PARAGUAY, por José y Sonia Zaracho •
Cumpliendo su promesa hecha hace un año, nos visitó nuevamente una persona genial, trayendo con ella mayores conocimientos del Padre José Kentenich. Cuando fuimos a recibirla en el Aeropuerto de Posadas, Argentina, le preguntamos sobre el motivo de ingresar en el Paraguay por esa ciudad, pudiendo hacerlo por el Aeropuerto Silvio Pettirossi de Asunción, a lo que ella mencionó con tanta seguridad y espontaneidad: «para ver nuevamente el lugar desde donde el Padre Kentenich miró al Paraguay.» Se debió a una indicación de que la mirada hecha por el Padre Kentenich desde el Puerto de Posadas fue en silencio y por unos cuantos minutos, con sus ojos celestes como el cielo, así como alguna vez él mismo la había mirado a ella en su infancia.
La hija prodigiosa del Padre Kentenich, como la denominamos nosotros, María Fischer, fiel a su misión, traspone el Puente Internacional, llegando al Paraguay, que le trae gratos recuerdos del año anterior, y nos dirigimos hacia el centro sin que ella deje de observar “el lugar” de la mirada.
La primera parada en suelo paraguayo, y como dijo ella “el saludo a mi madre”: nos paramos en la “Casita de la Mater”, y posteriormente seguimos hacia el Centro para reponerse con algo refrescante y ameritando la ocasión, una cena sencilla, pero llena de entusiasmo y mucha alegría.
Después de la charla en Encarnación
Padre y Profeta. Centro de vinculaciones
Ella no vino de paseo ni mucho menos de descanso. Vino a dedicarnos una de sus pasiones: enseñarnos más sobre el Padre Kentenich.
Este evento, preparado con antelación por nosotros, y ante un cambio climático, se realizó en el Salón Betania, muy caro a nuestros sentimientos, y donde, con una sala colmada y en puntual horario, se dio inicio al tema: “Padre y Profeta. Centro de vinculaciones”, y a medida que ella avanzaba en su elocución, se notaba un silencio profundo en el ambiente y una concentración puntillosa de los participantes, todos integrantes de diferentes grupos de la Obra de Schoenstatt en Encarnación.
Al día siguiente, María dictó otra similar cátedra sobre el tema en las Colonias Unidas, en la Parroquia del Espíritu Santo en Hohenau, con la singularidad de que las parejas asistentes fueron acompañadas de sus hijos, en familia, como le gustaba al Padre Kentenich, y una vez finalizada esta presentación, se compartieron unos deliciosos bocadillos a la canasta entre todos los participantes.
Era la oportunidad perfecta para abordar a María Fischer, quien no se salvó de las diferentes preguntas realizadas por los asistentes, y era lo que también ella esperaba: el contacto del tú a tú con todos los presentes, evacuando todas las consultas.
Charla en Encarnación
Una fiesta total
Una fiesta total, una enseñanza perfecta, como le dijimos a María; sólo nuestra querida Mater puede hacer tan bien las cosas, pues para esos días se habían previsto días lluviosos, sin que ello aconteciera. A finalizar cada evento, María concluía que “Todos debemos ser un Kentenich«, realizar las vinculaciones desde la familia hacia el grupo, la sociedad y el país. Continuar por la buena senda, buscando la santidad diaria.
Quedó en nuestra retina esta hermosa visita. Era la visita que esperábamos ansiosamente. Tal vez era la mirada de niña traviesa y de educadora que buscábamos y que ella ha comentado, en ocasión de capturar la mirada del Padre Kentenich en su infancia. Ella es María Fischer. Era la visita esperada.
