PARAGUAY, por Techi y Miguel Duarte •
Tiembla de emoción nuestro corazón,
si de Schoenstatt las banderas
ve flamear y avanzar
por el mundo mensajeras
de alto y nuevo ideal.
¡Oh, bien hayan las banderas
de mi Reino y de mi hogar!
Yo les consagré mi vida y mi fe,
y tras ellas animoso
marcharé y lucharé;
les ofrendo mi reposo
mi trabajo y padecer,
así como hoy son mi gozo
lo serán en mi vejez.
En marcha triunfal
por el mundo irán;
de mi Schoenstatt las banderas
flamearán cuando ya
nadie en otras primaveras
de nosotros viva más,
pero altivas y señeras,
ellas siempre se verán.
Marcharé y lucharé
Nosotros queremos darle un enfoque a los quince años de nuestro Santuario del Terruño, celebrados el 1º de octubre, basados en la historia de los inicios de nuestro movimiento en el Alto Paraná, por eso hemos usado como instrumento de inspiración esta canción, llena de elementos que conllevan una historia cargada de bendiciones.
Haciendo una retrospectiva de todo lo vivido, previo a la construcción y bendición de nuestro Santuario del Terruño, nos transportamos al año 1976, en el cual hemos vivido el envío apostólico, a través de la venida del matrimonio Santiviago (Teri e Ignacio), quienes han sido los propulsores para sembrar la semilla que con el correr del tiempo crecería y daría frutos.
Una historia de amor y fidelidad
A partir de ese momento empieza una historia de amor y fidelidad, en la que la Mater quiso cumplir su misión y ¡regalarnos sus gracias!
Quienes fuimos partícipes de esta historia, algunos de ellos hoy también son parte de la realidad de nuestro Santuario en sus quince años.
Nuestra Alianza de Amor con la Mater debe ser la garantía para nuestra vinculación con el Santuario.
Mantener nuestro vínculo con el Santuario es no abandonar a nuestra Reina.
Estos quince años de “mi Santuario, mi Terruño” deben ser para nosotros un compromiso de nuestra fidelidad, filialidad, vinculación, cobijamiento y amor hacia nuestra Reina.
