Hoy contestan: Lilita y Carlos Ricciardi, de La Plata, Argentina, Federación de Familias, grandes instrumentos en la difusión de las Misiones Familiares y su acompañamiento en la oración •
A medio año de peregrinar por el segundo siglo de la Alianza de Amor… ¿Cómo sueña este Schoenstatt en su ser, en su estar en la iglesia y en el mundo, y en su quehacer?
Nuestro sueño es el de un Schoenstatt misionero, parroquial, comprometido con el mundo, la sociedad y la Iglesia. En que todos unidos forjemos los sueños del Padre Kentenich, poniendo la mano en el pulso del tiempo y el oído en el corazón de Dios, forjando hombres y pueblos nuevos.
Para llegar a cumplir este sueño, ¿qué tenemos que evitar o dejar?
Debemos dejar el egoísmo de lado, pensar en el tú y no en el yo. Tenemos que evitar encerrarnos en nuestras pequeñas comunidades. Evitar las largas y tediosas discusiones que nos quitan fuerzas para cumplir nuestra misión apostólica.
Para llegar a cumplir este sueño, ¿qué pasos concretos debemos dar?
Debemos crecer en lo espiritual y en lo apostólico, fundamentalmente en la oración. Nuestro primer apostolado es con la familia y en nuestras tareas cotidianas. Dar testimonio en nuestras actividades diarias, con el ejemplo, la sencillez, la humildad y la modestia. Tener un corazón alegre y esperanzado.
Tender puentes, acercarnos a los otros, llevar nuestro mensaje de amor y de alianza.
Sentir que el prójimo es nuestro hermano, tender la mano, abrir el corazón y volcar todo nuestro caudal de ternura y paternidad.
“Un viejo mundo está en llamas y otro comienza a despuntar. No sabemos qué rasgos tendrá, pero nos sentimos convocados a trabajar en él, ya sea como arquitectos o albañiles.” Padre Kentenich