Publicado el 2017-08-23 In Vida en alianza

Cómo fui siguiendo la construcción de Belmonte gracias a Internet

ROMA BELMONTE,  Claudia Echenique •

Llegué a Roma como final de una peregrinación a Tierra Santa. Ya en Italia, había estado dos días en Asís y un lunes muy temprano, tomé el tren hacia la capital italiana. La mayoría de los pasajeros iniciaba su semana laboral, algunos trabajaban en sus notebooks, otros leían el diario. En mi caso, además de mirar el paisaje, iba repasando todos los mapas de metro y bus de Roma que había descargado de Internet, y que me permitirían lograr mi objetivo para ese lunes 12 de mayo de 2014: llegar al Centro Internacional Roma Belmonte.

Después de una hora de viaje desde la estación Termini, al bajar del bus uno reconoce enseguida el lugar hacia donde caminar pues en el portón hay dos banderas: la del Vaticano y la del Schoenstatt Internacional. En ese primer instante uno siente: «Ya estoy en casa». Desde la entrada en la esquina de Via di Boccea y S. Gemma, percibí que había mucha actividad de construcción. Muchas máquinas, obreros, ladrillos, caños, cables desplegados y por supuesto, mucho polvo de obra.

En su pequeñez, Ella nos da la bienvenida

Pero hay algo pequeño que uno puede ver en el centro y por delante de la construcción: es la ermita de la Mater Ter Admirabilis. Ella es la primera que, en su pequeñez, nos da la bienvenida en Belmonte.

Con mi pobre italiano, logré preguntar a un obrero por la persona que me guiaría para conocer el lugar y fundamentalmente, llegar al «Santuario de todos nosotros». A medida que iba caminando hacia el interior del predio, iba desapareciendo el ruido de la avenida y sus automóviles para empezar a disfrutar del silencio de la naturaleza del parque de Belmonte.

La Casa Padre Kentenich llama la atención por su construcción con formas semicirculares y los desniveles. No tiene la típica forma de las casas tradicionales que había visto en Florencio Varela o en Alemania. Me resultó muy novedoso su diseño.

Cuando caminaba hacia el Santuario, trataba de recordar el video que había visto en Buenos Aires, del día que el Padre José Kentenich visitó este mismo lugar en 1965. ¡No había nada aquel día! Y sin embargo, la presencia del Padre Fundador con ese pequeño grupo que lo acompañaba ha sido un hito en la vinculación de Schoenstatt con la Iglesia.

Los símbolos propios de este Santuario

Al entrar al Santuario, la mirada va primero al cuadro de la Mater y su Hijo. Siempre llegamos buscando su abrazo que nos cobija y nos recuerda: «¡Es mi terruño, es mi tierra de Schoenstatt!». Luego la mirada empieza a descubrir cada uno de los objetos y símbolos que allí se encuentran: el cuadro del Ave María, la estatua de San Miguel, el ojo del Padre, la Cruz de la Unidad… Y surgen comparaciones sobre las características de los símbolos con los de otros Santuarios que uno frecuenta o ha visitado. El color de la madera, el metal, los vitrales, el tipo de cruz… En Belmonte, lo propio son la imagen de la Sagrada Familia sobre la izquierda y las tinajas que cada país regaló para la bendición en el año 2004.

Estuve varias horas ese día en el Centro Roma Belmonte y dos días más tarde regresé a Argentina. Desde entonces, fui viendo crecer el Centro y la Casa Padre Kentenich a través de los artículos que leía en schoenstatt.org y al recibir el Boletín de Roma Belmonte.

Cómo fui siguiendo la construcción de Belmonte

A los pocos meses de mi visita, pasaron por allí los jóvenes que iniciaban la Fackellauf (Carrera de la Antorcha) hacia Schoenstatt. Tres semanas después, llegaron los peregrinos de todo el mundo que venían de celebrar el Jubileo de los 100 años de Schoenstatt en Alemania y, antes de reunirse con el Papa Francisco, pasaban por el Santuario de Belmonte. La Casa se preparó especialmente para recibirlos. Se organizaron espacios para el encuentro y para todo aquello que corresponde a una peregrinación: refrescos, café, compras de libros y recuerdos.

Luego me fui enterando de los proyectos de ayuda para que el Centro Roma Belmonte sea realmente «de todos nosotros». Así conocí las iniciativas «Una habitación para cada país», «Apadrinando puertas y ventanas» y la corriente de las Ermitas.

¡Belmonte es de todos nosotros!

En el año 2015, seguí más de cerca las actividades y el crecimiento de Belmonte pues el Rector fue el P. Daniel Lozano, un sacerdote argentino, a quien conocía de los eventos de Schoenstatt en mi país. El día que asumió dijo una frase muy reveladora para mí: “Belmonte no es alemán, no es italiano, no es argentino, ¡pero es de todos nosotros!».

Por entonces, ya no era necesario alquilar carpas pues las misas se celebraban en el hall de la Casa. Empezaron a llegar los objetos para decorar las habitaciones y cada visitante quería ver cómo iba el desarrollo del cuarto de su país y hacia donde miraba la ventana del mismo.

Más tarde, se definieron también los nombres de las tres Salas de reuniones: Sala «Gertraud» (por Gertraud von Bullion, la primera mujer en Schoenstatt), Sala «Reinisch» (por el P. Franz Reinisch, destinada a la juventud) y Sala «João Luiz Pozzobon», en la cual se está armando, con las fotos de las ermitas de todo el mundo, la gran imagen de la Virgen Peregrina de Schoenstatt.

Jóvenes alemanes en acción – agosto 2017

Las pequeñas historias que construyen la gran historia

Una noticia pequeña que pasó desapercibida para muchos pero que llamó mi atención fue la de una docena de jóvenes, un sacerdote y un matrimonio que en el año 2016 donaron un tiempo de sus vacaciones de verano para ir a trabajar a Belmonte a clasificar, acarrear, colocar adoquines y martillar con fuerza para convertir un terreno arenoso y desigual en un espacio nivelado que ser usado como estacionamiento de autos y autobuses.

También conocimos otros relatos como «los tomates de Belmonte», las creativas jornadas en Alemania para dar a conocer Belmonte o las historias de Gianni y de Elena, quienes con su sencillo trabajo aportaron a la construcción de este centro schoenstattiano en Roma. Todos podemos aportar. Cada persona, cada oración, cada minuto, cada donación, todo suma para la construcción del Centro Internacional Roma Belmonte.

2017: Se abre la casa Domus Pater Kentenich

En 2017 asumió el P. Marcelo Cervi como Rector y surgieron algunos videos como forma de comunicar las novedades de Belmonte. En Cuaresma se colocó el cuadro del Papa Francisco en el Santuario para manifestar que «Aquí rezamos cada día por el Santo Padre Francisco».

El programa pastoral continúa sumando actividades para abrir Belmonte a la Iglesia universal, y ya tiene su calendario definido hasta agosto 2018.

Con el último boletín, llegó la noticia: ¡La casa Domus Pater Kentenich abre sus puertas el próximo 16 de noviembre del 2017!

En la carta enviada el 4 de julio pasado por el Rector General Pbro. Dr. Christian Löhr y el Rector de Belmonte P. Marcelo Cervi, expresan con mucha alegría que «¡Finalmente, ha llegado el momento! El regalo que la Presidencia General de la Obra de Schoenstatt le prometió al Padre Kentenich, ahora puede ser cumplido completamente. Han pasado más de 50 años hasta ser construido lo que nuestro Padre Fundador recibió para su octogésimo cumpleaños el 16 de noviembre de 1965, expresado entonces en una maqueta. Es una alegría y un honor poder invitarle personalmente a través de esta carta a la inauguración de la Casa Internacional del Peregrino Domus Pater Kentenich en Belmonte. Ese día queremos celebrar la finalización de los trabajos del Centro Internacional de Schoenstatt en Roma, junto a muchos amigos que hasta ahora han patrocinado y apoyado a Belmonte, entre ellos muchos de los jóvenes que han ayudado con la construcción».

Volver a pisar el Centro Roma Belmonte, por ahora, es un anhelo para mí. No sé cuándo podré concretarlo. Pero estoy convencida que cada vez que pongo un papelito con mi aporte al Capital de gracias en mi Santuario Hogar, en la Alianza de Amor con María, lo estoy poniendo también en la tinaja del Santuario de Belmonte.


Para pedir reservas: Elena Buosi, amministrazione@roma-belmonte.info

www.roma-belmonte.info

Boletín 08/2017

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