CHILE, Grupo Abba •
50 hombres reunidos en el santuario de Campanario, coronaron a María como su «Madre y Educadora» con la misión que nos «envíe» con alegría a cumplir nuestros deberes en fidelidad a nuestro Padre Dios y conforme a Su voluntad.
En la jornada de coronación estuvieron representados todos los lugares y ciudades donde existe la Rama de Hombres en Chile: Quillota; Viña: Los Pinos, Agua Santa; Santiago: Campanario, Bellavista, Providencia, Nuevo Belén; Rancagua; Los Angeles, que estuvo representado por Carlos y Luis Benítez….
Reina de nuestra Rama y Reina de nuestro Pentecostés
En nuestra primera Coronación el año 1973, cuando un puñado de hombres laicos daba sus primeros pasos agrupándose para conformar la Rama, coronamos a María como «Reina de nuestra Rama y Reina de nuestro Pentecostés», tradición que ha sido el eje conductor de nuestro quehacer por espacio de 42 años.
Al igual que entonces, acudimos a nuestra Mater para implorar y coronarla en nuestras debilidades y personales miserias, como hijos que anhelan ser padres para otros, padres en nuestros hogares, padres en nuestros trabajos, padres en la contingencia del día a día, dando verdadero testimonio de las gracias recibidas de nuestro Buen Padre Dios a la sombra del santuario de la Madre y Reina tres veces Admirable de Schoenstatt.
Queremos ir a la periferia de nuestro propio metro cuadrado
Siendo María Reina de todo lo creado, como todos estos años, en esta ocasión quisimos coronarla también en nuestras falencias, pues queremos ir a la periferia de nuestro propio metro cuadrado, conscientes de que somos pocos y débiles, pero con la fuerza y la seguridad que nos brinda nuestra Alianza de Amor y la conciencia de ser Hijos predilectos del Padre. Con Fe sencilla y muchas veces probada, acudimos al Santuario con una Corona forjada en Hierro, con un diseño en semicírculo y tres calados que le dan forma a sus cuatro puntas. Juan Eduardo Fernández, su creador, quiso simbolizar en el Hierro la reciedumbre que debe tener el hombre de hoy, de modo que en el santuario seamos forjados a golpe de martillo en la fragua de la vida, dejando nuestra Corona inconclusa, es decir sin completar el círculo, para perfeccionarlo con nuestras acciones según el querer de Dios. Los tres calados de la misma representan las tres puntas de la Cruz de la Unidad, simbolizando nuestra comunión con la Familia de Schoenstatt, formando un todo armónico según la Misión que nuestro Padre Kentenich nos encomendara el 31 de Mayo.
Con hidalguía, compromiso y fidelidad, características propias de un Caballero, investimos a nuestra Mater como…»María, Madre y Educadora….¡Envíanos!
