Italia, Sicilia, Patricia Carollo, periodista •
La familia no es siempre y solo la de nuestro origen. Jesús decía por otra parte: “Deja todo y sígueme. Tu familia será centuplicada”. Y bien, existe también la Familia de Schoenstatt, querida y pensada por su Fundador, el Padre José Kentenich, que en 1914 en Alemania, junto con un grupo de seminaristas se consagró a la Virgen, en una capilla, que después se transformó en el Santuario de la Virgen de Schoenstatt. Tal consagración fue llamada “Alianza de Amor” y se convirtió en el núcleo de todo el Movimiento que con el tiempo se difundió en todo el mundo, con cerca de 200 réplicas del Santuario Original. De uno de estos Santuarios Filiales, en el sur de Brasil, en el año 1950, el Siervo de Dios Joao Pozzobon, comenzó a llevar la Imagen de la Virgen de Schoenstatt por las familias, las cárceles, los hospitales, las escuelas, hasta que llegó a ser la misión de su vida, con el fin de ayudar a María a llevar a Jesús a todas las “periferias”. Tal misión llegó a Italia en 1997, y sus responsables hoy son el Padre Juan José Riba y la Hermana M. Ivonne Zenovello. Cada vez son más numerosas las parroquias y las diócesis comprometidas, con miles de familias que mensualmente reciben la Imagen de la “Madre Tres veces Admirable”. Se preguntarán, ¿por qué tres veces? Porque es hija de Dios Padre, Madre de Jesús y esposa del Espíritu Santo. 
Por lo menos eran 1.500 las personas presentes, llegadas de muchas diócesis
El 19 de abril, en el Hotel Saracen, la “Familia de Schoenstatt” se ha reunido en Sicilia para el habitual encuentro regional (este año fue el 10°) para que la gente que comparte el ideal puedan estar juntos por un día. Por lo menos eran 1.500 las personas presentes, llegadas de muchas diócesis, con el fin de rezar y compartir la misión que el Papa Francisco en octubre de 2014, durante el Jubileo de los 100 años de la fundación del Movimiento, ha confiado para el 2015 y los años siguientes, con estas palabras:
Al impartirles la bendición, los envío como misioneros para los próximos años. Los envío no en mi nombre sino en el nombre de Jesús. No los envío solos, sino de la mano de nuestra Madre, María, en el seno de nuestra Madre, la Santa Iglesia. Los envío en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”
Quien se dedique a la evangelización con la Virgen Peregrina no lo hace, ni por la devoción, ni por una estrategia exclusivamente pastoral, sino porque ha sentido que recibió una gracia (“gratuitamente la recibieron, gratuitamente la dan”, Mt 10,8) y desea “corresponder” poniéndose al servicio de la transformación de las conciencias y de las familias. Como ha recordado, además Fray Benigno de Jesús Pobre de los Frailes Menores Renovados, en el encuentro: “La Virgen María, siempre ha sido una madre-educadora. Jesús ha aprendido con Ella a comer, a hablar, a rezar. Y desde el cielo, la Virgen sigue siendo una madre educadora. El lema de Schoenstatt dice: “Nada sin Ti, nada sin nosotros”. ¿Qué nos quiere decir? Volverse sus oídos, sus ojos, sus manos. Tenemos el deber de llevar a los hombres a creer en la vida que vendrá, a creer en Jesús. Por lo tanto la invitación queda clara, dice Fray Benigno: “Es necesario reanimar la propia fe y convertirse, para volverse todos como Joao Pozzobon que ha llevado a María familia por familia. Pero, para realizar eso, es necesario comprender primero qué es la Fe”. Nuestro franciscano, exorcista de la Diócesis de Palermo, nos da consejos: “La fe transforma la vida, porque tomamos conciencia que tenemos a un Dios-padre que nos ama, de la misma manera que ama a su propio Hijo. Esta realidad, nosotros no la comprendemos solos, sino siempre a través de Jesús. La “conquista de salvación” es por lo tanto, la luz de Jesús muerto y resucitado. Y continúa, diciéndonos lo que no es fe: “Fe no es el simple conocimiento de la verdad de fe, conocer al dedillo los textos sagrados. No es solo ir a Misa los domingos, o casarse, o bautizar al hijo en la iglesia. Fe no es ni siquiera diversión o folclore, ni fanatismo o magia. Concluye: Fe es confiar en Dios, en su Palabra, a pesar de lo que pueda ocurrir en nuestra vida. Creer que Dios te ama aunque se te muera un hijo. Porque si Dios no interviene, no es porque no nos ama sino porque tiene un proyecto de amor para nosotros. Si no ¿cómo habría podido dejar morir a su Hijo?
Mi hija voló al cielo en setiembre de 2014, a los 7 años
Antonela Vernengo, de Misilmeri, al escuchar estas palabras en el encuentro nos dice que tiene la impresión de que Fray Benigno está hablando de ella. Le preguntamos si podía darnos su testimonio escrito (considerando el contexto, un retiro espiritual) y la respuesta fue positiva. Por lo tanto, aquí está: “Me llamo Antonela, esposa de Tony, mamá de Gaia y de Jorgelina, mi ángel, a través de la cual he conocido a la Virgen de Schoenstatt. Mi hija una nena espléndida, inteligentísima, se enfermó de leucemia a los 6 años (setiembre de 2013). Inició un tratamiento pero en marzo de 2014 ya no le hacía efecto. Los médicos decidieron darle una nueva quimio, que si no hubiera respondido a ella, la hubiera perdido. Estamos en abril cuando en mi parroquia llega la Virgen de Schoenstatt: me ofrecieron llevar la Virgencita a casa pero la rechazo. El 25 de abril comprendo que la enfermedad de Jorgelina no ha respondido a la nueva quimio. Evitamos mirarla para no interrumpir su flujo de ideas. La señora Antonela, en manera insospechable quizás también para ella misma, está realizando el ideal de la Virgen de Schoenstatt: “Gratuitamente han recibido, gratuitamente dan”. En efecto, leeremos: “Destruida por el dolor de perder a mi hija, me aferro a todo, comienzo a rezar a Dios y a la Virgen: espero un milagro. Por segunda vez me preguntan si quiero recibir a la Virgen Peregrina en mi casa y acepto.
Está conmigo ahora, entre mis cosas domésticas, la observo, paso a su lado, pero igualmente no logro recurrir a ella. Llena de sufrimiento por ver también a mi hija sufrir pienso que si Jesús y la Virgen existieran deberían, de todos modos, ayudarla.” Se detiene, le corren algunas lágrimas y concluye: “Mi hija ha volado al cielo en setiembre de 2014, a los 7 años. De atea que me había vuelto, en Jorgelina he visto a Jesús en la cruz. Fue ella la que me hizo acercar a Dios y a la Virgen. Por tercera vez llega la Virgen Peregrina a mi casa, después de un mes de la partida de mi hija al cielo. Ahora, después de 7 meses de su muerte, formo parte de la “Familia de la Virgen Peregrina”. Cuando llega a casa la pongo junto a la foto de mi hija y desde el fondo de mi corazón se la confío a Ella, mamá de todos nosotros”. Antonela está intentando, con todas sus fuerzas, seguir adelante, a pesar de llevar el luto más grande que pueda existir, el de un hijo. Y como la Virgen María, como desea la misma Virgencita de Schoenstatt, se está volviendo mamá-educadora de otras madres. Y volvió incluso a rezar para tener fe, cambiando su mentalidad. Si supieran que hermosa estaba mientras hacía palmas al ritmo de los cantos en la iglesia.
En Sicilia la Campaña llegó en el 2003, transmite el Padre Ludovico Tedeschi, en Marineo (Diócesis de Palermo), en Marsala (Diócesis de Ma zara del Vallo), sucesivamente en Carini (Diócesis de Monreale), en el 2009 en Barcellona Pozzo di Gotto (Diócesis de Mesina), en el 2011 en el Esparchia di Piana degli Albanesi y en las Diócesis de Agrigento y en la Piazza Armerina, y en el 2014 en la Diócesis de Ragusa.
Siendo Sicilia una tierra fuertemente ligada a la Virgen, la Campaña está teniendo una gran difusión. Ya son 650 las Imágenes en 57 parroquias y más de 7.000 familias que mensualmente reciben la Imagen de la Madre Tres veces Admirable de Schoenstatt.
Ella es mi madre del cielo,llego a mi cuando estaba por perder mi segundo marido de cáncer en la cabeza,como físicamente no podía salvarlo losalvo espiritualmente el era agnósticos y murió cristiano creyendo en diosy la virgen de schoenstatt,la visite por primera vez en octubre 18 de octubre y el murió en noviembre del 89 gracias madrel ahora estoy en el secretariado del padre Kentenich del santuario de san Isidro en argentina