Ermitas. «En los cruces de los caminos, en puntos estratégicos» de la Iglesia en Salida

Grandes y pequeñas. Enclavadas en zonas de montaña, en bosques y valles, en pueblos y ciudades y al borde de los caminos, las ermitas de la Madre y Reina Tres veces Admirable que va sembrando la Campaña de la Virgen Peregrina, se levantan desafiando las inclemencias del tiempo, los vientos, la nieve, el calor, el frio, en diferentes lugares del mundo.

Enorme es la diversidad que les regala la creatividad popular de los misioneros de las distintas naciones donde se encuentran. Sin embargo hay algo que les es común. Algo que las une. Son todas fruto del inmenso amor del corazón de una Madre inquieta que quiere estar cerca de todos sus hijos porque sabe que la necesitan.

Una Madre que a su paso, va despertando en hombres y mujeres generosos el anhelo de darle albergue en sus corazones, aliarse con Ella y construirle una Ermita en su tierra. Quieren que Ella se establezca en sus lugares, acepte las oraciones y sacrificios que se le ofrezcan y derrame desde allí sus gracias y bendiciones para bien de sus hermanos. Y así, haciendo vida el “Nada sin Ti, Madre, nada sin nosotros”, incansables, en las huellas de Don Joao, ponen manos a la obra.

Las bellísimas historias que están detrás de la construcción de cada ermita, hablan de la entrega incondicional de tantos misioneros de la Campaña que no se dejan desalentar por los innumerables inconvenientes y trabas que siempre surgen. No es fácil conseguir el terreno, lograr el aval de las autoridades y llegar a construir la Ermita. Pero nada los detiene. Miles de Rosarios y entregas de sacrificios al Capital de gracias van sosteniendo la iniciativa y abriendo los caminos hasta llegar al ansiado día en que la Madre tres Veces Admirable toma posesión de ese lugarcito del mundo y comienza a derramar desde allí sus gracias y bendiciones.

A partir de ese momento las Ermitas se transforman en originales prolongaciones del Santuario, lugares de encuentro donde se van tejiendo lazos y la Madre va uniendo a sus hijos y regalándoles la experiencia de pertenencia, creando clima de Familia.

Allí, los misioneros de la Campaña se reúnen de manera especial los días 18 de cada mes para rezar el Rosario, consagrarse a la Virgen, rezar las Mil Avemarías, sellar su Alianza de Amor y renovar su entrega para reemprender con nuevas fuerzas su misión.

En las casas y en las calles

A través de la Campaña, la Madre Peregrina que recorre el mundo quiere entrar en las familias, enseñarles a rezar y vivir los misterios del Rosario en alianza con Ella y establecerse en centenares de miles de Santuarios del hogar. Pero eso no le basta. Quiere también hacerse presente en la vida pública, compartir la vida de nuestros pueblos, quedarse en las calles y caminos, en esos pedacitos de cielo donde Ella quiere estar cerca de todos sus hijos, acercarse a los más necesitados, compartir sus penas y alegrías, invitar a todos a ser sus aliados que la ayuden en su misión de transformar el mundo.

Así lo comprendió Don Joao. En 1979, él viaja a Schoenstatt y, a su regreso a Brasil, siente la inspiración de construir Ermitas de Nuestra Señora de Schoenstatt como las que vio en Alemania. Y brota así esta nueva corriente de vida en la Campaña: en sólo 5 años coloca 40 ermitas

“en los cruces de los caminos, en puntos estratégicos, casi siempre en lugares apartados, distantes de las parroquias, adonde no llega el sacerdote.  Cada ermita colocada – dirá Don Joao- es como una antena que atrae de lo alto, en esta gigantesca Campaña, la fuerza y el don del Divino Espíritu Santo”.

Son muy simples: una imagen de la Madre y Reina, en bronce, apoyada en un listón de madera que se hunde en la tierra. Se las bendice en el Santuario, y luego se realiza una segunda bendición con el pueblo en el lugar donde son colocadas. Don Joao les recomienda mucho que se reúnan junto a la Ermita los días 18 para rezar el Rosario como símbolo de unión con el Santuario. Así, la corriente de gracias que fluye desde el Santuario puede llegar a los lugares más apartados.

También el Padre Esteban Uriburu comprendió la importancia y el rol providencial de estos lugares de irradiación mariana en nuestro tiempo. “En esta época, en que la erosión espiritual va borrando de la vida cotidiana todo signo o vestigio de lo divino, surgen las ermitas, cual pequeños oasis en torno a los cuales el pueblo sencillo siente más concretamente la presencia de su Madre”.

Desde esta página quisiéramos recoger las fotos y los testimonios de la vida que bulle en todas las Ermitas que van surgiendo al paso de la Virgen en tantos lugares del mundo donde llega la Campaña.

En las huellas de Don Joao, unidos a todos los misioneros y familias de la Campaña queremos ponernos al servicio de esta maravillosa corriente de vida que la Mater nos ha regalado en Schoenstatt y que tanto supo valorar el Padre Fundador.

En octubre de 1946, el no dudó en abandonar la Jornada Anual del Movimiento de Alemania para ir a bendecir en Suiza una pequeña ermita de la Mater y coronar a la Madre Tres Veces Admirable como Reina del mundo, en ese lugar en apariencia tan poco significativo:

Hoy estamos alrededor de una pequeña Ermita —dijo ese día— …Con el tiempo, de lo pequeño va a surgir algo grande. Schoenstatt también fue pequeño una vez. Y de lo pequeño surgió algo grande y cada vez quiere ser más grande, proyectándose más y más hacia el mundo en un tiempo en que el mundo se está derrumbando… Agradezco de corazón a todos aquellos que han colaborado abnegada, fiel y sencillamente por honrar a la Sma Virgen. Ella ahora quiere ser coronada Reina del Universo. Como Reina de Schoenstatt, quiere llegar a ser también Reina del mundo; quiere recorrer los pueblos, conquistándolos. Y en esa misión queremos y debemos ayudarle.

Si! En esa misión queremos ayudar a nuestra Madre y Reina. Ayudarla a recorrer los pueblos y a establecerse entre nosotros, para renovar el mundo. Hacer nuestros los anhelos del Padre Fundador. Y unirnos para impulsar junto a los misioneros y familias de la Campaña esta maravillosa corriente de vida de las Ermitas que la Sma Virgen quiere sembrar en el mundo.

Pero… ¿cómo hacerlo?

Podemos preguntarnos: ¿Qué puede suceder si desde cada Ermita se eleva al cielo una fuerte corriente misionera de oración y santificación, ofrecidas a la fuente de gracias del Santuario, para ayudar a la Santísima Virgen a establecerse en millares de nuevas ermitas en todos los rincones de la tierra?

¿Qué puede suceder si, por la entrega de sus misioneros, por su capital de gracias, cada ermita asume esta misión de transformarse en semilla fecunda para incendiar el mundo con el fuego de la Alianza de Amor que brota de esos pequeños pedacitos de cielo donde la Madre Tres Veces Admirable quiere manifestarse como Reina de los pueblos, como Reina del mundo?

La Virgen conoce la respuesta. Y nos invita a entregarnos a Ella como instrumentos con las mismas palabras con que el Padre Fundador cerró su plática en la pequeña ermita de Wessen en Suiza: “Nuestra vida por nuestra Reina”.

Ana Echevarría, Buenos Aires, Argentina, 15.09.2017

Álbum de fotos de ermitas

Ermitas

Joao Luiz Pozzobon: Llevando a la MTA hasta los confines del mundo

Un “schoenstattatiano en salida”, solidario con los más pobres, movido por un solo deseo: el llevar a la madre de Dios y a su hijo Jesucristo allí donde la gente los necesita. Éste es João L. Pozzobon, iniciador de la campaña de la Virgen Peregrina.

Joao Luiz Pozzobon (1904 – 1985), Brasil, miembro del Movimiento Apostólico de Schoenstatt en Brasil, padre de siete hijos, recibió en 1950 una imagen de la Madre tres veces Admirable de Schoenstatt de manos de una Hermana de María quien le pidió que la llevara a las familias para rezar con ellas el Rosario.

Don Joao asumió esta tarea y la hizo suya durante 35 años y hasta el día de su muerte. Caminó más de 140.000 kilómetros con esta imagen, llevándola a hogares, hospitales, escuelas y cárceles, incentivando en todas partes la vinculación a la Virgen y el rezo del Rosario.

Esta “Campaña” -como gustaba llamarla Joao Pozzobon – tuvo un inicio modesto, como todas las cosas de Dios; desde 1984 se extendió a América del Sur, América Central y América del Norte así como también a Europa, Asia y África: 110 países en total.

Don Joao vivió en su vida el “Sí” incondicional de María. Llevó una vida sencilla y humilde, totalmente dedicado a su familia, a Schoenstatt y a la misión mariana; el compromiso social de la Campaña fue esencial para él. En fidelidad al Padre Kentenich, de quien se consideraba un “pequeño alumno”, llevó adelante esta misión aún en tiempos de oposición e incomprensiones. Gracias a su fidelidad, miles de familias en el mundo entero reciben hoy la Virgen Peregrina, se unen en oración, descubren mejor a Jesús y gozan de las gracias del Santuario de Schoenstatt.

En la mañana del 27 de junio de 1985, el diácono Joao Luiz Pozzobon fue atropellado por un camión en medio de un espeso manto de niebla, cuando se dirigía al Santuario de Nuestra Señora de Schoenstatt para participar de la Santa Misa, tal como lo hacía diariamente, pocos días después de haber ofrecido una vez más su vida para que la Campaña se tornase internacional.

La experiencia de las ermitas como lugar de presencia y cercanía de la Mater desde el Santuario

Las ermitas de Schoenstatt – más de 800 solo en Argentina – son una expresión pastoral de Schoenstatt. Muchas de ellas han surgido de la Campaña del Rosario de la Virgen Peregrina de Schoenstatt, fruto de la iniciativa de un misionero o un grupo de estos. Lo que despierta esta corriente es el anhelo de Santuario, de la presencia y cercanía de la Mater desde el Santuario. Hay algo más que los impulsa, una doble necesidad. La primera de ellas es la de sentirse una Familia. La segunda: reunirse como Familia en torno a la ermita, conocerse, estrechar vínculos, compartir la vida.

La Campaña ha llegado a muchas localidades del interior del país que están a miles de kilómetros de un Santuario. La situación económica de la gente no le permite un contacto fluido con la fuente de gracias. Debido a eso, surge en los misioneros el deseo de que la Mater posea su «propio terruño», donde ellos puedan vincularse más personalmente a Ella, llevarle flores, rezar, saludarla, agradecerle, ofrecerle sus aportes al Capital de gracias, hacerle pedidos. Conscientes del regalo que significa, se ocupan de que el lugar luzca lindo y ordenado.

Sentirse una Familia, reunirse como Familia – especialmente los días 18

Hay algo más que los impulsa, una doble necesidad. La primera de ellas es la de sentirse una Familia. La segunda: reunirse como Familia en torno a la ermita, conocerse, estrechar vínculos, compartir la vida (alegrías y dolores). Es impresionante cómo crecen y se profundizan los lazos a través de las visitas a las ermitas. Muchos acuden diariamente a visitarla. Las personas se reúnen normalmente allí los días 18 y renuevan su Alianza de Amor, rezan el Rosario, las Mil Avemarías, se entregan Peregrinas (previamente bendecidas en un Santuario), a veces incluso tienen posibilidad de que les celebren Misa.

«Nada sin Ti, nada sin nosotros»

A menudo, los misioneros perciben algunos signos de que la Mater quiere que le construyan una ermita. Son pequeñas manifestaciones, pero muy claras. La donación inesperada de un terreno, el expreso pedido del párroco o de la gente, hasta la misma Mater que aterriza del cielo (luego de un veloz viaje en globos de gas)…

Antes de la construcción, los misioneros asumen el compromiso de conquistar el lugar con muchos aportes al Capital de gracias. Son muy responsables y responden con mucha seriedad porque conocen cuál es la condición para que María se establezca y derrame desde allí sus gracias: «Nada sin Ti, nada sin nosotros». Es realmente impresionante ver cómo trabajan esto a través del cuaderno que acompaña a la Peregrina. No es una conquista de unos pocos, sino fruto del esfuerzo de muchas personas. Su entrega y generosidad son dignas de admiración. Hay testimonios sumamente conmovedores de los ofrecimientos y sacrificios realizados por varias personas.

Además del Capital de gracias, a veces reciben otras donaciones: dinero, material de construcción, mano de obra gratis, proyecto y dirección también gratuito.

Una prolongación del Santuario, fruto de un anhelo de vincularse a él

Hay una creatividad impresionante. Hasta el momento, no hemos visto dos ermitas idénticas. Cada una de ellas es una manifestación de un lugar concreto, donde se expresan las costumbres, tradiciones, el clima, la cultura, la religiosidad propia de su gente. Las ermitas de la MTA se extienden a lo largo de todo el país, en todas las diócesis de Argentina. En la ciudad y en el campo, en barrios lujosos y en villas miserias, junto a calles transitadas y senderos de tierra, en montañas, valles y a orillas del mar, en grandes centros y en pueblitos remotos, está presente la Mater junto a sus hijos, regalándoles su amor de Madre, Reina y Educadora.

Las «Líneas orientadoras para la pastoral de ermitas», elaboradas por la Central y el Equipo Nacional de la Campaña, son una respuesta a la vida y están inspiradas en la experiencia de los mismos misioneros. Sus aportes fueron decisivos para poder realizar este trabajo. Es importante aclarar que lo que motivó este escrito no fue una inquietud ni una preocupación con respecto a las ermitas. ¿Qué necesidad había, entonces, de elaborar este material? Sentimos que hacía falta asegurar, en vistas al futuro, el espíritu de estos lugares para que se mantuviesen siempre fieles al origen, ya que notamos una expansión arrolladora de las ermitas en nuestro país. Prácticamente todos los días nos informaban de la existencia de una nueva. A fin de que conserven el carisma de Schoenstatt – vinculadas a la MTA, al Padre y al Santuario – vimos conveniente brindar algunas líneas y pautas para las ermitas de la Campaña, que son una prolongación del Santuario y han nacido de un anhelo de vincularse a él.

«Nuestra Madre y Reina ha querido permanecer junto con sus hijos»

Los testimonios de algunos misioneros, en ocasiones en las que se bendijo una ermita, pueden ayudarnos a comprender mejor el sentido y el valor que tienen para la Campaña:

«Desde que muestra Madre y Reina salió como peregrina, no sólo ha querido visitar a sus hijos sino que también ha querido permanecer junto a ellos. Quédate con nosotros, le pidieron los discípulos a Jesús. Algo así ha ocurrido con María. En muchos lugares del país ésa ha sido la súplica: ¡Quédate con nosotros, Madre buena!«.

«Los caminos de nuestra patria están sembrados de ermitas de la Mater. Allí todos nos sentimos sus hijos y Ella nos transforma en hermanos».

«Desde aquel 27 de junio de 1985 han pasado los días, los meses, los años. En la verde pradera del cementerio Santa Rita descansan los restos de don João… El grano de trigo que cae en tierra y muere, desaparece, pero no para quedar infecundo sino para producir mucho fruto».

¡Es mi terruño, es mi tierra de Schoenstatt!

Un experiencia que recién recuerdo de mis vacaciones y viajes, que muestra cómo todos (no sólo los que viven en el lugar) nos sentimos «Familia» en torno a las ermitas.

Es difícil expresar lo que uno siente cuando viaja a algún lugar – ya sea por motivo de trabajo, tareas apostólicas o vacaciones – y de pronto «descubre» una ermita de la Mater. Inmediatamente se sabe «en casa», en Familia. Aunque no conozca a nadie, uno se siente vinculada a todos los que están allí, porque hay algo en común que nos une: el amor a la MTA. Comienzan las miradas, luego las sonrisas, más tarde el diálogo, y finalmente terminamos agradeciéndole a la Mater por este encuentro y renovando juntos la consagración. Los días 18 es impresionante la cantidad de gente que llega de tantos y tan diversos lugares del país. Espontáneamente me surgen las palabras del Padre: ¡Es mi terruño, es mi tierra de Schoenstatt!

Monina Crivelli, Buenos Aires, Argentina

La Campaña del Rosario de la Virgen Peregrina y la misión de Belmonte

El 7 de septiembre de 2004, cientos de misioneros de la Virgen Peregrina levantaban en alto su Peregrina durante la vigilia en los Jardines Vaticanos previa a la bendición del Santuario de Belmonte.

En ese momento la imagen de la MTA destinada para el santuario de todos nosotros se había caído al suelo rompiéndose en mil pedazos. Un signo silencioso, fuerte. Aquí estamos. Nosotros seguimos llevando a la Santísima Virgen…

Don João Pozzobon llevó a Roma a la Peregrina Original, para presentar a la Iglesia toda la fecundidad de la Campaña de la Virgen Peregrina. Fue en el año 1979.

En 2014, la Peregrina Original, accidentada y como símbolo de la Iglesia accidentada que el Papa Francisco prefiere a una Iglesia enferma por quedarse cómodamente instalada, volvió a Roma y estuvo en la audiencia jubilar con el Papa Francisco. También visitó al Santuario de Belmonte.

Ahora hay una sala con el nombre de Don João Pozzobon, modelo del «schoenstattiano en salida».

Cristina White, Buenos Aires, Argentina

La Campaña del Rosario de la Virgen Peregrina de Schoenstatt – una corriente de vida y gracias