Publicado el 2013-12-21 In Schoenstatt en salida

Su herencia nuestra misión

PARAGUAY/COSTA RICA, Sandra L. Lezcano. Cada vez falta menos para celebrar los cien años de aquella primera alianza de amor que tantos corazones ha conquistado para la Mater y ha generado varias generaciones de aliados con una fuerte conciencia de misión. Vivir Schoenstatt a plenitud implica mucho más que entrar al movimiento y tener un grupo de vida, vivir Schoenstatt es conocer, amar e irradiar el carisma que nos dejó nuestro padre fundador como herencia. Es marcar diferencia en el mundo, dejando que el amor de Dios y de nuestra Madre tres veces admirable plasme nuestra vida entera. Muchos dirán que suena lindo pero no es real, no es aplicable a mi realidad pensaba yo, hasta que tuve la oportunidad de participar el pasado mes en el CIEES (Congreso Iberoamericano de Empresarios y Ejecutivos Schoenstattianos).

Espíritu de familia

Llegar a Costa Rica y sentirte como en casa, fue la experiencia de muchos de los que participamos en este congreso, un cálido recibimiento de los costarricenses ya desde el aeropuerto, donde mientras esperábamos el móvil que nos transportara al hotel  empezábamos a conocernos y las caras serias se transformaban en sonrisas, y así empezaba la vinculación con schoenstattianos de otros países y de distintas ramas, en un ambiente cálido entre risas y charlas.

Llegando al hotel uno sentía como cuando va a esas grandes reuniones familiares donde los re encuentros alegran el alma y lo llenan a uno de alegría. ¡Me sentía yo en mi familia de Schoenstatt!

No sólo me sentí bienvenida, sino amada

Fue visible todo el amor y el esfuerzo que puso la familia de Costa Rica en la organización de este evento, atentos en cada detalle y a cada instante, con la sonrisa y amabilidad que los caracteriza.
Un momento muy emocionante para mí fue durante uno de los almuerzos en que se acercaron a mi Paula y Mauricio, me entregaron tres tarjetitas con su nombre y el de Carolina, me contaron que durante la preparación del congreso tuvieron como capital de gracias rezar por las personas que íbamos a asistir y por las empresas que representamos. La noche anterior al inicio del congreso la familia costarricense se reunió y lanzaron globos al cielo con los nombres de cada una de las empresas, como símbolo de entrega a Dios para  que las haga subir hasta arriba, la sensación que experimente al escucharlos  fue algo inexplicable, me sentí amada y muy bendecida, imposible contener las lágrimas, los abrace y agradecí de corazón. Hoy día yo rezo por ellos y pido a la Mater  les conceda muy pronto la gracia de tener un Santuario.

La cultura de alianza vivida en la empresa

Cada exponencia, cada testimonio fue enriquecedor, los grupos de trabajo también nos ayudaron a conocer otras realidades, tantas experiencias vividas con la Mater y poder notar un antes y un después de haber sellado la alianza de amor.

Personalmente me ha ayudado muchísimo asistir a este congreso, saberme instrumento de la Mater, y alimentar el anhelo de ser líder capaz de generar cambios positivos en mi propio entorno mejorando las condiciones de vida de los colaboradores y sus familias, ayudando así a la comunidad y a mi país.
Asombrada de todo lo que el P. Kentenich nos ha legado, hay tanto por leer, estudiar, compartir sobre su persona, no me puedo conformar con lo que sé teniendo aún tanto por aprender dentro de Schoenstatt.
Comprendí que no existe mejor negociación que la alianza de amor, en la medida de nuestro compromiso para con la Mater ella toma en sus manos nuestro trabajo, lo conduce al éxito y moldea los corazones que quieran ser educados por ella.
Fortalecer la fe práctica en la divina providencia día a día en las pequeñas cosas nos va preparando para estar fuertes a la hora de las pruebas más grandes. Tentaciones y obstáculos no van a faltar por ello la importancia de aferrarnos muy fuerte a Dios.
Es mucho lo que aprendí en estos días y puedo decir que valió la pena cada segundo.

¡Anímate!

Necesitamos motivar aún más la participación a estos congresos, sobre todo a los jóvenes, Schoenstatt nos brinda un mundo de oportunidades, sepamos aprovecharlas. No importa que tan grande sea tu empresa, sino cuán grande quieres que sea, aprendamos de las personas que han logrado cambios extraordinarios, que no sólo han crecido como empresa sino como personas en este mundo tan apasionante de los negocios.
La clave del éxito ya la tenemos: vivir la cultura de alianza, ahora todo depende de qué tan en serio tomemos las cosas de la Mater y del éxito económico de nuestras empresas Ella cuidará perfectamente bien.

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PARAGUAY/COSTA RICA, Sandra L. Lezcano. Cada vez falta menos para celebrar los cien años de aquella primera alianza de amor que tantos corazones ha conquistado para la Mater y ha generado varias generaciones de aliados con una fuerte conciencia de misión. Vivir Schoenstatt a plenitud implica mucho más que entrar al movimiento y tener un grupo de vida, vivir Schoenstatt es conocer, amar e irradiar el carisma que nos dejó nuestro padre fundador como herencia. Es marcar diferencia en el mundo, dejando que el amor de Dios y de nuestra Madre tres veces admirable plasme nuestra vida entera. Muchos dirán que suena lindo pero no es real, no es aplicable a mi realidad pensaba yo, hasta que tuve la oportunidad de participar el pasado mes en el CIEES (Congreso Iberoamericano de Empresarios y Ejecutivos Schoenstattianos).

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