Publicado el 2017-05-25 In Casa Madre de Tuparenda, Obras de la misericordia

Casa “de los milagros” Madre de Tupãrenda…

PARAGUAY, Ricardo Acosta, abogado •

El pan de los hijos y las migajas que caen…

Uno escucha mucho sobre grandes milagros en los renombrados santuarios como Lourdes, Fátima, Luján o el mismo Caacupé, en Paraguay. Pero nunca me imaginé que vendría a presenciar milagros a la sombra del Santuario de Schoenstatt en Tupãrenda. Siempre me recuerda al pasaje bíblico del Evangelio de San Mateo 15,25-27: la mujer cananea que buscaba un milagro para su hija endemoniada, que insiste a Jesús que la asista: «Ella, no obstante, vino a postrarse ante Él y le dijo: «¡Señor, socórreme!»».

Él respondió: «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los cachorros». «Sí, Señor – repuso ella -, pero también los cachorros comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos».

Panadería, Casa Madre de Tuparenda

Carencia de humanidad

Tanta necesidad existe, que suplicamos las migajas de la mesa del amo. Pero sin darnos cuenta, de que los necesitados realmente no somos nosotros, sino los menos favorecidos, sin oportunidad y abandonados a su suerte, que ni migajas recibieron.

No es que sea escéptico en esas cosas, sino que cuesta creerlo… Desde que comencé a trabajar en el área legal de la Casa Madre de Tupãrenda (CMT), siendo abogado me concentraba mucho en lo judicial y casi me olvidaba de la persona. Justamente, cada uno de los que participan en el proyecto fueron a parar a los centros educativos de adolescentes, porque nadie les vio como personas valiosas e importantes. Palabras textuales en una de mis visitas a las comisarías, un oficial me dice: «Perdés tu tiempo por ellos, ellos no tienen solución, no se van a recuperar». Yo me quedé con un nudo en la garganta de la rabia que me generó ese comentario. Y ese mismo día, cuando estaba volviendo a la CMT, me pregunté a mí mismo, ¿vos crees en ellos?

Visitante de Portugal en la CMT

Abrir los ojos del corazón

A partir de ese momento todo cambió. Ya miré más allá del expediente de su historial, veía a la persona pidiendo una oportunidad, comenzaba a notar la carencia que pasaron y siguen pasando algunos de estos jóvenes.

Desde ese mismo día, mi mirada y mis palabras hacia ellos cambiaron. Ya los consideraba como mis hermanos menores y que me necesitaban, no porque yo tuviera la fórmula secreta de cambiar sus realidades o su historia personal , sino porque ellos pueden confiar en mí y yo puedo brindarles mi confianza. Aún a sabiendas que muchos de ellos no cumplirán con su compromiso o promesa, pero sabrán que alguien les recordará, que alguien confió en ellos y por eso no los maltratará o denunciará. Alguien vuelve a creer nuevamente en ellos, cosa que ninguno tuvo en su vida.

La mayoría de las veces estos chicos sobrevivían a las migajas que recibían: más tiempo en las calles que en su casa; menos abrazos de mamá o papá, porque están ausentes; no están en las escuelas, porque cumplen el rol de sostén en el hogar… y miles de situaciones que les impidió  calmar el hambre que llevaban no solo física, sino por sobre todo del alma. Todo esto porque «los amos» no les dábamos suficiente, tampoco suplicábamos ni éramos insistentes como esa mujer cananea. La fe de esa mujer conmovió a Jesús y su hija se recuperó.

Milagros vivos

Presenciando milagros

¿Por qué uno pierde la fuerza tan rápido para luchar por ese milagro? Un milagro en el cual uno es protagonista, es el canal. Uno puede presenciar cómo se va gestando y se va concretando ese fenómeno sobrenatural fantástico, pero que a la vez mereció la intervención de muchas personas, que a pesar de los resultados adversos, no pierden la esperanza.

Los tres primeros

Se avecinan los tres primeros egresados de este centro, que cambia decenas de realidades día tras día. Son los primeros que completan los nueve meses del proyecto CMT, nueve meses que decidieron darse la oportunidad de mejorar; de luchas y perseverancia; nueve meses de tropiezos, pero sobre todo de levantarse siempre de las caídas, habrán caídos cien veces, pero se levantaron ciento uno veces. Ellos son los primeros de los tantos que atestiguaremos.

Ricardo Acosta durante su trabajo en la Casa Madre de Tuparenda

Alianza y compromiso

Gracias al Ministerio de Justicia y los innumerables colaboradores y bienhechores, por la confianza en la Casa «de los milagros» Madre de Tupãrenda, ya que sin el apoyo material y espiritual de cada uno, sería casi imposible llevar a cabo esta obra. No hacemos magia, sólo brindamos oportunidades a los que realmente las necesitan.

Continúa alianza estratégica entre el Ministerio de Justicia y Fundaprova para rehabilitar a jóvenes, 18.05.2017

Ministerio de Justicia: Continúa alianza estratégica entre el Ministerio de Justicia y Fundaprova para rehabilitar a jóvenes

¿Quiere usted, quieren ustedes como grupo, comunidad, diócesis, rama, curso de federación, Instituto… ser parte de este milagro?

Es tan fácil… Con su oración diaria para uno de los jóvenes en la Casa, con su aporte al Capital de gracias por ellos y si, con otro capital también, pues estos jóvenes necesitan comida y ropa, herramientas y atención profesional… Cada Euro, Dólar, Peso, Guaraní o Franco… vale. ¡Muchísimas gracias!

 

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Uso previsto: P. Pedro Kühlcke, Casa Madre de Tupãrenda

 

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Celebrando el gran abrazo misericordioso de Dios en la Casa Madre de Tupãrenda

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