CIEES/ARGENTINA, Carlos Barrio e Lipperheide. Mi participación en el CIEES de Costa Rica me resultó sumamente rica. Sin duda recibí mucho más de lo que aporté. Descubrí una inmensa riqueza en todos los países y cómo la Cultura de la Alianza se va expandiendo y experimentando en distintas partes y de distintas maneras. El Espíritu Santo sopla a su modo y siempre nos sorprende y lo seguirá haciendo.
Me sentí evangelizado
Sentí la enorme fuerza y gracia que se vive en la familia de Costa Rica a través de la red de Santuarios Hogares. Es una tentación medir a veces la importancia de Schoenstatt en un país por la cantidad de santuarios filiales que existen. Costa Rica, sin contar aún con un santuario filial, nos dio una lección de humildad, por la fuerza y vida de su fe. Fue sorprendente vivir el fervor y participación de todos los «Ticos» (como llaman ellos a los costarricenses). De alguna manera, como representante de Argentina, me sentí evangelizado, ya que de nuestra patria solamente concurrimos 5 personas, existiendo en nuestro país muchísimos santuarios filiales y un movimiento muy extendido en todas sus ramas.
Presencia europea
Me pareció muy valiosa la presencia de representantes de España (Marcelo Scocco y el padre José María García) y Suiza y Alemania (Melanie y Ulrich Grauert y María Fischer) en el Congreso.
Su presencia le dio de alguna manera al Congreso una mirada no sólo americana, sino intercontinental.
Creo que deberíamos fomentar en el futuro estas presencias, para ir caminando hacia un mutuo enriquecimiento del mundo empresario. ¡Gracias Marcelo, José María, Melanie, Ulli y María por vuestra generosa participación en el Congreso!!
Más allá
Percibo que se está gestando algo grande alrededor de estos encuentros de empresarios y ejecutivos schoenstattianos. Es más me atrevería a proponer que en el futuro pensemos en un Congreso Empresario más amplio, que no sólo incluya a los empresarios y ejecutivos, sino que también forme parte de él el mundo del TRABAJO, con todo lo que ello involucraría. De alguna manera Costa Rica dio el primer paso al mostrarnos el «Solidarismo». Nuestro padre fundador nos invita siempre a tener una mirada orgánica de la realidad y desde ella siento que debería haber una participación también de quienes representen al mundo del trabajo, más allá de los empresarios y ejecutivos. ¿O acaso sólo los empresarios y ejecutivos representan el mundo del trabajo en la empresa y contribuyen a generar la riqueza empresaria? Sólo desde una participación de todos los actores construiremos un sano organismo de vinculaciones y obtendremos una resultante creadora profunda en nuestras empresas.
Me pregunto ¿por qué no invitar al próximo Congreso Empresario a sindicalistas, trabajadores no calificados, jefes de secciones, proveedores y otros actores del mundo del trabajo? La Cultura de la Alianza empresaria debería incluirlos como una parte fundamental y necesaria, para tener una visión más orgánica de la empresa.
La Cultura de la Alianza debería encarnarse también en quienes tienen simples puestos de trabajo en las empresas y sus voces deberían ser tomadas en cuenta desde nuestra mirada orgánica.
No se me escapa que ello podría llegar a significar un desafío en el que no estaría ajena una mayor tensión. Pero sería una tensión necesaria y creadora, muy propia de nuestro padre fundador.
Creo que si no incluimos a la totalidad del mundo del trabajo que se desarrolla en y alrededor de la empresa, corremos el riesgo de recortar la Cultura de la Alianza y construir una empresa autorreferencial. Digo que corremos el riesgo, no que esto esté ocurriendo.
A las periferías
Es más, diría que nuestro Papa Francisco nos está invitando a extender esta Cultura de la Alianza necesariamente a las «periferias», es decir a todos, no dejando a nadie afuera.
Me siento interpelado por algunas frases del papa Francisco en su Exhortación Apostólica «Evangelii Gaudium». En una de ellas nos dice que: «… los que más disfrutan de la vida son los que dejan la seguridad de la orilla y se apasionan en la misión de comunicar vida a los demás». Esta frase me suena como que la podría haber dicho el padre Kentenich.
En otra frase del papa nos dice que «Cuando la sociedad … abandona en la periferia una parte de sí misma, no habrá programas políticos ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad».
Estas reflexiones me hacen pensar que nuestra profunda alegría empresaria está asociada a estar dispuestos a abrirnos y a dejar la seguridad de la orilla para ir a las «nuevas playas» de las que nos hablaba nuestro padre fundador. Solamente desde una mirada inclusiva de la empresa, en la que estén contemplados todos los actores y en la que incluyamos las voces de las «periferias», será posible vivir la Cultura de la Alianza y podremos construir un mundo más humano, productivo y justo.
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