Publicado el 2016-10-07 In Francisco - iniciativas y gestos

Lo prometió y cumplió: el día de San Francisco, el Papa visitaba Amatrice

FRANCISCO EN EL AÑO DE LA MISERICORDIA •

No fue un viernes ni fue en Roma. Pero sí fue una de estas obras de la misericordia que el Papa Francisco realiza cada semana: las visitas a los más necesitados.

Lo había prometido y el 4 de octubre cumplió. Sin previo aviso, a las 9.15 de la mañana, el Papa Francisco llegó a Amatrice, una de las localidades más golpeadas por el devastador terremoto que el 24 de agosto pasado sacudió el centro de Italia y que dejó 300 muertos, más de 5000 evacuados e incalculables daños materiales.

Desde allí, justo en el día de su onomástico, San Francisco de Asís, recorrió las zonas que más sufrieron el sismo y alentó a su gente a «mirar siempre hacia adelante».

Como quería que fuera una visita privada, sin asedio de cámaras y legiones de periodistas, Francisco, llegó en un simple Volkswagen Gol con vidrios polarizados a Amatrice (queda a 139 kilómetros de Roma), y sorprendió a todos con su visita.

Acompañado por el obispo de Rieti, monseñor Domenico Pompili, el Santo Padre fue, en primer lugar, a la escuela Romolo Capranica, habilitada por los miembros de la Protección Civil en un contenedor. Allí, saludó a los niños de la escuela primaria, que le regalaron los dibujos que habían pintado tras el terremoto, y a los maestros.

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«Desde el primer momento, sentí que tenía que venir aquí».

A la salida de la escuela, rodeado de la gente, el Papa dijo: “He pensado durante los primeros días de tanto dolor que mi visita, quizás, iba a ser más un estorbo que una ayuda o un saludo, y no quería molestarlos. Por eso, dejé pasar algo de tiempo para que se arreglasen algunas cosas, como la escuela”.

“Pero, desde el primer momento, sentí que tenía que venir aquí. Sencillamente para decir que estoy cerca de ustedes, que rezo, rezo por ustedes. Cercanía y oración, esto es lo que les ofrezco. Que el Señor los bendiga a todos, que la Virgen los guarde en este momento de tristeza y de prueba”.

Después de bendecir a los presentes, el Santo Padre rezó con ellos un Ave María y añadió: “Sigamos adelante, siempre hay futuro. Hay tantos seres queridos que nos han dejado, que han perecido aquí, bajo los escombros. Recemos a la Virgen por ellos, hagámoslo todos juntos (Ave María)”.

“Miren siempre hacia delante. Adelante, valor, y ayudarse unos a otros. Se camina mejor en compañía, solos no se va. Adelante. Gracias”.

Agradecimiento a los bomberos

Tras saludar al alcalde de Amatrice, Sergio Pirozzi, a las fuerzas del orden, a los bomberos, se encaminó hacia la denominada “zona roja”, donde el sismo fue más devastador, acercándose lo más posible a los edificios derrumbados y rezó en silencio. También saludó al jefe de la Comunicación de Emergencia del Cuerpo de bomberos con estas palabras: “Rezo para que no tengan que trabajar, el de ustedes es un trabajo doloroso. Les doy las gracias por lo que hacen”. Y pidió a los miembros del Cuerpo que se hicieran una foto con él porque son “los que salvan a la gente”.

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Simplemente mostrar su cercanía

El Pontífice prosiguió su viaje a otra de las zonas afectadas por el terremoto, deteniéndose en Rieti para visitar la Residencia Sanitaria Asistencial San Raffaele Borbona que recibe a enfermos crónicos y no autosuficientes. Francisco saludó a todos los pacientes, entre los cuales había muchos ancianos desplazados por el terremoto, y se quedó a comer con ellos.
Dos horas más tarde, fue al puesto de bomberos de Cittàreale, campo base de las zonas del sismo, desde donde se desplazó a Accumoli, una de las ciudades más afectadas. Saludó a varias personas, entre ellas el alcalde, y en la Plaza de San Francisco rezó ante la iglesia del mismo nombre destruida por el terremoto.

Desde allí prosiguió hasta Pescara del Tronto y se detuvo tres veces en la ruta para saludar a pequeños grupos de personas. Poco después de las 14 hs, llegó a Arquata del Tronto. En ambas localidades estuvo acompañado por monseñor Giovanni D’Ercole, obispo de Ascoli Piceno.

En Arquata del Tronto, el Papa saludó a más de 100 personas con las que rezó y después visitó la escuela habilitada en tiendas de campaña. “Buenas tardes a todos –dijo a los paisanos de Arquata- Quiero estar con ustedes en estos momentos y decirles que los llevo en mi corazón y que conozco, sí, conozco sus sufrimientos y sus angustias y sé también que murieron personas que querían y estoy con ustedes. Y por eso hoy he querido estar aquí”.

“Ahora – continuó – recemos al Señor para que los bendiga y recemos también por sus seres queridos que se han quedado allí debajo y ahora están en el cielo. Ave María”.

Después de impartir la bendición, el Papa instó nuevamente a los presentes a “tener valor y a seguir siempre adelante. Los tiempos cambiarán y se podrá salir adelante. Yo estoy cerca de ustedes, yo estoy con ustedes».

En estos momentos, cuando sabemos de los daños causados por el huracán Matthew en Haití, República Dominicana, y Cuba, «visitemos» a los damnificados con nuestra oración personal, con nuestra cercanía, con nuestra solidaridad.

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