Publicado el 2016-07-08 In ¿Que significa el Año de la Misericordia?

La misericordia es para llevarla a la vida y ser solidarios entre todos.

Por Mons. Francisco Pistilli, Obispo de Encarnación, Paraguay •

 

Cuando se habla de misericordia, uno empieza a pensar tantas cosas… Yo quisiera mencionar algo concreto de este año: cómo Dios mismo fue quien nos puso, desde febrero pasado, en sintonía con el Año Jubilar. A raíz de las inundaciones del río Paraguay y de las poblaciones que quedaron inundadas en la zona de Pilar, se conformó aquí en Encarnación especialmente, un equipo que se llamó «Itapúa solidaria», con iniciativas de la Gobernación, de la Municipalidad, del Club Rotary, la Iglesia Católica y varias Iglesias protestantes.

Nos unimos para emprender una campaña solidaria con tanta gente que perdió su casa, que necesitan ropa y medicinas. En muy pocos días, la iniciativa prendió en la ciudadanía, que se movilizó mucho y a partir de entonces, el salón del Obispado se transformó en tienda de recepción de toneladas de ropa y alimentos.

Hubo también testimonios muy lindos de la gente que venía a donar. Una de las experiencias más bonitas fue la de un anciano, muy sencillo, muy pobre, que se acercó con su bolsita de ropa y dijo: «Escuché esta iniciativa. Yo también quiero colaborar». Se notaba que no tenía mucho pero quería dar de lo poco que tenía. Me recordó el pasaje del Evangelio de la viuda pobre que daba apenas de lo último que tenía para vivir (Lc 21, 1-4; Mc 12, 41-44).

La misericordia trasciende credos, ideologías y orientaciones políticas

Creo que Dios nos metió en esto para que nos demos cuenta que, uno puede ver el valor pastoral que tiene la misericordia o pensar mucha teología pero, en definitiva, la misericordia es para llevarla a la vida, para encontrarse con la vida y ser solidarios entre todos. Es algo que trasciende cualquier credo, orientación política, forma de pensamiento o ideología, porque en esas situaciones, uno se enfrenta con la gente concreta, con los problemas concretos, con la vida concreta. Y se necesita empatía, comprensión, contención y también asistencia.

Lo lindo de esta experiencia fue ver que podemos trabajar juntos, que podemos llevar con seriedad un proyecto juntos, sin afán de protagonismo. Nunca fue la intención que alguno les dijera a quienes sufren «Nosotros les vamos a solucionar todos sus problemas».

Así llevamos varios camiones cargados con cosas.  Y también quisimos entregarlos y encontrarnos con la gente del lugar y encargárselo especialmente a la Iglesia de Pilar, en la Pastoral Social, quienes recibieron todo con mucha gratitud.

La misericordia contagia misericordia

Ocurrió algo lindo, porque la misericordia contagia misericordia. En la misma ciudad había tensiones, estaban divididos por partidos, por ver quien se llevaba el crédito de las obras. Esas personas, al ver cómo nos unimos todos para trabajar, ellos también dijeron: «Dejemos de lado las diferencias y trabajemos por lo que de verdad hace falta y olvidémonos de lo demás». Creo que eso fue por el impulso de Dios, que obró, porque no estaba planificado así. Mucha gente se anotó con tanta alegría para hacer esto que verdaderamente fue una gran motivación.

Nos exigió mucho porque hubo que trasladar a los laicos, que en su mayoría eran voluntarios. Febrero en Paraguay es mes de vacaciones estivales y ellos regalaron días de sus vacaciones para estar allí todos los días recibiendo, clasificando las donaciones y siempre lo hicieron con una sonrisa. Eso lo pudimos expresar en la evaluación que hicimos de este proyecto.

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¿Qué significa el Año de la Misericordia luego del primer año como Obispo de Encarnación?

Para mí, ese fue el clima ideal para comenzar a entender y vivir este Año de la Misericordia. Y aún estamos impulsando que se tomen más iniciativas. Como pastor en la diócesis, no quise decir «Todos vamos a hacer una sola cosa», sino que invité a cada parroquia, cada capilla, cada pastoral, la catequesis, la pastoral juvenil, la pastoral familiar, a que incluyan en su programa del año, alguna actividad que ellos mismos decidan, mirando su periferia más cercana. Que salieran a buscar, a encontrarse con la gente y pensar allí qué hacer, cómo ayudar. También impulsar a que la gente recuerde cuáles son las obras de misericordia y aprenderlas haciendo, no solamente leyendo sino viviendo. La propuesta está presente y se está trabajando.

Conversión pastoral para un Iglesia en salida

13567172_1572637963032053_289736127018755857_nAdemás, este año estamos pensando y trabajando un nuevo plan de pastoral. Esto nos llevó a mirarnos como Iglesia y a plantearnos una conversión pastoral, que es a lo que el Papa Francisco nos invita en Evangeli Gaudium (N° 25 – 31) y disponernos para que sea una Iglesia en salida. Por eso, también hay una revisión de las parroquias, en cuanto a la relación que tienen como iglesia hacia afuera.

Es un trabajo más reflexivo pero quiere partir del contacto con la realidad, para ayudar a nuestra Iglesia a que no se quede solamente en una idea de santidad o en una propuesta sino que salga y se encuentre con la gente y lo que verdaderamente necesitan, que sencillamente se animen a mirar más allá de lo conocido. Creo que también en eso, la misericordia nos está ayudando a mirar un poquito más allá y que no nos pase lo que muchas veces ocurre: quedarnos y quejarnos entre nosotros.

Creo que eso ha sido un efecto muy positivo del Año de la Misericordia. Mucha gente se predispuso a dejar de quejarse para comenzar a mirar un poquito más allá. Y al mirar más allá, muchos pueden decir «Lo mío no es nada en comparación con lo que están pasando otros» y ya cambia el aire, la atmósfera.

Un «cambio de clima» dentro de la Iglesia.

Quiero pensar que el Papa Francisco también quería eso con este Año de la Misericordia: predisponernos a un «cambio de clima» dentro de la Iglesia. Y por la recepción que veo en esta Diócesis de Encarnación, creo que eso se ha comprendido en un alto porcentaje y que se está tratando de llevar adelante ese «cambio climático».

Es cierto que al «hombre viejo» (Carta a los Efesios 4,22), por más que intentamos «matarlo», parece que nunca termina de «morir» en nosotros, es muy duro, no se entrega. No podemos despojarnos totalmente de él, queremos volver atrás y quedarnos en los esquemas conocidos. Pero igual, la semilla de este «hombre nuevo» impregnado de la misericordia está renovando también los ánimos. Se nota mucho en todas partes y también en la juventud.

Quizás por ello, el aspecto más devocional no es lo más destacado (aunque también existe) en este Año de la Misericordia. Las indulgencias y las peregrinaciones tienen también un espacio dentro de las parroquias y de la pastoral y se están viviendo. Pero lo que más toca el alma es esta actitud de que «no estamos solamente para santificarnos a nosotros mismos sino que salgamos al encuentro, a vivir el amor en la misericordia con los demás».

¿Qué significa el Año de la Misericordia para Schoenstatt?

13220967_1559439747685208_5609851837695441549_nCreo que otro mensaje importante, muy significativo para mí en cuanto a la misericordia, es recordar lo que decía nuestro Padre Fundador: «Nadamos en un mar de misericordia». No podemos entender nuestra vida si no es en ese «estar abrazados» en la misericordia de Dios. En esa misericordia, Dios nos levanta, nos dignifica, Dios nos libera y nos acepta así como somos y nos invita a mejorar y a crecer; pero en primer lugar, nos acepta y abraza. Y en esa misericordia es posible encontrar una esperanza y un camino positivo de vida.

De todas las frases y experiencias, en torno a la misericordia, del Padre Kentenich, siempre me gusta recordar esta enseñanza: «Vivir siempre sumergido en la misericordia de Dios», en el abrazo misericordioso de Dios, como Él nos mira a nosotros. Ayuda tanto a purificar el alma, la mirada y el corazón… A mirar al otro como hermano, como igual y no posicionarse en posturas sobre quién es más alto que el otro. Esas posturas nos hacen tanto daño y no llevan a ninguna parte.

Pienso que esto está tocando corazones. No quisiera teorizar tanto, prefiero seguir descubriendo a lo largo del año qué otros frutos va dejando en esta Diócesis de Encarnación. Podríamos pensar que está ocurriendo con los sacerdotes, lo que ellos van descubriendo de la misericordia a través de los confesionarios pero eso recién se podrá evaluar más adelante.

Ellos podrán testimoniar lo que ha significado la experiencia de este año, también allí, en el recibir a aquellos que necesitan tanto del perdón, del abrazo de Dios, y encontrar misericordia en los sacramentos y, sobre todo, en el sacramento de la reconciliación. Estamos trabajando para ello.

Misericordia quiero y no sacrificio

Comparto con otros el anhelo de que esto cambie nuestra comprensión como cristianos y como Iglesia, que no sea un año donde sólo ganamos alguna bendición, que cambie nuestra actitud.

Creo que se trata de volver a las palabras bíblicas: «Misericordia quiero y no sacrificio” (Oseas 6,6-7; Mateo 9,13). Si Dios ha sido tan misericordioso con nosotros, también ser nosotros mismos misericordiosos como el Padre lo es con cada uno de sus hijos.

El anhelo es ese cambio que permita crear una manera nueva de entender la relación con los demás, con mayor diálogo, mayor alegría en el encuentro, con mayor tolerancia en las diferencias, y sobre todo, con mayor solidaridad en las cosas concretas.

Una dinámica misionera significa llevar la misericordia de Dios a otros

Personalmente, veo la carta Encíclica «Laudato Si» junto con la Exhortación apostólica «Amoris Laetitia», en este Año de la Misericordia, como dos grandes oportunidades para volver a concentrarnos en esa preocupación común de todos en un dialogo sincero y fraterno, por las cosas que nos interesan a todos. Abrir nuevamente el corazón y liberarlo de tantos egoísmos que también nos limitan para relacionarnos como hermanos en Cristo, sencillamente porque Dios nos puso aquí.

Ese cambio me gustaría: un cambio de actitud, de clima y de autocomprensión. Que ya no nos definamos de una manera teórica, que se dinamice la pastoral. Entrar en una dinámica misionera significa ir a llevar y hacer concreta la misericordia de Dios con los demás. Espero que no quede en la teoría.

Entrevista: María Fischer. Redacción: Claudia Echenique

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