Publicado el 2016-12-11 In Schoenstatt en salida

Bendición de niños, Bendición de Dios

ARGENTINA,  Roberto Liñares

A las puertas del Santuario “Tabor de María, corazón de la ciudad”, en el barrio de Belgrano, de la ciudad de Buenos Aires, en la tarde del 16 de noviembre, aniversario del nacimiento del P. José Kentenich, se realizó la bendición de niños y mamás embarazadas, y de aquellas mujeres que desean poder tener un hijo.

Sólo escuchando previamente y al pasar, las voces de los niños, la emoción de las madres, el fluir de los peregrinos y la espera anhelante de todos ellos, se comprende que no era una simple convocatoria sino una necesidad de encuentro, de oración, de pedido, de esperanza y alegría.

Hoy me he enterado que voy a ser mamá

En los rostros y las miradas, se advertían las diversas historias de vida. Desde la madre con el vientre lleno de vida, que acariciaba su ajustado vestido, y que hoy ya acuna y amamanta a su hijo, hasta aquella que aún no se le ha transformado dulcemente su cuerpo, pero que frente al sacerdote que eleva sus manos, le susurra: “Hoy me he enterado que voy a ser mamá”.

Niños de distintas edades también buscaban, solos o acompañados, la bendición de Dios; algunos de la mano de sus padres, junto a sus hermanos por nacer; otros ya casi adolescentes, con una sonrisa llena de futuro.

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Bendición y fortaleza para esperar

También fue conmovedora la presencia de aquellas mujeres que, buscando el camino de la maternidad, pidieron la bendición, que significa fortaleza para esperar, entregarse y confiar en la providencia de Dios.

Acompañaban los esposos, los abuelos y los hermanos. Los papás se ocupaban de la importante tarea de contener a los pequeños que correteaban e inventaban juegos en medio de la bendición. Una y otra vez, los niños iban a Él despreocupados y la Virgen María les regalaba la gracia del cobijamiento.

María se hace Adviento para cada bebé en el vientre de su mamá

Se manifestaba con toda energía, la necesidad del pueblo peregrino de poner la vida de sus hijos en las manos de Dios. La atenta mirada de María en el Santuario se hace Adviento de Jesús y de cada bebé en el vientre de su mamá. La luz de los rostros de quienes eran bendecidos, al retirarse, irradiaba la misma presencia de Dios Padre.

Ese día también hubo lugar para la fecundidad apostólica. Se invitó a todos los niños para la preparación de nuevos “Misioneritos” para la Campaña del Rosario de la Virgen Peregrina, y para participar el próximo 16 de diciembre en la búsqueda de albergue y el pesebre viviente, presintiendo el nacimiento del niño Jesús en la Nochebuena.

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