ITALIA, 20 de enero de 2016, Claudia Minici, Santuario de Schoenstatt Cor Ecclesiae, Roma •
El pasado miércoles 20 de enero se realizó una gran serenata a María, fue el primer gran acontecimiento juvenil en el Santuario Cor Ecclesiae, de las Hermanas de María en Roma. Un momento de recogimiento “canoro”, acompañado con guitarras, maracas y batería. La emoción fue muy grande, no solo porque el Santuario acogió a más de cincuenta jóvenes, entre universitarios y adolescentes, sino también porque se intercambiaron testimonios entre los misioneros más antiguos y los nuevos. El año 2015 fue muy importante para toda la comunidad schoenstattiana de Roma: la Mater quiso darnos un gran regalo con la llegada de tres muchachos paraguayos (Nicolás, Jorge y Braulio) que dedicarán un año de su vida al servicio del Movimiento.
Nico, Braulio, Jorge: ¡gracias!
Si alguien te preguntara como hace la Mater para transformarnos en instrumentos vivos de su amor, bastaría pensar en la experiencia de estos tres muchachos. Llegaron al viejo continente un poco perdidos, sin conocer el idioma ni la cultura italiana, y sin embargo, todos consiguieron tocar profundamente el corazón de cualquiera con quienes se cruzaron. E incluso en los momentos más difíciles, cuando todo parecía una siembra sin grandes resultados, allí mismo la Mater se hacía sentir más cercana, inspirándoles tenacidad y esperanza. Porque los tiempos de los hombres no están perfectamente sincronizados con los de Dios.
Mauricio, Juan María, Rodrigo y Martín: bienvenidos
Como se ha dicho, fue un año muy importante porque se sentaron las bases para el nacimiento de las juventudes femenina y masculina de Schoenstatt en Roma, y a la vez cuatro nuevos misioneros (Mauricio, Juan María, Rodrigo y Martín) trabajarán en su consolidación. Sumando todo, Schoenstatt es una realidad relativamente nueva en Italia y no basta solo el entusiasmo del momento para arraigar en los corazones jóvenes la presencia de María, como intermediaria preferida por Dios.
Un llamado a comprometerse
Estoy segura de que todos los jóvenes que participaron, algunos más otros menos, recordarán esta serenata como un momento importante de su vida espiritual. Esta serenata fue un llamado a comprometerse, tal como lo hacen los misioneros, por amor a María. La donación de sí mismo a los demás es un regalo, no solo para quien lo recibe, sino sobre todo para quien lo hace. De esto se trató en esta serenata, más o menos conscientemente: un verdadero testimonio para las generaciones presentes y futuras.
Original: italiano. Traducción: aat, Argentina