Publicado el 2012-04-18 In Schoenstatt en salida

LLevando el Cirio Pascual por las calles de Puente Alto

CHILE, Rafael Mota. Con la Cruz de la Unidad como símbolo y animados por el lema “Para que todos sean uno” (Jn 17,21), cerca de 150 jóvenes schoenstattianos de 9 países distintos nos sentimos llamados a vivir una Semana Santa diferente, una Semana Santa en misión. Con Jesús -y en Alianza de Amor con María- revivimos el camino hacia la Cruz, nos abrimos a su misericordia y compartimos la alegría y la esperanza de su Resurrección.

 

Misiones de Semana Santa en la Capilla Señor de la Misericordia de Puente Alto, Santiago de Chile

Universitarios, estudiantes de distintos colegios de Santiago y jóvenes profesionales; convocados por los seminaristas y padres del Colegio Mayor P. José Kentenich, partimos a misionar, decididos a ser puentes entre distintas realidades: entre Dios y los hombres, entre el que necesita entregarse y el que merece cariño, entre distintas comunidades de Santiago y la comunidad de Puente Alto.

Ser puente

En el marco de la “Cultura de la Alianza”, las misiones surgieron del anhelo de varios seminaristas de la Comunidad de los Padres de Schoenstatt: compartir la fe en Cristo y la alegría que brota de esa fe con muchas personas. Siendo conscientes de que estas se comunican verdaderamente sólo cuando se da una unidad de comunión entre las personas, cuando se logran derribar muros y crear puentes entre personas y realidades diversas, nos lanzamos a misionar buscando atraer a muchos hacia la Cruz de Cristo para que todos sean uno.

Desde el Santuario

Comenzamos la misión en el Santuario Cenáculo de Bellavista –La Florida-. Ahí pudimos recibir la bendición de nuestra Mater, y el envío de Jesús a través de su palabra en el Evangelio de Lucas, Lc 10, 1-9: “En la casa en que entren, digan primero: Paz a esta casa… y díganles: El Reino de Dios está cerca de ustedes.”

Ya enviados, los misioneros partimos hacia la comuna de Puente Alto y al llegar a la Capilla Señor de la Misericordia nos organizamos para la misión dividiéndonos en tres comunidades misioneras. Cada comunidad alojó en un establecimiento diferente: el Colegio P. José Kentenich, el Jardín infantil Altué y el Jardín infantil Casa Belén. Estos lugares fueron los puntos de partida para la misión cotidiana. Desde ahí salimos a visitar las casas de la comunidad, a compartir con los agentes pastorales de la Capilla y a encontrar un poco de la pasión de Cristo en cada persona.

Semana Santa: la misión

El Jueves Santo, todos los que colmamos la Capilla para la celebración de la misa “de la Cena del Señor”, participamos de un acto de extrema humildad y pequeñez: el lavado de los pies, signo de la invitación de Cristo para el servicio generoso. Además, en el pasillo central de la Capilla, se preparó una hermosa mesa para que los vecinos trajeran frutas y panes que serían bendecidos. Luego de esta significativa celebración, todos acompañamos a Jesús en su oración en el Monte de los Olivos, al trasladar el Santísimo Sacramento al monumento preparado para estos días en la Capilla. Se inició la Semana Santa, se inició la misión.

Durante el Viernes Santo, día de la Pasión y muerte de Jesús, se dieron las primeras visitas de los misioneros a las casas de las poblaciones “Carol Urzua” y “El Refugio”. También visitamos varios de los departamentos de la zona. Los misioneros fuimos recibidos con las puertas y los corazones abiertos. Algunos nos encontramos con personas de diferentes confesiones cristianas y otros con personas que con sinceridad nos compartían su falta de fe. En todos escuchamos una voz de Dios.

Ya por la tarde, una gran representación de la Pasión de Jesús, realizada con cariño por los jóvenes misioneros y que recorrió las calles de la población pasando por las estaciones preparadas por los vecinos del lugar, ayudó a profundizar el rezo del Vía Crucis. A esto le siguió la celebración de la Liturgia de la Cruz en la Capilla, una nueva oportunidad para adentrarse en el misterio del amor crucificado de Cristo, una nueva oportunidad para imitar a María en la Cruz de la Unidad y acercarse a Cristo para hacerse uno con él en su Cruz.

Como María al pie de la cruz, los misioneros quisimos también acercarnos con respeto y de corazón a las cruces y esperanzas de los vecinos de Puente Alto, por eso, las visitas a las casas continuaron en la mañana del Sábado Santo. En muchas ocasiones fueron los mismos vecinos quienes nos dieron un testimonio de su fe compartiendo su vida en amenas conversaciones y en pequeños momentos de oración.

Por la tarde en la Capilla hubo variadas actividades para toda la comunidad: juegos para los niños, confección de rosarios, talleres de pintura y música, un taller acerca del aborto y trabajos de restauración de una ermita, y del jardín de la Capilla. Ya al caer la tarde todos los participantes compartimos una merienda en el jardín de la Capilla y luego asistimos a un conmovedor musical de la Pasión de Jesús preparado por los misioneros.

Con el corazón preparado por el compartir fraterno de la tarde, todos salimos en procesión hacia la Parroquia Nuestra Señora de las Mercedes de Puente Alto para celebrar la gran Vigilia Pascual. Esta celebración estuvo presidida por el párroco Padre Aldo Coda; también lo acompañaron en el altar el P. Fernando Valdivieso, vicario –quien trabaja pastoralmente en la Capilla Señor de la Misericordia-, y los padres Felipe Ríos y Pablo Mullín – educadores del Colegio Mayor P. José Kentenich de los Padres de Schoenstatt. Fue emocionante ver cómo al paso del Cirio Pascual todos los fieles iban recibiendo la luz de Cristo Resucitado, iluminando la plaza parroquial: una imagen de lo que tratamos de hacer los misioneros en estos días, expandir la luz de Cristo.

Al término de la celebración los misioneros y los miembros de la comunidad de la Capilla Señor de la Misericordia celebramos con gran alegría la victoria de Cristo. Caminamos desde la Parroquia hacia la Capilla, llevando el Cirio Pascual por las calles de Puente Alto, anunciando a los vecinos la resurrección de Jesucristo con nuestros cantos, oraciones e incluso bailes y saltos juveniles. Un significativo momento se vivió cuando al llegar a la Capilla se descubrió la imagen de Jesús Misericordioso que estuvo cubierta durante los días de la Pasión.

Para que todos sean uno

Las misiones llegaron a su final el Domingo de Resurrección con la celebración de la Eucaristía. Muchos miembros de la comunidad de la Capilla y todos los misioneros se congregaron en esta acción de gracias por todo lo vivido en estos días santos en Puente Alto.

La fiesta siguió al término de la Misa con la bendición de la ermita restaurada, en la cual fue entronizada nuevamente la imagen de la MTA. Confiamos que la presencia silenciosa y maternal de la Mater recuerde a todos la victoria de Jesús en medio de las dificultades diarias.

Con todo lo vivido y con todo lo compartido entre los misioneros y los pobladores de Puente Alto, se tendieron puentes entre muchos corazones y se hizo vida el lema que motivó estas misiones: «Para que todos sean uno» (Jn 17, 21).

¡Los misioneros deseamos a toda la Familia de Schoenstatt una Feliz Pascua de Resurrección!

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