Publicado el 2016-02-19 In Iglesia - Francisco - Movimientos

Francisco en mi México: Testimonios de schoenstattianos mexicanos (1)

FRANCISCO EN MÉXICO, Misa en Guadalupe, por Josefina Martínez •

Me da mucho gusto tener esta oportunidad de relatar mi experiencia del encuentro que tuve con el Santo Padre.

Todo fue un regalo de Dios y de la Mater. Pude entrar al atrio de la Basílica de Guadalupe a la Misa que ofició ahí el Santo Padre el sábado 13 de febrero.

Yo no tenía pase para entrar, y le rogué mucho a la Mater que me concediera la bendición de poder asistir. El día anterior recibí, no solo un pase, sino tres, por lo que pude ir con dos sobrinas y vivir esta experiencia hermosa con esas personitas a las que quiero muchísimo.

Llegamos a la Basílica a las 11 de la mañana, después de pasar seis controles de seguridad. El ambiente entre los que estábamos allí era de fraternidad, de compañerismo. Todos nos ayudábamos, nos tendíamos la mano, compartíamos el bocadillo y agua. Se sentía el amor fraterno entre nosotros. Estuvimos cantando y ensayando eslóganes mientras esperábamos la llegada del Santo Padre.

Me imaginaba que así sería estar en la época de Jesús

Cuando poco antes de las 5 de la tarde le vimos entrar, la emoción era incontenible. Lloramos al verlo y sentir su mirada y su bendición. Me imaginaba que así sería estar en la época de Jesús y esperarlo, escuchar sus sermones y sentir esa mirada llena de amor que nos muestra el rostro de Dios.

Realmente se sentía la presencia de Dios entre nosotros. La Misa estuvo hermosa y para mí, comulgar ese día fue muy especial. Realmente sentía el abrazo de Jesús conmigo, con mi familia. Y puse a todos los que quiero, a los que no quiero, a los que me caen mal y a los que yo no les caigo bien, en manos de la Virgen de Guadalupe, nuestra querida Mater, cuya presencia también se sintió en todo momento.

Fue una bendición enorme haber estado allí. ¡Realmente soy una mimada de Dios y de la Virgencita de Guadalupe!

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1 Responses

  1. Miriam Marin dice:

    Deseo compartirles que mi esposo y yo también estuvimos ahí, también fue un milagro haber conseguido dos boletos, padezco artritis reumatoide y ese día entra la entrada y la salida caminamos más de 5hrs, más las 9hrs que ahí permanecimos en espera de Su Santidad, entre cantos, alabanzas, porras, rezo de rosarios, etc fueron momentos increíbles, cuando llegó su Santidad el atrio se lleno de una inmensa alegría, nuestro corazón se hizo tan inmenso que no cabía en nuestros cuerpos, la Eucaristía, el momento cumbre de ese día maravilloso, y luego cuando Su Santidad se quedó a solas con Nuestra Virgen de Guadalupe, nuestra Madre, ahí los dos lloramos como jamás lo habíamos hecho; de felicidad, de reconocimiento, de alegría por ser mexicanos, de humildad, de amor, de un inmenso orgullo de SER CATÓLICOS.
    Sumando las 9hrs en espera, más las 5hrs caminando para entrar y salir, más las casi tres horas entre la Eucaristía y los momentos que Su Santidad estuvo platicando con Nuestra Morenita del Tepeyac, mi cuerpo no podía más, a la salida prácticamente salí totalmente incapacitada, aunque en un receso fui a la Cruz Roja para que me dieran mas analgésico y aguantar, no fue suficiente, ya no podía caminar, no podía ni mover las manos y brazos, lo mismo los tobillos y rodillas, aunque tome los medicamentos del día. Pero a pesar del dolor, de la incapacidad de moverme, lo volvería a hacer pues mi fe, mi amor por Dios, mi catolicismo y mi amor por mi Morenita del Tepeyac es MÁS GRANDE QUE MI DOLOR FÍSICO, A DIOS AGRADECEMOS INMENSAMENTE LA OPORTUNIDAD DE ESTAR AHÍ. Pero no todo termina ahí, hemos comenzado a llevar a cabo las tareas que Su Santidad nos dejó a todos los mexicanos, sin hacer la tarea, nada tendría valía alguna. Así que debemos ponernos en marcha de inmediato, de lo contrario la enorme felicidad y dicha vividas se volverán en tristeza al paso del tiempo. Una abrazo a todos,,y a llevar a cabo las tareas que Su Santidad nos dejó durante su visita a este México hermoso.

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