Publicado el 2020-12-06 In Schoenstatt en salida, Temas - Opiniones

¡Alea Jacta est!

BRASIL, RUY ALBERTO KAERCHER •

Confiamos totalmente en lo que nuestro padre fundador nos presentó, o sea nuestro acto de fe en nuestra misión según sus palabras: “en esta obra e instrumento de Dios, elegida para la configuración cristiano-mariana del mundo”. En estos tiempos actuales sufrimos el fuerte desafío de creer en eso con todas nuestras fuerzas. Estamos enfrentados por el comportamiento de muchos hermanos de que insisten en promover acciones masivas, relativizar las decisiones y oponerse a la riqueza del principio federativo concebido por nuestro fundador. El fundador dice: “no fuimos fundados para hoy, ni para mañana, sino para el pasado mañana”.

San Juan Pablo II, con motivo de la audiencia del centenario del nacimiento del padre fundador, el 20 de noviembre de 1985, dijo: «Precisamente en la comunidad y por el bien de la Iglesia, que vive y crece en la fe que se renueva constantemente en su Divino Fundador.», destacando de esta manera, el regreso a los orígenes, la “mens fundatoris”. Y esta misión pertenece a toda la familia de Schoenstatt. Somos una familia «federativa», cuya vida fructifica a partir de una rica pluralidad de comunidades y de la fecunda resultante de de las tensiones de esta dinámica.

Ninguna persona o comunidad aislada, ninguna rama o grupo por sí solo posee la plenitud del don profético de Cristo, también concedido profusamente a nuestro padre fundador. Por ende, nadie, ni persona ni comunidad aislada, ninguna rama o grupo por sí solo, puede interpretar, de manera unilateral, las señales del Dios vivo en el tiempo actual. En tiempos en que nuestro fundador recibe ataques, la mejor respuesta que podemos dar, por él, para él y con él, es hacer viva su obra en toda su plenitud.

 

Alea iacta est

Toda la Familia de Schoenstatt participa de este carisma profético del fundador

Es toda la familia de Schoenstatt la que participa con su fundador de este carisma profético, en la medida en que permanece en alianza de amor con él y con su Obra. Como él, la familia recibió este don, este carisma, para ser intérprete de los nuevos tiempos, para que todos alcancen las “nuevas playas del tiempo”. Nos cabe en el momento actual, como familia diocesana de Schoenstatt en Santa Cruz do Sul-RS, ejercer en conjunto con él ese mismo don profético, para que la Iglesia particular de Santa Cruz ejerza con él ese don profético. De este modo, podremos colaborar para que nuestra Iglesia particular también cumpla su misión evangelizadora y así, se una al mundo católico a partir de sus bases, fiel a las normas del Vaticano II, a los demás documentos del magisterio y del episcopado latinoamericano, en unidad con nuestro obispo diocesano.

San Pablo en 1 Cor. 12, 4-30 nos dice que hay diversidad de dones, aunque todos los carismas conducen a la unidad pues provienen del Espíritu Santo. De este modo corresponde a los asesores, a los dirigentes, a la central de asesores y a todos aquellos que tienen cargos de dirección de las estructuras y comunidades schoenstattianas, una parcela mayor de responsabilidades en el ejercicio de este don profético. Deben, por lo tanto hacer una lectura e interpretación correcta de las voces de tiempo, porque de lo contrario estaremos avalando una omisión en la conducción de la familia de Schoenstatt, cuyo propósito es, según el pensar del fundador, ser alma de un apostolado universal que congregue a todas las fuerzas apostólicas de la Iglesia.

 

Alea iacta est

 

El Movimiento Apostólico de Schoenstatt en Brasil y el Santuario Inmaculada Dilexit Ecclesiam

El Movimiento Apostólico necesita dar una respuesta al llamado de Cristo, corresponder al llamado de la Iglesia para cumplir nuestra misión de instrumentos de evangelización al servicio de los hombres del tiempo actual.

¿Cuál es el motivo que nos lleva a esta reflexión? Los últimos acontecimientos que involucran al santuario Imaculata Dilexit Ecclesiam, que desde hace 44 años es parte de la historia de Santa Cruz y del Movimiento de Schoenstatt. El santuario está profundamente arraigado en la cultura religiosa local; desde su construcción e inauguración cuenta con una peregrinación anual y es centro de irradiación de gracias y de numerosas bendiciones para toda la ciudad de Santa Cruz y toda la diócesis.

Este proceso, como es sabido, iniciado y conducido por uno de los Institutos de Schoenstatt, viola los principios del pensamiento kentenijiano. Lo que más nos duele es la manera como los mayores liderazgos del movimiento en Brasil, en nuestro estado y en nuestro municipio actúan como si nada grave estuviera ocurriendo en este -llamémoslo así- proceso de desmantelamiento de nuestro santuario.

La prensa (de Schoenstatt Brasil) nos está haciendo la pregunta de que estamos abordando este tema de manera “ad extra” (= schoenstatt.org), cuando nos instan a abordarlo “ad intra”. Lo que podemos ver es que, tras varias conversaciones con varios dirigentes a nivel nacional, aún no se han manifestado y lo que nos queda es sensibilizar a la familia de Schoenstatt sobre lo sucedido aquí a través de los medios de comunicación. Estos mostraron interés en dar a conocer el caso, siempre con el objetivo que proporcionaría su divulgación de lograr un bien mayor y un aporte a la reflexión.

Por otro lado, recuerdo que nosotros supimos de la decisión repentina de transferir el santuario a través de una “Carta Abierta” enviada por las portadoras jurídicas a la prensa local.

Alea iacta est

Algo inaudito en la historia del Schoenstatt brasileño

Creo que es inaudito en la historia del Schoenstatt brasileño, al igual que en la historia de Schoenstatt internacional, cómo un proceso de esta naturaleza es conducido de la forma en que se está haciendo en Santa Cruz do Sul. Es un acto que va contra la corriente del pensar del fundador y está destruyendo implacablemente los vínculos naturales, sobrenaturales, familiares y comunitarios. Es este modo de actuar unilateral, sin respetar la opinión ni el pensamiento de la familia como un todo, que huye del principio familiar y que llevará inexorablemente a la esterilidad y al aborto de la vida kentenijiana. Por tanto, este caso necesita una atención especial por parte de los órganos de decisión de Schoenstatt Internacional.

Para nosotros los laicos de Schoenstatt, que tenemos una pedagogía y una espiritualidad mariano-trinitaria, va más allá: se trata de construir una cultura completamente nueva basada en la Alianza de Amor. Para un movimiento, una sociedad, una cultura que no está basada en el diálogo y la colegialidad, está condenada a sucumbir. La falta de transparencia y el encubrimiento de decisiones formadas y tomadas unilateralmente, es abuso de poder, falta de respeto al organismo de vinculaciones tan preciado y vivido por el padre Kentenich.

Las actitudes que presenciamos en la actualidad aquí en Santa Cruz, demuestra justamente lo contrario de lo deseado por el padre fundador, que combatió con tenacidad el colectivismo, el pensar mecanicista que tanto estrago causaron y causan a la sociedad humana. En este contexto se ubica también nuestro santuario Imaculata Dilexit Ecclesiam, debemos, como laicos comprometidos en el Movimiento, ser portadores por excelencia de la Alianza de Amor. Porque es en el santuario donde reside nuestra fuerza apostólica, es allí donde alimentamos nuestros lazos de carácter sobrenatural y natural.

 

Alea iacta est

¿Cuál es nuestra posición como hijos de Schoenstatt?

Aquí, en Santa Cruz, son ya 44 años de presencia y actuación de la Madre y Reina. Sin embargo, creo que La Madre de Dios volvería a colocar la herencia heredada por el padre fundador en hombres nuevos. Es una manifestación local de 44 años de la presencia y actuación de la Madre y Reina. Creo que con todo esto, la Madre de Dios quiere poner sobre nosotros y sobre nuestros hombros el legado del P. José Kentenich. ¿Es esta una situación local o es una situación que presentó una manifestación local, pero que por sus causas, se extiende a todo Brasil, pudiendo estallar, tarde o temprano, en otros lugares? ¿Cuál es nuestra posición? ¿Cuál es la actitud a tomar, como hijos de Schoenstatt, ante lo que estamos viviendo?

Depende de nosotros, como hijos de nuestro padre fundador, el fortalecer el espíritu de familia e inspirar un cambio en la actitud de quienes están investidos en los altos cargos a los que han sido llevados, no para cumplir los deseos de una orden en particular, sino para defender el pensamiento del fundador, y animarnos a permanecer fieles a nuestra misión.

Si los portadores legales ya no quieren adelantarse a la misión que pertenece a nuestro Santuario, queremos que los laicos cierren filas para defender para siempre el grito de nuestro padre: Dilexit Ecclesiam. Imaculata Dilexit Ecclesiam. Siempre luchando por las normas del fundador, alineados con su enseñanza, construyendo y aspirando a un “Nuevo Schoenstatt”, donde reina el auténtico espíritu de familia, unido y vinculado, sin rencores, sin odios, sin el predominio de esto o aquello, pero abierto y alegre, sembrando esperanza, unida en la Alianza de Amor.

¡Alea Jacta Est!

 

Los laicos del Movimiento de Schonstatt de  Santa Cruz do Sul lanzaron una petición a la municipalidad para mantener el terreno y el edificio del santuario (el altar ya fue trasladado a la casa de las Hermanas en otro lugar). Ya firmaron miles de personas en Santa Cruz y unos miles más “on line”, entre ellos hijos de fundadores de Schoenstatt en esta ciudad y personas que con sus propias manos construyeron este santuario.

Se puede firmar la petición “on line” aquí.

http://chng.it/FTpCBs4DzM

https://www.change.org/p/ao-minist%C3%A9rio-p%C3%BAblico-pr%C3%B3-perman%C3%AAncia-e-tombamento-santu%C3%A1rio-de-sh%C3%B6enstatt-santa-cruz-do-sul-rs

Original: portugués. Traducción, Carmen M. Rogers, Santiago Chile/Miguel Ángel Rubio, Madrid, España

Nos quitaron el santuario…

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