Publicado el 2016-12-01 In Vida en alianza

El casamiento del año

PARAGUAY, Laura Zarate •

Con ese título “El casamiento del año” se anunciaba la fiesta que llegaba a los verdes jardines de Tuparenda, una espera llena de oración y conquista; por segunda vez seríamos testigos de una Vestición. Así, llaman las Hermanas de María al acto de entregar el hábito religioso, el llamado «Vestido de María», a las candidatas de su Instituto, que dan así inicio al noviciado.

Ese 13 de noviembre de 2016 al llegar a Tupãrendá, se sentía un clima de fiesta. Toda la Juventud Femenina estaba vestida de gala, esperando con ansias a sus hermanas de Rama.

A las 17 hs, empezó la celebración con la procesión de las novicias vestidas de novias, que caminaban por el centro del cordón formado por las manos de las chicas de la Juventud Femenina. Las novias iban acompañadas por los sacerdotes, los representantes de las ramas y escoltadas por las Hermanas de María. Las tres jóvenes paraguayas que forman un nuevo curso con tres jóvenes argentinas, irradiaban sonrisas que tocaban el alma, transmitían una inmensa alegría y seguridad por su decisión.

En la Iglesia Santa María de la Trinidad las esperaba expectante una numerosa concurrencia. Toda la familia de Schoenstatt se encontraba presente, y de fondo, un coro impecable que ayudaba a vivir aún más intensamente este acontecimiento.

unspecified1Minutos de espera

Uno de los momentos de mayor impacto para muchos sucedió en el rito de la entrega de los vestidos, el cual inició con la lectura de sus nuevos nombres: María Paz Angulo: Hermana María Agustina; Jessica Bogado: Hermana María Allegra; Martha Ybañez: Hermana María Valentina. Todos quedaron con las bocas abiertas y las novicias se retiraron para cambiar su vestido nupcial por el de Hermanas de María. Fueron los minutos de espera más largos, llenos de ansiedad y sobrepasados de emociones, hasta que llegó el momento en el que las novicias reaparecieron como Hermanas de María y todas las miradas se fijaron en ellas. Fueron recibidas con lágrimas en los ojos, y con un fuerte aplauso lleno de amor y profunda admiración.

La Santa Misa culminó con la peregrinación al Santuario, donde las Hermanas María Agustina, María Allegra y María Valentina sellaron por primera vez su Alianza como Hermanas de María; y después de la bendición final empezaron las largas filas para los abrazos interminables de los más queridos.

No existen palabras para describir los sentimientos que se viven en una vestición. Dios nos da la posibilidad de ser testigos de su inmenso amor, pues estas tres chicas son un valiente testimonio de Dios, de Cristo, de María y de la Iglesia. Nos transmiten la esperanza que muchas veces perdemos e irradian el significado puro de la entrega total. ¡Qué bendecidos somos al poder iniciar con ellas este maravilloso camino!

unspecified3Fotos: Javi Vera

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