Publicado el 2014-09-08 In Vida en alianza

Visión de una iglesia renovada

ROMA, mda. Por fin se cumplió una promesa de hace más de cuarenta años. En la ciudad de los Papas se construyó un Santuario de Schoenstatt. Un terreno casi olvidado se mantuvo como “Tierra del Padre”. En un frío día de invierno se colocó la piedra fundamental en presencia de pocas personas. Unos meses después – el 8 de septiembre de 2004 -, bajo el brillante sol de Roma, fue bendecido con la participación de miles de personas de todo el mundo. Para ellas es “el Santuario de todos nosotros”. A su alrededor se ha generado un espacio donde va tomando forma la visión de una Iglesia nueva. Una Iglesia según el corazón del Papa Francisco.

El Centro Internacional de Schoenstatt de Belmonte, Roma, es un regalo del Movimiento de Schoenstatt del mundo entero a su fundador. Es la concreción local de su amor a la Iglesia,  que fue tan central en el Padre Kentenich, que pidió que sobre su tumba se pudiera grabar el epitafio: Dilexit Ecclesiam (Amó a la Iglesia).

Belmonte representa como lugar, la imagen de una nueva Iglesia, una Iglesia fraterna, impregnada de espíritu, pobre, peregrina y misionera, aquella Iglesia que el Padre Kentenich quiso ayudar a construir por medio de Schoenstatt. Una Iglesia como la que el Papa Francisco plasma en sus palabras y gestos y cuyos contornos ya se van haciendo visibles.

Una Iglesia que hace descubrir de nuevo a los hombres la alegría del Evangelio. Una Iglesia que es Madre, Pastora y Hogar. Una Iglesia que sale al encuentro de los hombres, a las periferias de la sociedad. Una Iglesia impregnada de misericordia y con los brazos abiertos como una madre. Una Iglesia que es como María.

Belmonte se destaca por la vigorosa disponibilidad para ayudar a construir según esa visión. Es un ofrecimiento desde el carisma del Padre Kentenich en la era del Papa Francisco. Un lugar de gracias para él y para la Iglesia, que está viviendo un nuevo Pentecostés. Aquel Pentecostés al cual, el Concilio Vaticano II le abrió puertas y ventanas.

Vision einer neuen Kirche

Durante la bendición de la piedra fundamental del Santuario de Roma y totalmente en el espíritu del Concilio Vaticano II, el Padre José Kentenich bosquejó su visión de una Iglesia renovada.

●      “Una Iglesia que, por una parte, está llena de alma hasta en lo más profundo y arraigada en la tradición; pero, por otra, una Iglesia que es extraordinariamente libre, desprendida de formas tradicionales anquilosadas”.

●      “Es una Iglesia unida en virtud de una fraternidad que cala muy hondo, pero a la vez dirigida y gobernada jerárquicamente, más aún, paternalmente”.

●      “Es una Iglesia depositaria de la misión de convertirse en alma de la cultura y del mundo presente y futuro”.

●      La nueva Iglesia será una Iglesia mariana. “María es la Madre y el modelo de la Iglesia”.

●      Más tarde, en una plática sobre la imagen de la Iglesia según el Concilio Vaticano II del 2 de febrero de 1966, el Padre Kentenich amplía las características de la Iglesia renovada. Para él es importante que llegue a ser “una Iglesia pobre”, “que tome más y más distancia de la pompa usual de otras épocas” y que sea “amiga de los pobres y no suplique permanentemente la benevolencia y el agrado del Estado”.

●      Una Iglesia que no confía en la riqueza ni en el poder político, estará abierta de una forma nueva al actuar del Espíritu Santo. El Padre esboza así “una Iglesia conducida totalmente por el Espíritu Santo”.

●      Finalmente el Padre describe el ideal de una “Iglesia humilde, que se confiesa a sí misma culpable y que tiene el valor de pedir perdón”.

Ayudar a hacer realidad esta visión, es el ofrecimiento a la generación de Schoenstatt del comienzo del segundo siglo de su historia.

Esto es ahora.

“Fuera, fuera en la periferia, fuera en el campo, nos habíamos construido, nosotros no, sino la Madre de Dios nos había construido un nido allí enfrente, nos había encomendado una tarea. Y si queremos ser católicos, entonces al fin y al cabo necesitamos la bendición del Santo Padre. ¡Marcha sobre Roma!” (P. José Kentenich, 16.11.1965, Belmonte)

 

Original: alemán. Traducción: Manuel Huapaya, El Callao, Perú/ Rodolfo Monedero, Madrid, España

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Visión de una iglesia renovada

ROMA, mda. Por fin se cumplió una promesa de hace más de cuarenta años. En la ciudad de los Papas se construyó un Santuario de Schoenstatt. Un terreno casi olvidado se mantuvo como “Tierra del Padre”. En un frío día de invierno se colocó la piedra fundamental en presencia de pocas personas. Unos meses después – el 8 de septiembre de 2004 -, bajo el brillante sol de Roma, fue bendecido con la participación de miles de personas de todo el mundo. Para ellas es “el Santuario de todos nosotros”. A su alrededor se ha generado un espacio donde va tomando forma la visión de una Iglesia nueva. Una Iglesia según el corazón del Papa Francisco.

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