trabajamos con 400 niños, jóvenes y sus familias, a través del trabajo conjunto de técnicos especializados, educadores y voluntarios, se busca impactar en la vida de los niños y adolescentes para que sus oportunidades educativas y laborales se vean aumentadas día a día. En definitiva, se busca que los niños y jóvenes encuentren un espacio donde desarrollen sus potencialidades en libertad y encuentren un espacio donde plasmar sus sueños e iniciativas.

 

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