Publicado el 2017-07-17 In Vida en alianza

No es nada fácil esto, pero es fuente de alegría

PARAGUAY, Joaquín Santiviago •

La decisión y la entrega total a la vocación personal también se expresa como manifestación de un fundamento del que emana belleza: Dios, que es piedra fundamental de vida. La música es fundamento de mi vocación, mi vocación de niño, de padre, mi vocación de educador, mi vocación de schoenstattiano, mi vocación de cristiano. En la música encuentro a Dios, pero en ella Dios me encuentra primero porque El me cantó primero. En este regalo inmenso de escuchar la voz de Dios en la música me siento llamado a servir a través de ella, como eco de ese canto con el que Dios vino, con María, a la puerta de mi corazón.

El coro que cantó en la Toma de Túnica de Sion

Desde este encuentro como experiencia crucial y en este contexto, me ha tocado dirigir al magnífico Coro Alegría para la “Toma de Túnica de Sion”. Cuando asumimos la tarea, nos pusimos al hombro el desafío de prepararnos para el 8 de julio, regalando la belleza de la música como camino para unir los corazones de las personas al corazón de Dios y María, y en particular los corazones de los 21 novicios que han decidido la vocación al sacerdocio. No es nada fácil ni es sencillo, más aún cuando uno no es profesional y por lo tanto, no tiene todas las herramientas para que este servicio sea el mejor. No fue fácil pararse a dirigir un coro de aproximadamente 70 integrantes y 28 músicos profesionales que conformaron la orquesta. En varios ensayos me he sentido sobrepasado por algo que no estaba técnicamente preparado para dirigir. Pero, uno no está solo. Uno tiene claridad de que no puede existir un director sin su coro, sin las voces, no puede existir un coro sin un magnifico equipo que trabajó para que todo se logre, del mismo modo que no puede existir la luz sin la oscuridad.

Unanimiter

Hemos trabajado desde diferentes frentes, hemos trabajado espiritualmente, musicalmente, y también para juntar recursos económicos. En todo esto nos hemos unido mucho y hemos conformado la familia del Coro. Y esta es la experiencia más generosa de Dios, darnos cuenta de que un coro no es sólo la suma de partes, la suma de voces que suenan, sino que es una unidad total que conforma un todo. Es unanimiter, una sola alma, un mismo espíritu que se manifiesta y regala cultura religiosa, re-ligando los corazones al que nos cantó primero y cuya belleza nosotros cantamos, como servicio y expresión del amor que Dios nos tiene para los demás. Y en eso consiste la alegría.

El 8 de julio fue un día de esos que se constituye en un misterio de gloria y gozo para los novicios, para la Comunidad de Sión, para la familia de Schoenstatt, para la Iglesia del mundo y el coro quiso ser parte de ese aporte generoso que se ha logrado con la ayuda de muchas personas. No fue fácil pero extremadamente bello y reconfortante, porque hay más alegría en dar que en recibir y cuando de música se trata, ese camino de ida y vuelta lo hacemos con Jesús y María quienes con amor generoso nos han cantado primero.

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