Francisco en Paraguay, María Esther Duarte, Ciudad del Este •
Desde el viernes cuando llegamos a Asunción, (mis hijos Miguel, Enrique, Esther y yo) a la misma hora que el Papa llegaba a Paraguay, en el aeropuerto empezamos a vivir momentos inolvidables y emotivos.
Avanzando por las calles sin darnos cuenta llegamos hasta enfrente del Santuario Joven donde estacionamos, y fuimos caminando hasta el cordón por donde pasaría el Santo Padre, (en el papamóvil) para dirigirse a la Nunciatura. Una vez ubicados pudimos ver aproximarse al Papa saludándonos, en ese momento intercambiamos miradas que quedarán por siempre dentro de nosotros.
Desde el sábado en Ñu Guasú, (a las 14:30 h nos ubicamos en el acceso 1) esperábamos que fuesen las 18:00 h para que se abran los portones; durante el tiempo de espera cantábamos, rezábamos oraciones y rosarios.
Una vez que se abrieron los portones empezamos a caminar por el barro aproximadamente dos kilómetros y llegamos al sector B2, donde nos ubicamos a las 19:00 h, ya nomás empezando la vigilia que acompañada de cantos, grupos musicales y oraciones culminó a las 07:00 h del domingo.
Y se aproximaba el momento tan esperado; a las 09:30 h llegó el Papa en el papamóvil saludando, y la multitud lo recibió cantando el himno oficial “Gracias Santo Padre”, a continuación se dio inicio a la tan esperada Santa Misa.
Y así culminó nuestro domingo, con la bendición del Santo Padre. Desde allí vivimos el momento de la despedida en el aeropuerto, permanecimos hasta que el avión desapareció en el cielo; llorábamos de tristeza y reíamos de alegría por haber tenido la bendición de vivir ese momento, y ser parte de la historia de la venida del Papa Francisco a Paraguay, teniendo la esperanza de que pronto vuelva a visitarnos.