Publicado el 2010-04-23 In Vida en alianza

Portugal, es nuestra tu Misión

capelinha das aparições PORTUGAL, www.schoenstatt.pt. Una Familia, un Padre, una Misión y mil quinientos peregrinos reunidos en Fátima para festejar el Jubileo de los 50 años del Movimiento de Schoenstatt en Portugal. Celebrar esta fecha es agradecer por cinco décadas de gracias y bendiciones, pero también es dar un primer paso para un nuevo comienzo, con el entusiasmo de los primeros, con fe renovada, con amor ardiente, con una esperanza inquebrantable. Padre, es nuestra tu Misión.


Eucaristia na Igreja da Santíssima Trindade«Un schoenstattiano portugués canonizado en 2060», fue con este llamado que el P. Diogo Barata terminó su homilía en la misa de clausura de los festejos del Jubileo de los 50 años de Schoenstatt en Portugal. Ante schoenstattianos de los cuatro Santuarios, quedó así establecida una meta para el futuro centenario del movimiento en tierras de Santa María, en el que fue el culminar de una fiesta que duró dos días en Fátima. Un día antes, cerca de 500 peregrinos cumplían con la ya clásica peregrinación de la familia, en una versión más corta, de sólo un día, debido a la visita de Su Santidad el Papa a Portugal el próximo mes de mayo.

Fue una verdadera fiesta de comunión de la familia de Schoenstatt la que se dio en Fátima. En el mismo día y en el mismo lugar se reunieron peregrinos de todo el país y de todas las edades. Por vez primera los fundadores del Movimiento tuvieron oportunidad de compartir con los más nuevos la historia que Dios eligió para cada uno de ellos. Fue también una ocasión para renovar una vez más nuestra Alianza de Amor.

Al encuentro no faltaron personas tan queridas en nuestro movimiento, como Mons. Maurílio Gouveia, Obispo Emérito de Évora y los responsables de las diversas comunidades consagradas. Además de padres, hermanas y consagradas, había madres, matrimonios y jóvenes de todas las edades. Fue una alegría contar con los pioneros de esta historia, entre otros el P. Jaime Fernández, el P. Miguel Lencastre y Manuel Barata. Estuvieron todos en Fátima para dar testimonio de la maravilla del encuentro de tantas familias que son, después de todo, la misma familia de Schoenstatt, la familia del Padre Fundador, el P. José Kentenich.

El Jubileo, paso a paso

El día del Jubileo empezó muy temprano junto al nicho que, desde el 13 de mayo de 1978, marca el terreno de Schoenstatt en Fátima. Uno a uno los buses de peregrinos se iban aproximando al nicho, donde eran recibidos por un siempre acogedor P. José Melo. Ahí recordamos la alianza de amor que ya existe desde hace mucho tiempo entre Schoenstatt y Nuestra Señora de Fátima.

Este fue también un día verdaderamente lleno de momentos plenos de creatividad. Recordaremos siempre el teatro de los dos jóvenes que, de estación en estación, iban en busca del Carisma del Movimiento, por la Alianza de Amor o por la Puerta de Europa, o los que les iban pidiendo que «abandonaran el andén». Durante toda la mañana fueron varios también los homenajeados por el papel que tuvieron y tienen todavía en el Movimiento de Schoenstatt en Portugal. Un espectáculo de luz y sonido que llenó la sala del pabellón del Colegio de San Miguel en Fátima y llenó también nuestros corazones.

Durante el almuerzo, además del fabuloso servicio de los voluntarios y del sabrosísimo arroz de pato, los peregrinos tuvieron la oportunidad de visitar las mesas donde se exponía un poco de la vida de los cuatro santuarios de Schoenstatt: Lisboa, Aveiro, Braga e Porto.

capelinha das apariçõesDespués, varios centenares de schoenstattianos se dirigieron a la capilla de las apariciones, donde pudieron rezar en conjunto y así unir más fuertemente las historias y la alianza de amor que existe desde hace mucho entre Schoenstatt y Fátima. «Somos los dos mensajeros de la misma Reina», decía hace muchos años el P. Kentenich sobre esta relación de Amor.

El Jubileo concluyó con la Eucaristía en la Iglesia de la Santísima Trinidad, en la que los peregrinos de la Familia de Schoenstatt formaron un solo cuerpo junto con otros peregrinos de Fátima y con elementos representantes de otros movimientos católicos portugueses. Un verdadero cuerpo místico de Jesús que, con María, espera decir «Sí» al llamado del P. Diogo Barata y exclamar desde el fondo del corazón: «Portugal, es nuestra tu Misión».

Traducción: Eduardo Shelley, Monterrey, México

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