Publicado el 2017-10-30 In schoenstattianos, Vida en alianza

Nos eligió porque nos amó primero: Ordenación sacerdotal de Pablo Mori y Matías Clavijo

ARGENTINA, Claudia Echenique •

Por el cariño que todos les tienen, por su identidad schoenstattiana desde la niñez, por su entrega fiel y generosa, muchos quisieron acompañar a Matías «Tute» Clavijo y a Pablo Mori en el día de su ordenación sacerdotal en Nuevo Schoenstatt, Florencio Varela. El sábado 28 de octubre en la Iglesia de Dios Padre, Mons. Francisco Pistilli, obispo de Encarnación y quien fuera su Maestro de novicios, les impuso las manos y los consagró presbíteros de Cristo y de la Iglesia.

En los días previos ya se percibía que sería una jornada especial. Juan Molina, seminarista, ultimaba detalles en la sacristía de la Iglesia de Dios Padre y lo compartía en Twitter. Eduardo Segura lo comentaba: «Que no falten pañuelos…». En varias comunidades de Argentina se escuchaba «¿Vas el sábado a Florencio Varela?», «¿Nos vemos en la ordenación?».

Llegaron desde América y Europa para acompañarlos

Comenzaron a llegar algunos invitados y quienes querían acompañarlos en este día tan importante. El P. Andrés Rodríguez viajó desde Roma y el P. Agustín Álvarez, algunos seminaristas y el matrimonio Jensen lo hacían desde Chile. Desde Paraguay llegaron los Padres Tommy Nin Mitchell, Martín Gómez, José Pontes, Pablo Mullín con algunos novicios y Mons. Francisco Pistilli, obispo consagrante.

Ese mismo sábado arribaron todos los Padres de Schoenstatt que viven en Córdoba y en Tucumán, y ya cerca del inicio, varios sacerdotes diocesanos estaban listos para concelebrar. El P. Javier Arteaga, superior regional, agradeció también a los sacerdotes que llegaron de Brasil, Portugal, Alemania, México, a las Hermanas de María por su oración y por abrir su casa, y a los Institutos y Federaciones de Schoenstatt presentes.

Dios nos amó primero a través de ustedes

Al iniciar la procesión, «caminamos por el pasillo hasta el altar con la fuerza y el cariño de todos ustedes que nos han acompañado y rezado por nosotros» expresaban los nuevos presbíteros al agradecer más tarde. «Dios nos amó primero también a través de todos ustedes que están hoy acá», dijeron en referencia a las familias y personas que acompañaron su camino al sacerdocio. Además de sus comunidades de origen de Villa Ballester (Pablo) y San Isidro (Matías), había grupos de Córdoba, La Plata, Buenos Aires y Gran Buenos Aires y Mendoza.

El coro de jóvenes coordinado por el P. Manuel López Naón acompañó con cantos y melodías cada momento de la celebración. Desde el «Gloria» de la Misa Criolla hasta corales en latín, todo sonaba en armonía. Fue muy emotivo escuchar el salmo cantado por Juan Segundo Clavijo y su esposa, quienes con su niño en brazos entonaban «Cómo te pagaremos todo el bien que nos hiciste».

Desperdiciamos todo para una vida sin desperdicio

Luego de la presentación y aceptación de los dos diáconos, Mons. Francisco Pistilli predicó una homilía muy cálida y profunda. Saludó y agradeció a las familias Clavijo y Mori  (nombrando a cada integrante) y recordó que con Matías y Pablo se conocieron hace tiempo atrás, en el noviciado. «Y acá es cuando empiezan los dos a temblar pensando que su Maestro de novicios va a contar alguna intimidad» comentó sonriendo. «Han madurado para esta misión. Doy fe. (…) Hoy nos alegramos de ver que han sido elegidos para que hagan las veces de Cristo Maestro, Sacerdote y Pastor».

Recordó que cuando estos jóvenes manifestaron su vocación, muchos les decían «¡Qué desperdicio!» y afirmó «Quizás tenían razón. La vocación sacerdotal es el mejor desperdicio de todos porque desperdiciamos todo para una vida sin desperdicio. (…) ¿Alguien puede explicar la alegría que tenemos los sacerdotes aquí presentes, que tienen Pablo y Matías, de no tener nada y sentir que tenemos todo? Hay tanta felicidad en sus corazones que ni siquiera pudieron dormir anoche… Debe ser un «desperdicio» de felicidad y por eso les pido que compartan tanta dicha».

Al referirse al lema sacerdotal elegido por Pablo y Matías, «Él nos amó primero» (1Jn 4,10), explicó que vivimos en un mundo que todo el tiempo hace rankings y competencias para ver quién es el primero, quién es el mejor. La lógica del Evangelio es otra, y dijo «Jesús les dice ‘Sígueme’, es decir, les pide que sean segundos y a veces, los últimos porque Él nos amó primero».

Homilía de Mons. Francisco Pistilli

Homilía de Mons. Francisco Pistilli (pdf)

¡Y hoy apenas lo creen!

Matías y Pablo se conocieron a los 13 años en un campamento de la Juventud Masculina en Córdoba y tienen algunas cosas en común, como haber nacido en el mismo año y el mismo mes pero además, Mons. Francisco contó algo más que comparten: «Uno de ellos (no voy a decir cual) pensó desde su niñez que estaría aquí y hoy apenas lo cree… El otro, nunca pensó que estaría aquí, ¡y hoy también apenas lo cree! Es tan grande lo que está pasando que ellos mismos saben que han llegado ‘en segundo lugar’. Es así y por eso puedo decir que están listos para recibir este ministerio».

Finalmente les dijo «No se adelanten a ser padres. Dejen que el Hijo vaya siempre adelante. Así llegarán a ser padres de muchos hijos, cuando ellos les concedan el lugar, ese privilegio inmerecido».

Lágrimas en la imposición de manos

Luego comenzó el rito de la ordenación con la invocación al Espíritu Santo cantada en latín a dúo por el P. Agustín Álvarez y un seminarista, lo que transformó el templo en una ámbito celestial. Los hasta ese momento diáconos hicieron su promesa sacerdotal y luego se postraron mientras todos rezaban al son de las letanías con ritmo folklórico.

Quienes estaban cerca del altar, en la oración consecratoria y la imposición de manos del Obispo, pudieron ver las lágrimas en los rostros de Pablo y Matías, que continuaron mientras los más de 30 sacerdotes concelebrantes imponían sus manos en cada uno de ellos como gesto de recibirlos en la comunidad sacerdotal. Otro gesto significativo fue que mientras los sacerdotes pasaban, Mons. Francisco mantenía su mano derecha en alto como gesto de bendición.

Tati Achaval comentó en Twitter: «Fue muy emocionante el momento vivido con el Pa’í Francisco, de Maestro de novicios a Obispo que ordena a sus pichones».

El regalo del P. Juan Pablo Catoggio

A continuación, los padres de Matías, la mamá y la hermana de Pablo acercaron al Obispo la casulla y la estola para sus hijos. Luego de revestidos con los nuevos ornamentos, ambos fueron ungidos en sus manos y recibieron el cáliz y la patena, que fueron regalados por el P. Juan Pablo Catoggio, Superior general de los Padres de Schoenstatt. En el abrazo de paz con Mons. Pistilli, con algunos sacerdotes y entre ellos dos, estallaron los aplausos en la Iglesia, al ver a los dos nuevos sacerdotes de Schoenstatt y la Iglesia.

Ya incorporados al altar, el Padre Pablo y el Padre Matías consagraron por primera vez el pan y el vino en Cuerpo y Sangre de Cristo y luego lo dieron como alimento a todos los fieles en la comunión.

Unidos en oración y también on line

Mientras esto ocurría en Argentina, había tres sacerdotes en Europa que estaban unidos a esta celebración en oración… ¡y también on line a través de medios digitales! Una señora le iba enviando fotos de cada momento por whatsapp al P. Juan Pablo Catoggio a Alemania, y dos muchachos de la Juventud Masculina de La Plata gastaron casi todo su crédito del celular y ¡le transmitieron toda la misa por videollamada de skype y whatsapp! a los Padres Beltrán Gómez y Facundo Bernabei, para que también pudieran estar presentes y compartir la ordenación desde Roma.

Cómo les pagaremos todo el bien que nos hicieron

Antes de ir hasta el Santuario, ambos jóvenes quisieron agradecer y lo hicieron parafraseando las palabras del salmo: «Cómo les pagaremos todo el bien que nos hicieron». Agradecieron por compartir los pasos en la vida de cada uno, «porque nos sostuvieron muchas cuando dudamos, nos abrazaron cuando no sabíamos cómo seguir, porque nos fortalecieron cuando pensábamos que no podíamos».  Le agradecieron a sus familias porque «ustedes nos amaron primero», creyeron en nosotros y se emocionaron con nosotros. Gracias por abrazarnos cuando lo necesitamos y por saber soltarnos y dejarnos recorrer los caminos que Dios nos invitaba a recorrer».

En su Familia de Sión, mencionaron a todos los sacerdotes y formadores pero especialmente a su Pa’i Francisco «por creer en nosotros, en este milagro, por ser padre y ángel de la guarda y por regalarnos hoy el don del sacerdocio. Es muy fuerte y muy increíble tenerte acá».

En una larga lista de agradecimientos que incluyó a todas las instituciones, personas y comunidades que los acompañaron en estos años, mencionaron especialmente a la Federación de Familias y a la Federación de Madres (sus padres pertenecen a ellas) «porque han rezado y también han sostenido a nuestros papás en este camino».

Una misión que nos enciende el corazón

El último agradecimiento fue para el fundador de Schoenstatt: «Al Padre José Kentenich, por ser padre, por mostrarnos un sacerdocio pleno de alegría, por acompañar nuestro camino y por darnos una misión que nos enciende el corazón y nos llena de esperanza».

Finalmente, fueron al Santuario, consagraron su sacerdocio a la la Reina de Sión, la Madre, la Aliada, y dieron su primera bendición al pueblo como sacerdotes. Luego fueron agasajados con un ágape en la Casa Solaz de María.

Al día siguiente, por la mañana el P. Pablo celebró su primera misa en su Santuario de Villa Ballester y por la tarde, el P. Matías lo hizo en su Santuario de San Isidro.

Video síntesis realizado por el Departamento de Comunicación de Schoenstatt Argentina

 

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