Publicado el 2017-10-21 In Vida en alianza

A siete meses de la bendición del Santuario, niños ante Dios, hijos de la MTA

COSTA RICA, Michelle Ramírez de Monturiol •

«Ya hemos experimentado que los días 18 están llenos de gracias del cielo, pero para nosotros, las maestras del Jardín de María, hoy fue muy especial. La vivencia de cada uno de los niños hizo que cada minuto valiera la pena…

Los niños del Jardín de María se prepararon para cantarle a la Mater sus canciones predilectas, como María de la Alianza, María, Mírame, La Virgen de Nazaret y muchas otras, en el día en el que, además, nuestro Santuario Familia de Esperanza cumplió siete meses de haber sido bendecido.

En este año del Padre Kentenich, tenemos muchas actividades para celebrar, también con los pequeños, como dar a conocer a nuestro querido Padre a través de cuentos y relatos de su vida de infancia. Además, el 9 de noviembre, seis maestras del Jardín sellarán su Alianza de Amor con la Mater.  Ellas han sido delicadamente preparadas por Rocío González, una querida amiga que visitó Costa Rica desde Madrid, España, con gran entusiasmo para colaborar y servir, y hoy le agradecemos ese gran entusiasmo y alegría que desde ya muestran las profesoras. ¡Muy feliz Día de Alianza en el año del Padre Kentenich!», nos relata Marianella Coto de Montero, Directora del Kinder “Jardín de María”.

Agenda llena de vida

Desde muy temprano, la agenda del 18 de octubre, se llenó de vida con la misma intensidad con la que ya soplan los vientos de la época en Costa Rica.

Todo empezó desde las 8:30 de la mañana con la visita de los niños del “Jardín de María”, que se encontraron con la presencia de decenas de imágenes de la Virgen Peregrina. Luego a lo largo del día, hubo cantatas de la Juventud, rezo del Rosario, Meditaciones marianas, la celebración de la Eucaristía, la quema de las Contribuciones al Capital de Gracias, la celebración con un pastel de cumpleaños y hasta la inauguración del Club de Lectura del Padre, inspirado en un proyecto en Encarnación, Paraguay.

Se han “robado el corazón”

Definitivamente los que se “robaron” el corazón y la atención de todos los peregrinos y de la Mater también, fueron los niños, que alegres y tiernos le cantaban y entregaban sus regalos hechos con flores de papel y corazones pintados por ellos mismos.

“Desde que me levanté, sentí una felicidad que inundaba mi cuerpo y mi mente. Nos habíamos preparado con tanto amor y dedicación para regalarle a la Mater este, su día. ¡Y ya por fin había llegado! En las semanas previas pude observar cómo en cada carita brillaban sus ojos y escuchar esas dulces vocecitas, que con cada ensayo se iban intensificando, fue algo maravilloso. Llegamos al Santuario y mi corazón se llenó de una paz y felicidad que no podría describir. Estábamos ahí todos, como una sola familia, un solo corazón, para cantarle y amar a la Mater. Escuchar a los niños cantar dentro del Santuario, será sin lugar a dudas una de las mejores experiencias de mi vida y sentí la presencia de María ahí entre nosotros. Gracias, Mater, por permitirme vivir este día tan especial al lado tuyo”, emocionada nos cuenta Johana González, maestra del kínder.

Testimonios de amor y misión

“Ver la ilusión con la que mis estudiantes visitaron a nuestra querida Reina nos reafirma el amor incondicional que posee por nosotros, y lo afortunadas que somos de haber sido elegidas para formar parte de su misión».

Mariam Calvo, maestra del kínder.

“No hay duda que nuestra Madre se sentía feliz de ver a sus pequeños cantando y rezando con tanto amor. El cobijamiento y las bendiciones se sentían por todo el lugar. El santuario se convirtió en una cajita fuerte que brillaba como el oro, ya que estaban dentro los tesoros de cada uno de los hogares, los niños del Jardín de María”.

Rita Mora, asistente.

«Ver como todos los niños y las niñas se preparaban y daban su mayor esfuerzo durante cada práctica, y observarlos hoy con esos ojos brillando de la emoción y esa alegría que se desbordaba en cada uno de ellos, por haber visitado el Santuario para cantarle a la Mater, fue mi mayor satisfacción como maestra. Les puedo contar que desde que comencé a trabajar en el Kínder Jardín de María, ha habido grandes cambios, he tenido que aprender a conocer y comprender mejor toda la historia de la Mater. También, poco a poco se ha ido involucrando mi familia, lo cual ha sido una linda oportunidad para unirla aún más”.

Alexandra Torrealba, maestra

 

“Mi vida siempre ha estado marcada por la Virgen María y mi amor hacia ella ha sido inmenso pero hay algo maravilloso con la Virgen de Schoenstatt: la amada Mater se ha ido encargando, poco a poco, de buscarme de maneras increíbles. Ella llegó a mi vida por medio de mi hermana, quien desde muy pequeña se enamoró de ella y también por medio de mi tío quien asiste a los Madrugadores. La Virgen Tres Veces Admirable de Schoenstatt llegó en un momento muy difícil en mi vida, en el cual estaba sin trabajo y me encontraba desesperada. Un día, mi mamá y hermana le pedían de rodillas muy angustiadas a la Mater que intercediera por mi trabajo. Me dijeron que me aferrara a Ella. Lo hice y ese mismo día Ella, con su infinito amor de Madre, me condujo hasta el Jardín de María. Ha sido el regalo más hermoso que me ha dado.  La amo profundamente y me doy cuenta de que ella me ama a mí todos los días de mi vida, cuando me dirijo a mi trabajo, llego a él y me encuentro con todos los niños y cada una de mis compañeras a quienes quiero y admiro».

Alejandra Castro, asistente.

“Hoy tuvimos la dicha de ir al Santuario de la Virgen de Schoenstatt con los niños y niñas del Jardín de María, fue una experiencia inexplicable. Al llegar, fue notable la emoción de los niños por ver a su amada Mater.

Ellos le habían preparado dibujos y además le llevaban flores para ofrecerlas como capital de gracias. Al dejarlas en el altar, le tiraban besos a la Mater y sus ojos desbordaban de amor. Cuando los chicos y las chicas estaban cantándole a la Mater con tanta pasión y tantísimo amor, se me erizaba la piel al escucharlos. Seguramente nuestra Madre, estaba «derretida» viéndolos desde el cielo.

Al llegar a trabajar al Jardín de María, yo no conocía a la Virgen de Schoenstatt. Después de un tiempo pude darme cuenta de lo importante que es permitirle entrar en mi vida. Al presenciar momentos como el de hoy, ver la fe y el amor que provoca nuestra Mater en los corazones de los chicos (que son lo más puro y sincero que hay), me doy cuenta que realmente esto es algo de lo que quiero formar parte».

María Phillips Iglesias, maestra

 

Y mientras escribía este artículo, recibí providencialmente un “tweet” del Papa Francisco:

Déjate guiar por la ternura divina, para que puedas cambiar el mundo mediante tu fe”.

¡Feliz Año del Padre Kentenich, desde Costa Rica!

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