Publicado el 2016-10-20 In Santuario Original

Un sitio de encuentro y de descanso

SANTUARIO ORIGINAL, P. Bladimir Navarro Lorenzo •

El 18 de octubre, el Padre Bladimir Navarro Lorenzo, sacerdote cubano de la Federación de Sacerdotes Diocesanos de Schoenstatt en Cuba, estuvo en Schoenstatt. Concelebró la Misa en la Iglesia de Peregrinos. Por pedido del P. Egon M. Zillekens, comparte su experiencia de estos días.

 

Schoenstatt, para mí, es un sitio de encuentro y de descanso. De encuentro con la Mater, claro está, pero esta vez de manera especial con el Padre Kentenich. He llegado a este “lugar hermoso” con dos matrimonios jóvenes de Madrid, y juntos hemos recorrido, ayudados por una Hermana de María, sitios donde el Padre había vivido o estado. Lugares que nos ayudaron a encontrarnos con una personalidad de padre. Hombre cercano y amigo. Como joven sacerdote siento como reto lo que el Padre Fundador vivió y nos ha legado a toda la familia de Schoenstatt, pero sobre todo a los sacerdotes: una vida entregada como la del buen pastor “que da la vida por los suyos y por amor”.

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Lugar de encuentro con otros schoenstattianos

Un sitio de encuentro también con otros. Es impresionante sentirme familia de muchos que incluso no conozco ni hablan igual que yo. Una vez más, he experimentado la universalidad de Schoenstatt y hasta donde ha podido llegar esta idea predilecta del Padre Fundador. Es tal la grandeza de este lugar, que sientes la necesidad de compartir lo que estás viviendo con todos.

Lugar de encuentro también conmigo. Schoenstatt es un sitio especial para el silencio y la oración. Para reencontrarse con el ser. Y en mi caso, con mi ser sacerdotal y la razón de mi entrega hoy. Para “volver al primer amor” y renovar mi sí a Dios y la Mater: y eso hice precisamente en este día de renovación de alianza.

Descansar en buenas conversaciones

Y, ¿por qué de descanso? Con el tiempo, he aprendido que es necesario parar y “cargar pilas”. Es decir, descansar, y si se hace en Dios y con los amigos, mucho mejor. La casa Marienau, de la Federación de Sacerdotes, ayuda a lograrlo, además de la compañía y las buenas conversaciones. También Jesús se iba a descansar al monte con sus amigos. Y yo, acá en el Monte Schoenstatt he encontrado descanso.

Siento la necesidad de salir

Por último, el encuentro y el descanso me lanzan a la misión. Como hace dos años, en el Jubileo del centenario de Schoenstatt, siento la necesidad de salir, de anunciar, de comunicar tantas gracias vividas en familia. El Padre Juan Pablo Catoggio, en su homilía en la misa internacional de este día de alianza, nos ha dicho: “un Schoenstatt misericordioso y misionero”.

 

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Fotos: Vicky Forn, Madrid

 

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