Publicado el 2016-12-15 In Vida en alianza

Celebración de la Inmaculada Concepción en el Santuario Monte Sión Gikungu

BURUNDI, Méthode Nyandwi y Diomède Mujojoma •

El Santuario de Schoenstatt Monte Sion Gikungu, en Burundi, ha celebrado el domingo 4 de diciembre de 2016 la solemnidad de la Inmaculada Concepción, cuatro días antes de su celebración oficial por la Iglesia Católica. Esta solemnidad normalmente se celebra el 8 de diciembre de cada año, pero como esta fecha caía a mitad de la semana, en jueves, el Santuario de Schoenstatt Monte Sion Gikungu, que lo celebra de manera grandiosa, con la Misa siempre presidida por el Nuncio Apostólico en Burundi y para permitir a los fieles vivir este acontecimiento de manera festiva, ha decidido adelantarlo al domingo 4, después de tres días de oración, con el triduo de la Inmaculada Concepción, que se inició el jueves día 1 de diciembre, cada día a las 18.00 horas.

Tambor, rosario, coro, flores y alfombra roja

La celebración de esta solemnidad, ha coincidido con el segundo domingo de Adviento. El Santuario de Schoenstatt Monte Sion Gikungu estaba bien preparado: el tambor resonaba agradablemente a la entrada del santuario para acoger a los fieles; un equipo de la liturgia ya había comenzado a rezar el rosario a la misma hora. En la iglesia de la Santísima Trinidad, donde se desarrollaba la celebración, el coro estaba muy bien engalanado, de blanco y azul, con numerosos ramos de flores desde la entrada principal de la iglesia hasta el fondo de la nave, con alfombra roja. Las corales de San Nicolás de Flue y de la Sagrada Familia, estaban listas para animar la Misa, con todo su arsenal musical.

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La Virgen en procesión

Como de costumbre, una procesión inicia la celebración eucarística, con las particularidades propias de cada solemnidad. Lo propio de esta solemnidad de la Inmaculada Concepción fue la presencia de la imagen de la Virgen María decorada por ambos lados con ramos de flores, que era llevada por cuatro hermanas de congregaciones diferentes.

En sus palabras de acogida, el Rector del Santuario ha dado la bienvenida a los peregrinos y en particular al Nuncio Apostólico por haber tenido a bien el aceptar la invitación del Santuario y venir a presidir la celebración de la Inmaculada Concepción por tercera vez consecutiva, desde su llegada a Burundi. Él también recordó que esta fiesta se celebra normalmente el 8 de diciembre, pero que con el objeto de facilitar la asistencia del mayor número de peregrinos a esta solemnidad, el Santuario de Schoenstatt Monte Sion Gikungu había querido celebrarlo el domingo 4 de diciembre, cuatro días antes.

En Ella, el mal ha sido vencido

En su homilía, el Nuncio Apostólico, ha subrayado, que “la fiesta de la Inmaculada nos hace contemplar a la Virgen María quien, en virtud de un privilegio singular, ha sido preservada del pecado original desde su concepción. A pesar de vivir en un mundo marcado por el pecado, Ella no ha sido tocada por él: María es nuestra hermana en el sufrimiento, pero no desde el mal ni desde el pecado. Al contrario, en Ella el mal ha sido vencido, incluso antes de haber florecido, porque Dios la ha llenado de gracia (cf. Lc. 1,28). La Inmaculada Concepción, continuó, significa que María es la primera en ser salvada por la infinita misericordia del Padre, como primicia del saludo que Dios quiso dar a cada hombre en Cristo. Por eso, la Inmaculada se ha convertido en el ícono sublime de la misericordia divina que ha vencido al pecado”.

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Ser transformados por la belleza de Dios… Ser más valientes para seguir la Palabra de Dios.

Concluyendo su homilía, el Nuncio Apostólico en Burundi ha invitado a los peregrinos del Santuario de Schoenstatt Monte Sion Gikungu, presentes en esta celebración, a contemplar a nuestra Madre Inmaculada, hermosa, pero también a contemplar el reconocimiento de nuestro destino más auténtico, nuestra vocación más profunda: ser amados, ser transformados por el amor, para ser transformados por la belleza de Dios. “Miremos, dijo, a nuestra Madre y dejémonos mirar por Ella, para que sea nuestra Madre que tanto nos ama. Dejémonos mirar por Ella para aprender a ser más humildes y también más valientes para seguir la Palabra de Dios, para acoger a su hijo Jesús que nos toma tiernamente en sus brazos y quien nos abraza, nos da la vida, la esperanza y la paz”, ha cerrado su homilía el Nuncio Apostólico.

A la salida de la celebración, se peregrinó hacia el Santuario de Schoenstatt, donde el Nuncio  impartió la bendición final.

Fuente: Mont Sion Gikungu

Original: Francés. Traducción Miguel Ángel Rubio, Madrid, España

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