CHILE, María Fischer con José María Fuentes •
Hace 5 años, cuando José Miguel Arévalo e Isabel Asenjo, ambos vinculados a Schoenstatt, se casaron, pidieron que, en vez de hacerles regalos, como es costumbre en Chile, les donaran dinero para el proyecto de hacer duchas para la gente de calle en la parroquia de Santa Ana. —
El 11 de julio de 2021, José Miguel cuenta a sus amigos:
Con mucha alegría, les compartimos una noticia de gran significado para la comunidad de la parroquia Santa Ana y para las personas en «situación de calle» de esa zona: el servicio de duchas al fin ya está funcionando.
Después de esperar por la restauración de la iglesia y recinto parroquial, y de muchas complicaciones para encontrar quién nos hiciera el trabajo, finalmente se pudieron construir y habilitar en ella 3 duchas para hombres, 1 baño y ducha para mujeres, más un espacio con una lavadora de ropa. Las duchas fueron habilitadas en uno de los recintos de la parroquia y se materializó con nuestra gestión y con los aportes de quienes participaron en nuestro matrimonio, a fines de octubre de 2015.
El servicio de duchas se encuentra operativo desde abril y fue inaugurado el 20 de junio, con la presencia de algunos integrantes de la comunidad parroquial, de gente de calle, del párroco y de un obispo auxiliar de Santiago, todos cumpliendo con los protocolos de sanidad y aforos por la pandemia.
Para la realización de este proyecto y el cumplimiento de este anhelo, hubo que superar muchos obstáculos, se requirió perseverancia y fe, sostenida en la oración y la confianza en la alianza con el Señor y nuestra Madre.
Les agradecemos por habernos ayudado con sus aportes a hacer este sueño realidad. Agradecemos también la confianza que la comunidad de Santa Ana depositó en nosotros y en poder acompañarlos en su tarea de aportar a un mundo más fraterno y solidario, según el querer de Dios.
Más que caridad, dignidad
Un artículo en el portal de la iglesia de Santiago cita a los dos: “Esto ha sido un regalo para nosotros”, comenta José Miguel, “es una oportunidad para prestar un servicio. Nosotros somos muy marianos, hijos de María, y como ella, tenemos un espíritu de servicio y con mucha sencillez”. Por su parte, Isabel confiesa que estas instalaciones eran un sueño, “que se concretó con mucha ayuda y oración. Estoy muy contenta de que nuestros hermanos de la calle puedan empezar la semana duchados y no solo con la guatita llena, sino con dignidad, para enfrentar lo que les espera en la semana”.
En el mismo artículo se lee:
Monseñor Roncagliolo comenta que “el servicio de comedor y también de las duchas ayudan a dignificar a las personas que viven en situación de calle, y es una expresión grande de la caridad de Cristo, porque la comunidad se moviliza en la caridad y muestra el rostro de Cristo misericordioso a los que más sufren. Es una obra preciosa que sigue creciendo al servicio de los más pobres”.
En tanto, el padre Tomás Scherz explica que estas ayudas “son elementos básicos de atención y dignidad, no solo una repartición de comida, sino una acogida, no es ‘pase rápido y váyase’, es una expresión de una comunidad que sirve. Es lo mínimo de una acogida: ducha, baño, ropa y alimento”. También la oración, dice, que no es una imposición para los beneficiarios. Confiesa que añora volver al comedor presencial.
Este trabajo en la parroquia de Santa Ana forma parte de un circuito de parroquias y otras entidades en Santiago que ofrecen ropa, alimento y trato digno a los más pobres en diversos días la semana.
Patricio Aguirre, el “Tío Pato”, impulsor del comedor parroquial, dice: “Se trata de prestar un servicio integral para restituir la dignidad. A mí el Señor me regala el gozo, con eso estoy pagado”.
