Publicado el 2016-10-06 In Vida en alianza

En peregrinación a “Belmonte, Roma”

ITALIA, Gisela Ciola •

El pasado 4 de septiembre, mi esposo y yo partimos desde Trento en peregrinación al Santuario de Roma Belmonte, para el encuentro nacional de la Familia de Schoenstatt, en el que participábamos por primera vez.

Quisiera contarles mi experiencia personal.

Me emocioné muchísimo al ver llegar personas de la región de Toscana, muchos bajaban del ómnibus con bufanditas amarillas, llevando un gran estandarte que decía “Schoenstatt Toscana”. Ni bien descendieron, continuaron su peregrinación llevando en procesión todas sus Peregrinas al Santuario: ¡cuánta belleza!

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En ese momento, pensé en mis Peregrinas y en nuestros grupos de oración, de Trento y Milán… Nosotros recién estamos haciendo los primeros pasos en la Campaña, pequeños pero profundos y esto me animó en el deseo de poder pensar que, algún día, también nosotros ¡nos encontraremos todos juntos peregrinando al Santuario!

Aprovecho esta ocasión para saludar a todos mis hermanos schoenstattianos de Toscana y agradecerles por esta maravillosa inspiración.

En ese momento también agradecí a nuestra Madre por haberme permitido vivir tanta belleza, en mis pensamientos, en mis deseos; por todas las personas que, en nuestras regiones, la han recibido y por haberme permitido llegar hasta aquí en peregrinación con mi esposo.

Así comencé el día, ¡agradeciéndole a Ella!

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La Mater nos une y nos lleva al encuentro

En esa jornada, un matrimonio brasileño dio un testimonio de vida, sobre su experiencia de cuidar el terreno de Belmonte antes de la construcción del Santuario. Entre otras cosas, contaron sobre la bendición y colocación de la piedra fundamental.

En ese relato, recordé que mi mamá también había estado presente ese día y pensé: «¡Entonces, se conocen!”. Quizá no la recuerden a ella, pero seguramente recordarán ¡a la Imagen Auxiliar de los Ciegos que ella trajo para esta gran ocasión!

Me perdí un poco en mis propios pensamientos, imaginando como la Mater nos tiene a “todos unidos” en su Santuario: ellos que habían venido de Brasil a custodiar Belmonte, mi mamá que trajo la Imagen Auxiliar desde Argentina y yo, que llego desde Trento para conocer, a través de ellos, este bellísimo testimonio.

Aunque nosotros no conozcamos toda lo que la Mater hace, estamos “increíblemente conectados a través Suyo”. Sobre este pensamiento me detuve y descubrí otra maravilla, que hasta ese momento se me había escapado: la Mater comenzó, a través de su Imagen Peregrina en Milán, su obra misionera en el mes de agosto, justamente la última ciudad que había quedado huérfana de la Imagen de la Mater.

¡La Mater cumplió su primer mes de peregrinación en Milán, cuatro días antes del Encuentro Nacional de Roma Belmonte!

¿Casualidad?… ¡No!… ¡Nunca!

Ella “ha conectado una nación entera” antes de acogernos en su Casa, ¡nuestra Casa!

Tratemos de imaginar un mapa, donde con puntitos amarillos se han marcado todas las Peregrinas de la Campaña del Rosario de Italia.

Habría muchísimos puntitos amarillos en muchas regiones, en algunas, tantas que no resultaría simple distinguir las ciudades y después solo dos puntitos en el norte, pero esos dos puntitos eran necesarios para cerrar nuestro “Círculo de Amor”.

Ella nos ha unido y nos ha llevado “al encuentro” para hacernos conocer su obrar.

Lei ci ha Uniti, e poi ci ha portati “all’incontro” per farci conoscere il Suo operato!

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Tres reflexiones: “conexión, unión, encuentro”

Quisiera terminar mi reflexión subrayando tres aspectos que me quedaron grabados de aquella bellísima jornada, vivida como conexión, unión y encuentro.

  • Mi mamá, que en el acto de bendición de la piedra fundamental pidió: “que Belmonte se llene de peregrinos y misioneros”.
  • Don Joao, que se puso a disposición de nuestra Madre como su instrumento, con total fe y humildad, convirtiéndose en un gran ejemplo para todos nosotros y en una fuente de inspiración para toda la Campaña del Rosario.
  • Padre Kentenich, cuando dijo: “Ella es la gran misionera, Ella obrará milagros…”

Y después, acá estamos, todos nosotros, provenientes de todas las regiones de Italia y de tantos otros estados, ¡todos unidos bajo la bandera de Schoenstatt!

¡Gracias Madre y Reina Tres Veces Admirable!

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Aprovecho la ocasión para saludar a todas las maravillosas personas que conocí en nuestro encuentro de Roma Belmonte y les deseo a todos una fecunda labor.

Original: italiano. Traducción: Rosa Ciola, Buenos Aires, Argentina/ce

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