Publicado el 2010-04-27 In Vida en alianza

El Santuario se vuelve pequeño el día de Alianza

No dia da aliança o Santuário se torna pequenoBRASIL, Hna. M Nilza. El día de Alianza, 18 de abril, apenas empieza. A las 6 de la mañana llegan los primeros peregrinos, que vienen a pie. Después de la misa de las 7 de la mañana visitan a la Madre y Reina en su Santuario y pueden estar un buen rato ahí con ella. Cuando salen ya es necesario abrir el portón para dar paso a los buses que empiezan a llegar, trayendo a sus hermanos a casa de la misma Madre. De inmediato empieza la fila para ver más de cerca a la Madre y Reina… ¡y cómo se prolonga! El Santuario es muy pequeño y por eso los más de 9 mil hijos, que llegan en 174 buses y centenares de automóviles, tienen que abreviar el asunto que quieren contarle a la Madre de Dios y a su Hijo Jesús, para que todos los hermanos puedan tener la misma alegría.


O dia da Aliança, 18 de abril

Poco tiempo pero gracias abundantes

Si el tiempo de permanencia en el Santuario es escaso, las gracias son muy grandes. La Madre de Dios sabe lo que cada uno necesita y se lo da en abundancia. Algunos hijos están retornando después de un lapso corto o largo, otros llegan por primera vez, como los novios Estela y Fábio Cardoso que, en la fila y todavía lejanos del lugar de gracias, afirman tener curiosidad sobre cómo es el interior del Santuario: «Nosotros recibimos la visita de la Madre y Reina, venimos para recibir bendiciones y conocer más de cerca el Santuario y esa espiritualidad de Schoenstatt!».

AdoraçãoAl preguntársele por qué está en la fila, otra peregrina encuentra extraña la pregunta y pone una expresión como diciendo: «¡no me diga que todavía no sabe!». Ella revela que esta es su tercera peregrinación, pero hasta ahora no ha conseguido entrar al Santuario: «Siempre comprábamos primero los boletos para la comida y cuando queríamos ponernos en la fila, ya estaba muy larga. Cuando se acercaba nuestro turno para entrar teníamos que salirnos porque era la hora de la bendición y de la misa, así que hoy combinamos: al llegar, lo primero que hacemos es entrar en la fila para ir al Santuario. Aunque ya no encontremos boletos para el almuerzo ¡hoy tenemos que entrar al lugar de gracias!». No obstante que fueron de los primeros en llegar, delante de ellos había ya más de cien personas, pero cada paso al frente hace que la alegría aumente.

 O dia da Aliança, 18 de abrilDentro del Santuario las miradas de Madre e hijo se encuentran y los corazones se abren el uno para el otro. Hasta los niños pequeños se dejan envolver por ese silencio de oración que invita a hablar con Dios. Un matrimonio tiene pañuelos en las manos y al salir los va pasando por los bancos y las paredes. Es conmovedor, para admirar pero no para imitar, oír lo que reza la esposa: «¡Madre y Reina, coloca también aquí tus gracias, para que yo las lleve a casa! ¡Madre, llena esto con las gracias de este Santuario!».

Un preludio de 2014

Mientras ocurre todo esto, la agenda de la peregrinación se desarrolla normalmente. Las miles de personas que caminan para el Santuario, cantando con entusiasmo: «Rumbo al centenario de la Alianza… para allá se dirigen nuestros pasos…», dirigen nuestro mirar para el 2014 y nos anticipan la gran alegría por la fiesta en el hogar original.

 O dia da Aliança, 18 de abrilEn el momento de reflexión en la carpa, casi no hay espacio para tantas caras alegres. Las palabras del P. José Kentenich, después de la clausura del Concilio Vaticano II son orientaciones seguras para el momento y situación actuales: permanecemos equilibrados, permanecemos unidos, permanecemos al lado de nuestro obispo y de nuestro Papa… Con qué entusiasmo esos miles de hijos de la Madre y Reina de Schoenstatt responden a la situación actual de críticas a la Iglesia, exclamando a una sola voz: «¡Amamos a nuestra Iglesia y confiamos en ella! ¡Permanecemos unidos al Papa Benedicto XVI, a nuestro obispo y a nuestros buenos sacerdotes!».

Momento de convivencia familiar

Después de la bendición del Santísimo, presidida por Mons. Guedes, tenemos una merecida pausa para ir a almorzar, o también ir a las filas para el Santuario, a las tienditas, a la cafetería, a los sanitarios… Muchos ya conocen el ritmo y prefieren traer el almuerzo desde casa, con lo que el inmenso jardín que rodea a la casa de la Madre y Reina se convierte en un enorme lugar de día de campo con toallas de muchos colores, muchas conversaciones alegres y el bullicio de los niños que retozan libremente. Hay sombra de árboles en este día en que la luz del sol derrama generosamente el calor del amor de Dios Padre.

todos os lugares estão literalmente lotados, também as escadarias e espaços das portas...Las Hermanas y las decenas de voluntarios, venidos de Santa Bárbara d’Oeste y de Bom Jesus dos Perdões, ambos en el estado de São Paulo, se esfuerzan para servir del mejor modo posible. Pero, como estaban inscritos «solamente» 134 buses, las cosas se van acabando. Los que sirven dan el máximo de sí mismos y aceptan con singular paciencia las reclamaciones de los presentes. Aunque echan mano de todas las provisiones, no es suficiente, pues son 43 buses (aproximadamente 2,100 personas) más de los previstos. Falta hasta el agua en los grifos… A pesar de todo, algo no se acaba: las gracias que la Madre de Dios generosamente derrama para cada uno en su Santuario.

La celebración de la Eucaristía: la familia se reúne para compartir el Pan

Después del rezo del rosario meditado, en el cual cada Ave María se expresa por medio de una vela colorida delante de la imagen de la Madre y Reina, en la carpa, inicia la santa misa. El panorama que queda a la vista de quien esté junto al altar es magnífico: todos los lugares están literalmente abarrotados, así como las escaleras y los espacios de las puertas…

Tal vez en ningún otro lugar de la tierra, en ese día, resuena con tanto fervor el himno «Nada sin ti, nada sin nosotros…» acompañado de muchos instrumentos y de palmas que resuenan por la montaña sagrada, de modo que la Madre de Dios puede oír bien, allá en el Santuario. A pesar de esa multitud que canta con entusiasmo, el silencio y la concentración son el tono fundamental durante la Santa Misa, oficiada por Mons. Luiz Guedes, y concelebrada por Mons. Emilio Pignoli, obispo emérito de Campo Limpo, cinco sacerdotes de la misma localidad: los padres Carlos, Marcos, Luciano, Cláudio y Francisco, e servida por el Diácono Jacó.

La Madre y Reina es modelo de la Iglesia

Los comentaristas, Antônio y Cristina, coordinadores diocesanos de Campo Limpo, tienen presentes los 100 años de ordenación del Fundador, el P. Kentenich, los 60 años de la Campaña de la Virgen Peregrina, los 40 años del Santuario en la Vila Mariana, en Sâo Paulo y la preparación para el gran octubre de 2014. Mons. Guedes, en su homilía, refuerza lo que oyeron en la reflexión de la mañana y enfatiza la visita de la Virgen Peregrina a las familias. «Ella viene con Jesús en los brazos» – recuerda el obispo – «¡Ella lo presenta y nos lo ofrece!». Recuerda el tiempo en el que fui párroco, en la arquidiócesis de Campinas y el apoyo que daba a los misioneros. «La Madre y Reina es el modelo de la Iglesia. Basta voltear a verla para saber cómo debemos actuar. Coordinadores y misioneros: ¡continúen firmes, llevando a la Virgen Peregrina y a su Hijo Jesús a los hogares!», finaliza.

En la comunión todos los sacerdotes, con la ayuda de 50 ministros extraordinarios, posibilitan el encuentro personal con Jesús eucarístico, para todo aquél que se sienta preparado. El coro ayuda a rezar, pues sus himnos e instrumentos tienen en un ritmo tranquilo e impregnan la carpa de una atmósfera que invita a estar unido a Jesús.

Antes de la bendición final, una coreografía de coronación de la Reina de la Confianza Victoriosa en el Padre reafirma la preparación, para los que vienen de São Paulo, de la celebración de los 40 años del Santuario de Schoenstatt al que pertenecen, en Vila Mariana.

O dia da Aliança, 18 de abrilCuando la Hna. M. Gislaine, al final de la celebración, pide disculpas porque los peregrinos no fueron atendidos como se merecían y explica el motivo, ellos responden con aplausos entusiastas y expresiones de apoyo. El obispo agradece todo el afecto dedicado por las Hermanas en ese día de peregrinación, los coordinadores reafirman la invitación para las celebraciones jubilares en São Paulo. Mons. Emilio da la bendición para las familias, para el agua y los objetos sagrados y la bendición final de los dos obispos y todos los sacerdotes presentes, cierra la agenda del día.

Un cansancio muy alegre

La salida es tranquila. Parece que nadie tiene prisa por dejar este lugar de gracias. Entonces, Antonio y Cristina dicen: «¡Vamos ahora al Santuario, pues hoy no hemos estado ahí!». Aquellos que coordinaron que esos miles de hijos pudiesen pasar el día junto a la Madre fueron los últimos en encontrarse con ella, en su casa.

El día ya declina cuando los voluntarios de Santa Bárbara y Perdões, finalmente terminan su trabajo. El alboroto que hacen al salir no denota el cansancio que realmente tienen. Alguien a quien le hacen esa observación responde: «¡Es que servir en la casa de la Virgen es un cansancio muy alegre!».

Ese es el secreto de tantas gracias derramadas, de tantos corazones transformados: ¡la contribución al Capital de Gracias de aquellos que viven su bautismo sirviendo con amor, desinterés y alegría a la Obra de Dios!

Na fila

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Traducción: Eduardo Shelley, Monterrey, México

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