Publicado el 2017-07-29 In Iglesia - Francisco - Movimientos

La alegría de las ordenaciones

BURUNDI, P. Claudio Jeria en «La Estrella Misionera» •

El sábado 8 de julio, día que se recuerda el aniversario de la ordenación del Padre Kentenich, el arzobispo de Bujumbura ordenó 5 sacerdotes de su diócesis (ninguno de los Padres de Schoenstatt), 9 diáconos (2 de los Padres: Léonce y Christophe) y confirió el ministerio del lectorado y el acolitado a 16 lectores (1 de los Padres) y 14 acólitos (5 de los Padres).

Ese día también fue la toma de túnica de Sion de 21 novicios de los Padres de Schoenstatt y la consagración de cuatro novicios en Nigeria.

Léonce y Christophe ya ordenados diáconos

Ordenación de diáconos   

Una ordenación sacerdotal o de diácono es una increíble experiencia por estas tierras, pues Burundi es un país de fe sin comparación cuyo pueblo tiene una inmensa capacidad religiosa.

Según la costumbre local de los Padres de Schoenstatt, cuando hay ordenación de diáconos lo hacen junto con las ordenaciones de la diócesis, y cuando se trata de la ordenación sacerdotal, lo hacen «en casa», en la gran iglesia de peregrinos en Monte Sion Gikungu.

Saliendo hacia una parroquia perdida en medio de las montañas

La costumbre de las diócesis aquí en Burundi es alternar el lugar de las ordenaciones en diferentes parroquias, de modo que los feligreses de cada lugar – que tienen mucho interés en participar y ser anfitriones – puedan vivir intensamente este gran acontecimiento. En esta ocasión, la ordenación tendría lugar en una parroquia perdida en medio de las montañas, a 2 horas de camino en bus desde Bujumbura.

Así que partimos en dos buses alquilados aproximadamente 70 personas, entre ellas, 8 de nuestros padres con todas nuestras vocaciones: candidatos (9), novicios (10) y estudiantes (17), además de las hermanas que nos colaboran, parientes, etc.

Miles de personas vienen a participar

¡Para mí era imposible poder contar tanta gente! Hombres y mujeres, familias enteras con bebés, niños y jóvenes habían caminado horas para ser parte de este feliz suceso. Yo creo que eran mínimo unas 10.000 personas y máximo… ¡no sé!,  entre 20 y 30 mil.

Llegando tomaban lugar en las colinas aledañas que rodean una gran cancha de fútbol que había sido transformada en altar. Habían venido motivados por la fe, trayendo algunas provisiones y listos para vivir y participar intensamente en la experiencia de una misa de 5 horas con cantos, danzas, música y mucho colorido. Al finalizar la misa deben iniciar el camino de varias horas a pie hasta llegar a comer y a descansar en sus hogares.

¡Es una experiencia total! ¡Para ellos la fe es muy importante y vale la pena el sacrificio!

 

Santuario Mont Sion Gikungu

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Fuente: https://estrellamisionera.blogspot.de/

Adaptación para schoenstatt.org: María Fischer y Gabriela de la Garza

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