Publicado el 2017-01-26 In Schoenstatt en salida

Brochero camina, Brochero acompaña, Brochero transforma…

ARGENTINA, P. José María Iturrería •

¡Llegamos! Tras seis días y 150 km de peregrinación, los «carteros del  Brochero» arribamos al Santuario de la Virgen del Tránsito y del Cura Brochero, donde descansan los restos del Santo Argentino.

“¡Camino de Brochero!… ¡Tras las huellas del Santo!” fue el lema que resonó a los gritos varias veces dentro del Templo lleno de gente de todas las edades, todos devotos del Santo Cura. Habíamos llegado, y compartimos con todos los que nos veían nuestra alegría, luego de un gran esfuerzo físico y de un camino de conversión espiritual.

Cada uno de los caminantes había vivido seis días únicos, llenos de vivencias, y de un profundo encuentro con Dios a lo largo del Camino, siempre bajo el manto protector de la Santísima Virgen, cuya imagen Peregrina llevamos en andas durante los 150 km recorridos.

El Santo Cura caminaba con nosotros

Habíamos recorrido el mismo camino que incontables veces recorriera el mismísimo Cura Brochero, llevando a multitud de gauchos y paisanos a hacer los Ejercicios Espirituales de San Ignacio. Y en verdad, más de 100 años después de su partida, todavía sentimos que el Santo Cura lo sigue recorriendo con nosotros. ¡Y así fue! La imagen del Cura nos recibió en el Santuario de Schoenstatt en Córdoba y nos esperaba en la Catedral Metropolitana, y por pura providencia, llegamos a Mina Clavero en el preciso día de la Solemne Dedicación del Templo en su honor, la primera en Argentina y en el mundo. Pudimos participar con los jóvenes peregrinos como “invitados por el Cura Brochero”.

Llegar a la tumba del Santo y entregarle, en persona, todas las oraciones y súplicas que nos habían confiado tantos fieles devotos en estos días, fue una satisfacción y un honor. Estamos muy agradecidos de haber sido “instrumentos” y “carteros” personales de Brochero.

El Camino de Brochero fue un escuela de vida

Cada uno de nosotros ha tenido vivencias personales muy profundas, donde experimentamos la gracia de Dios, y se renovó nuestro anhelo por la santidad, siguiendo las huellas de Brochero. Comparto algunos testimonios de lo que fue este Camino para estos jóvenes:

“El Camino de Brochero fue para mí una escuela de vida; en ella experimenté todo tipo de experiencias. Como miembro del equipo de cocina (éramos 3 para 62 personas), quería «mimar» a los peregrinos siempre que pudiera, estar siempre a su disposición y ocuparme de todas sus necesidades. Obviamente no daba abasto, me había puesto la vara muy alta y me puse nervioso al sentir que no podía cumplir con lo que me había propuesto. Pero «Nada sin ti, nada sin nosotros» versa un lema de Schoenstatt y la Mater «se la jugó», hizo que del cansancio del equipo, de levantarse una hora antes para hacer el desayuno y  acostarse dos horas después preparando el almuerzo del día siguiente, se obraran maravillas y se dejaran huellas. Volví con 62 hermanos, 62 soldados de la Mater con los que caminaría mil veces más.” (Franco Gutiérrez, Córdoba, equipo de cocina).

Las manos de otro peregrino eran las manos de Dios que moldeaba mi vasija herida

“Este viaje empezó con un sí a Dios apenas unos días antes, sin saber en qué me estaba metiendo ni por qué. Al principio, sólo con la firmeza de ser un simple cartero recorriendo el camino, rezando por esas intenciones y con la seguridad de que por algo Dios me había llamado. Creía que tal vez, por mi experiencia iba a ser un humilde pastorcito arriando ovejas o caminando a su lado. Pero en el camino descubrí que tenia ocultas heridas del pasado que debía sanar. El silencio y la oración, junto al servicio y el dolor, fueron las manos de Dios moldeando una vasija que venía con magullones  y más de una saltadura, y que esas manos muchas veces era otro peregrino. El paisaje dejaba ver a Dios en cada dirección y nos hacía pequeños ante tan inmensa belleza. Sin dudas, Jesús caminaba con nosotros y se dejaba ver en cada peregrino o en cada persona que alcanzaba agua o simplemente alentaba para no aflojar. Un ángel en forma de perrito nunca nos dejó solos, acompañándonos casi todo el camino; y me marcó a fuego ver al llegar a San Roque (acompañado por un perro), a la Iglesia de Brochero. La llegaba al pueblo del Santo Cura no se puede explicar, ya que para tanta alegría y emoción no alcanzan las palabras. Un gesto me nació al volver al Santuario: arrodillarme, llevar la mano al corazón y luego a la boca, soplando como uno sopla un beso, y entregar el corazón a Nuestra Madre como en la Alianza de Amor” (Esteban Cabrera, peregrino de La Plata).

Una locura que se transformó en querer vivir la santidad de la vida diaria

“150 km a pleno sol, durante las vacaciones y caminar 30 km por día parece una locura. Y si, es una locura, pero de amor. Una locura que se vuelve fraternidad y solidaridad, compartir y caminar. Durante estos días tuvimos la certeza de que no caminábamos solos, que María se hacía presente en cada acontecimiento, en los vínculos, en la naturaleza que nos rodeaba, en la oración y que el Padre Brochero iba cabalgando en su mula «Malacara» por los senderos que transitábamos. Una locura que se transformó en un anhelo por querer vivir la santidad de la vida diaria de una forma concreta y vivida en el día a día, con sencillez y entrega. Una locura que se transformó en comunidad orante, donde muchas almas depositaron sus plegarias y anhelos en nuestras manos, y pasaron a las manos de nuestro Cura Gaucho. Comprendimos que la vida, muchas veces se hace un día de 30 km. Donde comienzan a salir ampollas que molestan al caminar, donde el calor se hace insoportable y quiere hacernos abandonar el camino, donde el no ver cerca la meta me desilusiona y me hace perder las esperanzas.  Todo esto puede pasar en nuestra vida diaria, pero no caminamos solos, caminamos con muchos otros hermanos en Alianza, caminamos de la mano de la Mater, caminamos de la mano de los santos, y Dios de una manera providente y llena de misericordia, nos va conduciendo por sus caminos. El Camino de Brochero nos animó, una vez más, a luchar por la santidad, a transmitirla y a vivirla en nuestras vidas” (Juan Elías, Córdoba, equipo de espiritualidad).

Brochero: un modelo inspirador de un sacerdocio santo

“La peregrinación fue para mí un encuentro con Dios, con los hermanos y conmigo mismo. Descubrir la vida del Cura Brochero, santa y fecunda, fue una gracia que facilitaron esos encuentros. Se rezó mucho en el camino y se ofreció cada paso por muchas intenciones, eso me encantó. Me llevo de estos días nuevos amigos y un modelo inspirador de un sacerdocio santo” (Lucas Chiappe, Seminarista de los Padres de Schoenstatt).

Cuando terminó, me di cuenta que mi Camino comienza ahora

«-Camino de Brochero, tras las Huellas del Santo-. Así comenzaba esta gran aventura. Poner en palabras experiencias que calan hondo en el corazón es difícil. Fue algo realmente increíble. Al principio no entendía mucho pero sin embargo decidí abrirme a lo que, junto a mis hermanos peregrinos, estábamos emprendiendo. El Camino Brochero fue dejando mucho en mi corazón, realmente las huellas empezaban a hacerse realidad en mí. Cuando llegamos a la Parroquia de Villa Cura Brochero pensé: ‘Acá termina todo’. Sin embargo, me di cuenta que mi Camino recién estaba comenzando y el Cura Brochero fue sólo el gran instrumento que abrió una nueva puerta. (Juan Cruz Colombo, JM de Resistencia, Chaco, Argentina).

Ver también: Festejos por los 103 años de la pascua del Santo Cura Brochero

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2 Responses

  1. Roxana dice:

    Que hermoso chicos!! Escuchar los testimonios y ver que pudieron lograr sus objetivos!! Son un gran ejemplo para los demás jóvenes ,felicitaciones a todos y mil gracias a los chicos de Rosario que llevaron mis intenciones.

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