Publicado el 2017-01-29 In Misiones

«Con María, Generación Misionera: ¡o Cristo o nada!»

BRASIL, Lucas Campana, vía jumasbrasil.com.br

«Con María, Generación Misionera: ¡o Cristo o nada!», fue el lema que incendió a casi 100 jóvenes de diferentes ciudades de Paraná para salir en misión y dejar un poco del amor de Cristo en los hogares y la comunidad. Todos se reunieron en Cornélio Procópio para que la tarde del viernes 13 ocurriese la segunda pre-misión, que organizada por los sacerdotes, estaba llena de consejos para que todo saliese bien en una misión más. Poco después, a las 17h, se celebró la misa y fue en el momento del envío, donde cada misionero se encontró con su par. Este año 2017, la ciudad elegida fue Abatiá, que está a unos 60 km de Cornelio Procópio. Y desde el momento de la llegada, mostraron una gran alegría al recibir a la Juventud Masculina allí. Varios miembros de la comunidad esperaban a los misioneros en frente de la parroquia para recibirlos y ofrecieron un aperitivo. Cada comunidad se dirigió al colegio donde pasaría los ocho días de mucha unión y entrega.

El sábado tuvieron un retiro con los asesores, para que todos pudieran reflexionar sobre la semana que vivirían, y entraran en el espíritu de la misión. Con el corazón motivado, todos salieron por la tarde para el primer momento de la visita a las casas. Durante dos días, mientras los misioneros reunían mayor experiencia, los hogares también se hicieron aún más receptivos.

El centro de la Misión Cristo Tabor 2017 fue María

La capilla, el sitio más importante de la comunidad, comenzó a albergar muy fuertes momentos de espiritualidad. Lucas Braga, uno de los responsables de espiritualidad, comentó un poco sobre la preparación de estos momentos: «Cuando empezamos a preparar la espiritualidad de la Misión de Cristo Tabor en 2017, nos enfrentamos a la dificultad de no hacer más de lo mismo, de tratar de cambiar muchas de las dinámicas y experiencias. Esto no era un deseo regional de Paraná solamente, sino del espíritu de Jumas Brasil. La idea principal era siempre tratar de sorprender a los misioneros, hacer algo que ellos no esperaban». Como dice el lema, el centro de MCT 2017 (Misión de Cristo Tabor 2017) era María, y Lucas refuerza la razón: «La decisión de María como un elemento central de las misiones fue una decisión fácil, porque al ser el año jubilar dedicado a ella según lo establecido por la CNBB (Conferencia Nacional de Obispos de Brasil). Pero ahora debemos tratar de hablar de María de una manera diferente, porque nos guste o no, la espiritualidad de las misiones ha sido siempre mariana. A partir de esto, la regional Paraná decidió buscar puntos de vista más allá de Schoenstatt para preparar las vivencias, con el fin de tratar de no hablar de lo que se ha dicho varias veces «- y añade – «Por desgracia, no pudimos cambiar mucho la estructura de la espiritualidad de las misiones, pero el resultado espero que haya sido bueno. Esto, por supuesto, mucho depende de la experiencia de cada misionero. Para mí fue una misión muy notable porque pude profundizar aún más el espíritu misionero. Por supuesto, no podemos olvidar que el resultado final de la espiritualidad sólo fue posible gracias a todo el equipo de secretaría de la regional Paraná, a los asesores y sobre todo al cuidado de la Madre de Dios, que siempre está guiando para que todo vaya de acuerdo a la voluntad de su Hijo».

La Noche Misionera y la Noche de la Juventud

Como ya es tradición, durante la semana hubo dos noches especiales: la Noche Misionera y la Noche de la Juventud. En la primera, se realiza una cena seguida de otra hora más distendida, cuando una comunidad entrega un regalo a la otra y termina con un fuerte momento de espiritualidad. La segunda es una gran celebración de los misioneros para la comunidad. Comienza con varias canciones animadas y también termina con una adoración, recordando las dos grandes características de las MCT: la alegría y el amor a Cristo.

La Misión se renueva

Como viene sucediendo desde hace unos años, la Misión se renueva mucho en relación a los misioneros. Este año, casi la mitad de ellos participó por primera vez. El testimonio de Paulo Henrique Rigon retrata bien cómo los chicos sienten la primera experiencia: «Al principio, estaba muy ansioso por ir, pero con una punzada de no adaptarme a mi comunidad de pares y no poder hablar en las casas. Pero en el primer día ya fui muy bien recibido, tanto en la comunidad como en la ciudad. Fue divertido despertar todos los días junto a buenísimas personas y saber que podía hacer una diferencia para alguien que sólo necesita a alguien que lo escuche. Otra cosa muy buena que tienen las misiones es la proximidad que se tiene con las personas que se quedan en su comunidad hasta el punto que, cuando vaya a casa, extrañaré despertar a las 7 AM. De las vivencias ni que hablar, siempre una mejor que la otra! Siempre muy tocantes y haciéndonos pensar lo pequeños que somos».

En las misiones realizadas en Abatiá, los tres responsables fueron Thiago José, Luis Fernando Funari y Renan Aprígio. Fueron ellos los que, con la ayuda del Comité Central, hicieron que todo saliera de la manera más provechosa posible. Se requería, por supuesto, mucho esfuerzo, además de la dedicación y la fuerza de la comunidad para ayudar a los misioneros. Thiago, coordinador general, explica sobre la elección de la ciudad para la misión: «No podría haber sido mejor. Fueron días de gran tensión hasta que pudimos definir la ciudad a la que iríamos a misionar, y yo como coordinador de estas misiones sufría aún más con toda esta incertidumbre. Pero entonces, la Madre de Dios está allí y, como siempre, nos muestra que no hay que preocuparse, que todo está en el plan de Dios, y de la nada hace que todo sea adecuado para que las misiones se realicen en la ciudad de Abatiá». Y aún todavía completa: «Puedo decir con todas las letras que nunca hemos visto una bienvenida tan grande y amorosa en otras localidades, en el primer año de misión en la ciudad. La voluntad de la comunidad Abatiá fue enorme, tanto de las personas que nos ayudaron directamente, así como la recepción de las personas en sus hogares, que siempre nos recibieron con las puertas abiertas de verdad, con una sonrisa en el rostro y la alegría por estar ahí. Entonces la palabra ahora, después de la misión es la gratitud, no hay otra palabra mejor. Gratitud a Dios y a la Madre de nuevo para mostrar la confianza de que todo va bien; agradecimiento a todos los misioneros, en especial a todos los del comité central, tan comprometido con el éxito de estas misiones; y «agradecimiento a toda la comunidad Abatiá, que dieron un verdadero espectáculo, gracias de nuevo».

Después de todos estos días, los misioneros volvieron a casa con la sensación de haber dejado todo lo que podían en la ciudad de Abatiá, pero la misión continúa ahora diariamente, en las pequeñas y grandes actitudes de la vida personal de cada uno de ellos.

 

Fuente: jumasbrasil.com.br

Original: Portugues. Traducción: Kikito Vázquez, Asunción, Paraguay

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